Es un principio aceptado que el primer paso para trabajar
en la conservación de una especie es conocerla. Pues bien, en el caso del gato
montés (Felis silvestris) la mayor
parte de este trabajo de recopilación de datos está todavía por hacer, tanto
dentro como fuera de la Península Ibérica. Si realizamos un barrido por los
estudios realizados hasta la fecha en todo el mundo, la conclusión es que se
sabe bastante sobre su morfología y régimen alimenticio, muy poco sobre la
evolución de sus poblaciones en los últimos años y sobre las causas de
mortalidad, y prácticamente nada acerca de la que parece ser la mayor amenaza
que pende sobre la especie: su hibridación con gatos domésticos asilvestrados.
Los científicos se
muestran especialmente contradictorios en este último punto. Para algunos
autores, la hibridación es un fenómeno muy extendido y una seria amenaza para
la conservación del tipo puro de gato montés. Para otros, se trata de algo
puntual que únicamente se da bajo circunstancias de hábitat y estructura poblacional muy
determinadas, en las que la escasez de hembras puede inclinar a los machos
monteses a buscar compañeras asilvestradas. Lo que si está claro es que se
trata de un tema que preocupa en muchos países como evidencia un informe del
Consejo de Europa realizado en 1991. En él se recababa información de 17 países europeos
y de la ribera mediterránea, desde España a Bulgaria, pasando por Israel, Libia
o Marruecos.
No existe acuerdo
sobre el alcance de la hibridación
Once de estos paises citaban
la hibridación como una de las principales amenazas a largo plazo para la
especie, siendo Israel el país donde el problema es más acuciante, por la
llegada masiva de gatos domésticos en la última década.En España está confirmada
la presencia de híbridos en Sierra Morena Cataluña y el País Vasco, si bien
hay que matizar que la distinción entre gatos monteses puros, gatos asilvestrados o cimarrones y gatos híbridos se hace
únicamente en base a criterios morfológicos como el tamaño del cráneo (de mayor
tamaño en los monteses que en los domésticos) y a características externas como
el color del pelo o la forma de la cola.
Esto plantea de entrada un
problema, al no estar establecidas claramente las diferencias morfológicas entre
unos y otros. Sería necesario realizar un estudio genético de monteses, domésticos
e híbridos para encontrar posibles rasgos
diferenciadores. En este sentido va encaminado el proyecto de dos
investigadoras del Museo Nacional de Ciencias Naturales, Rosa Carcía y Rocío
Baquero, cuya intención es cruzar en cautividad a un gato montés con uno
doméstico para obtener un híbrido y, seguidamente, hacer un análisis genético
de cada uno de ellos. Rosa Carcía explica que "actualmente el problema es
saber si lo que estás encontrando en el campo es un híbrido. un cimarrón o un
mon
tés puro". De hecho, ni siquiera está clara la
distinción entre las dos subespecies de gato montés: Felis silvestris Silvestris (que englobaría a las poblaciones de Europa,
el Cáucaso y Asia Menor) y Felis
silvestris lybica (distribuida por Aftica, Mesopotamia, Palestina y norte
de Arabia), que además parece ser el antepasado salvaje de la mayor parte de
los gatos domésticos.
El único estudio terminado en
España sobre hibridación es el realizado por la Facultad de Ciencias
Biológicas de la Universidad de Extremadura en base al análisis
de 70 cráneos de gatos monteses. Aplicando distintos indices morfológicos, los
investigadores extremeños han llegado a la conclusión de que la hibridación
tiene poca importancia en esta comunidad autónoma, puesto que el porcentaje
de pureza obtenido supera el 80 por ciento.
Para
Emilio Virgós, miembro de la Sociedad Española para la Conservación y Estudio
de los Mamíferos (SECEM) los machos de gato montés hacia los gatos domésticos
hace difícil una hibridación fluida, aunque faltan estudios que lo
confirmen". De estarse produciendo, la hibridación tendría en principio
más influencia en el fenotipo del gato doméstico, puesto que las posibiliades
de que un macho asilvestrado cubra a una hembra de gato montés son
prácticamente nulas en poblaciones equilibradas.
Las carreteras
fragmentan y aislan sus poblaciones
Pese a que el debate sobre la
hibridación acapara buena parte de las preocupaciones conservacionistas sobre
la especie, hay que tener tai~ibién presentes otras amenazas mucho más claras.
La más grave de ellas es la alteración y pérdida de hábitat, un peligro común
para casi todos los mamíferos carnívoros peninsulares.
En el caso
del gato montés es especialmente preocupante, puesto que se trata de una
especie que necesita un radio de acción muy amplio, habiéndose estimado que
por cada 1.000 hectáreas viven tan solo entre tres y cinco individuos. Son las
carreteras las que mayor impacto causan en las poblaciones de montés, al
fragmentarías y aislarlas. Las muertes directas por la acción del hombre
continúanestando a la orden del día, aunque hayan descendido en los últimos
años. Es muy común que los cepos y lazos empleados para controlar las poblaciones
de zorros terminen atrapando gatos monteses, y todavía no se ha erradicado
entre los cazadores la creencia de que el montés supone una amenaza para la
caza menor. En este sentido, un análisis de excrementos analizado por Miguel Delibes, investigador
de la Estación Biológica de Doñana, ha dejado constancia de que la ~ayoría de
las presas del gato montés ~on micromamiferos, un 50 por cien-Lo, que los
conejos representan el 27 por
ciento y que las aves suponen el 18 por ciento, con una escasa presenia de especies de
corral. También se ncontraron ocasionalmente restos de peces, insectos, corzos
y rebecos.
Falta en grandes
áreas de Cataluña y el País Vasco
En lo que se refiere a la distribución peninsular de
la especie, vuelve a aparecer el elemento que preside la información sobre el
gato montés: la contradicción. Para investigadores como Miguel Aimerych, está
presente en la mayor parte de la Península, mientras que para Miguel Delibes,
es raro en casi toda la superficie peninsular, aunque puede ser localmente
abundante. Los únicos datos fiables son los de las tres comunidades autónomas
que han elaborado su Atlas de Vertebrados Asturias, Cataluña y el País Vasco.
En los dos últimos casos se ha constatado que el gato montés está completamente
ausente en grandes zonas.
¿Un felino exigente?
Pese a que tiene fama de carnívoro forestal,
el gato montés muestra en la Península Ibérica una notable tolerancia a otros
tipos de ha-' bitat Se le encuentra en laderas rocosas, bosques de ribera,
zonas de matorral mediterráneo, medios en mosaico con tierras de labor y
bosquetes e, incluso, en praderías alpinas supraforestales. En Cataluña, su
presencia se restringe al Pirineo y Prepirineo, entre los 600 ylos 1.500
metros de altitud. Falta totalmente en las áreas densamente pobladas.
Museo Nacional de Ciencias Naturales. C/José Gutiérrez
Abascal, 2.28006 Madrid. Tel. (91)41113 28.
Daniela Menta. Gato montés. El artista del camuflaje. Natura n0 24.
Marzo, 1995.