Patrick Moore considera que la fisión es la única solución energética frente al cambio climático / Los ecologistas le acusan de convertirse en un «mercenario»
Uno de los fundadores de Greenpeace apoya el retorno a la energía nuclear
.- Patrick Moore, uno de los ecologistas pioneros que fundó Greenpeace en el año 1971, ha desatado la ira de sus antiguos compañeros al defender el uso de la energía nuclear. The Washington Post acaba de publicar un artículo suyo muy favorable a la producción de electricidad mediante la fisión del átomo. De esta manera, Moore se suma a la orquesta de los pronucleares de origen verde, cuya figura más emblemática es el científico británico James Lovelook, creador de la Teoría Gaia.
Moore hace un encendido elogio de la energía nuclear, y lo que un día pensó que podría llevarnos al «holocausto», hoy lo considera una bendición para salvarnos «del cambio catastrófico del clima». Lo negro lo ha convertido en blanco y reclama al movimiento ecologista mundial «poner al día sus opiniones».
Casi 35 años después de que Moore se embarcara en un pequeño velero junto a otros históricos de Greenpeace para acudir a las islas Aleutianas a impedir las pruebas nucleares de EEUU, este ex-ecologista que abandonó la organización en 1984, ha dado un giro de 180 grados en todos los frentes del ecologismo mundial: la energía nuclear es buena, así como los transgénicos o la explotación abusiva de los bosques.
En su artículo, Moore hace un repaso de los problemas de la energía nuclear -la seguridad, el terrorismo, las armas nucleares o los residuos de alta actividad- y los deja reducidos a inconvenientes asumibles ante el cambio climático. Los denomina simplemente «mitos de la energía nuclear». Con respecto a las armas nucleares, Moore argumenta que el mayor genocidio de las últimas dos décadas ha tenido lugar en Africa con un millón de muertes y se realizó con machetes y no bombas atómicas.
En cuánto a la proliferación nuclear, propone el «uso de la fuerza» para evitar que terroristas o países -cita expresamente los «planes malvados» de Irán- utilicen las armas nucleares con fines destructivos. Eso sí, reconoce que este aspecto negativo es el más problemático. Más incluso que los residuos del combustible nuclear quemado, para los que propone la reutilización continua en un permanente reciclado del uranio y el plutonio.
Este ex ecologista canadiense, al que muchos tratan agresivamente de «eco-traidor», trabajó incluso en las campañas de defensa de las ballenas y de los océanos. Pero nada más dejar Greenpeace, se fue a trabajar a la industria de las granjas de salmón, donde dos años después fue el presidente de la patronal del sector en British Columbia, su Estado natal.
En ese puesto, pronto se olvidó de los mamíferos marinos por su predación sobre las granjas salmoneras. Propuso incluso disparar contra focas, leones marinos y osos. En 1991, Moore alcanzó el mismo puesto, pero del sector de la madera de aquel estado. Y fue ese mismo año en el que fundó su empresa Greenspirit, una consultora ambiental que ha logrado contratos para hacer informes y estudios en casi todos los sectores industriales y para las grandes compañías de Canadá.
Remi Parmentier, fundador de Greenpeace Francia y desde hace tres años fuera de la organización, declaró ayer a EL MUNDO que «confío que el próximo cliente de Pat Moore no sea Donald Rumsfeld, pero quién sabe...».
Parmentier afirma más en serio que «si Moore se limitara a defender un solo sector, se podría creer que hace críticas con buena fe. Pero es lamentable ver cómo Moore asume el papel de mercenario de todas las empresas y sectores enfrentados al movimiento ambiental. Un día con las empresas madereras, otro con la industria nuclear o con Monsanto. Le siguen pagando con la condición de que recuerde su paso por Greenpeace hace más de dos décadas».
El enfrentamiento entre los dos antiguos guerreros del arcoiris tuvo algún episodio público en 2001, cuando Moore acusó Parmentier de usar «tácticas de la Gestapo» para hacerle callar en sus críticas al ecologismo, en un acto en el que Parmentier dice «no haber tenido nada que ver».
Al contrario que Moore, Lovelook simplemente reclama un inmediato retorno a la energía nuclear, porque «no hay tiempo que perder ante el irreversible cambio climático». Aunque sea mala para el hombre, el planeta se salvaría, según el científico.
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