Lo comunica
el Fórum Económico Mundial, también llamado Foro de Davos, un organismo independiente con sede en Ginebra del que forman parte los principales líderes empresariales, políticos e intelectuales, a los que nadie tildaría jamás de ecologistas extremos.
Se trata de
una carta publicada recientemente en la revista
Nature que suscriben seis destacados científicos y diplomáticos, entre los que destaca Christiana Figueres, antropóloga y economista costarricense que ejerce como secretaria de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. En ella se alerta de forma contundente acerca del corto plazo de tiempo que nos queda si realmente queremos revertir los nefastos efectos del cambio climático: concretamente, tres años.
El requisito indispensable para detener sus peores efectos es el ya largamente apuntado por la comunidad científica internacional, y consensuado por (casi) todos en la cumbre de París de 2015: es necesario reducir drásticamente las emisiones de CO2 para el 2020 para lograr que el aumento de la temperatura media del planeta no exceda de los 1,5ºC, máximo 2ºC, en comparación con la que había en la era preindustrial, antes de iniciarse el siglo XX.
La cuestión requiere premura, pues este año las temperaturas han alcanzado cotas jamás registradas en numerosos puntos del planeta: es el tercer año consecutivo en el que se alcanzan patrones que no se registraban desde hace 115.000 años, cuando imperaba una era interglacial y el mar estaba a niveles de entre 6 y 9 metros superiores a los de la actualidad.
Aunque la gravedad de la situación es incuestionable, las reacciones de los gobiernos no están a la altura de las circunstancias y el posicionamiento del común de los ciudadanos, tampoco. Y eso que la cuestión atañe a toda la sociedad humana: aunque en algunos lugares los efectos se estén dejando notar de forma mucho más evidente que en otros, en el planeta Tierra los sistemas naturales están interconectados de forma mucho más sutil de lo que imaginamos, tal y como ya resumió el meteorólogo y padre de la teoría del caos, Edward Lorenz, en la década de los sesenta: "el aleteo de una mariposa en Brasil puede producir un tornado en Texas". ¿Se imaginan lo que puede incidir el aumento de varios grados centígrados de temperatura en el clima global? Un desbarajuste de dimensiones impredecibles.
Más calor, menos vida
Hoy, los efectos constatados del cambio climático son muchísimos: cambian los patrones climáticos, se funden los polos, los ecosistemas terrestres y marinos sufren estrés, determinadas enfermedades expanden su área de influencia, los eventos extremos aumentan (ciclones, huracanes, fuegos, sequías, inundaciones…), se incrementa el nivel del mar… y, por el camino, millones de personas y especies de todo tipo ven extraordinariamente limitadas sus oportunidades de sobrevivir.
Hans Otto-Poertner, investigador del instituto alemán Alfred-Wagener de Investigación Marina y Polar y miembro del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés), explica que ese calentamiento global, además de detonar o potenciar catástrofes ambientales, cambia los límites térmicos de los organismos, también los del ser humano:
"El aumento de la temperatura media limita la capacidad de trabajar al aire libre. A partir de los 40ºC la fatiga afecta al cuerpo en su totalidad. En muchos lugares
ese aumento redunda en la salud de la población y tiene impactos muy negativos en la productividad de los trabajadores", afirma. Muchas comunidades vegetales no resisten ese incremento de la temperatura, como tampoco la ganadería.
"Si no detenemos el aumento de la temperatura media del planeta, algunas áreas de la Tierra se volverán inhabitables, tanto para los humanos como para la mayor parte de mamíferos", señala este ecofisiólogo.
Ciencia, economía y buen humor
Si no se toman las medidas necesarias, afirman los autores de la misiva, las oportunidades para que la humanidad prospere se verán gravemente reducidas. Para ellos, son tres las vías que pueden facilitar que nuestros gestores y también cada uno de nosotros nos pongamos de una vez manos a la obra.
La primera, tomar decisiones en base al conocimiento científico, promover la divulgación ambiental en todos los campos, y exigir que nuestros políticos defiendan la ciencia. La número dos, dejar claro que la economía libre de fósiles ya es un negocio rentable.Y la tercera, fomentar el optimismo: en este tema no hay retos imposibles, todo es cuestión de actitud. Es crucial que las historias de éxito sean compartidas: eso anima a la comunidad a ponerse al tajo. Y aunque ya lo sabemos no nos cansaremos de repetirlo: no hay nada más poderoso que un colectivo tomando la misma acción individual.
Seis objetivos clave según los investigadores
1. Energía
Conseguir que en 2050 al menos el 30% del consumo de electricidad provenga de energía renovable, frente al 23,7% contabilizado en el año 2015. No hay plantas de energía a carbón aprobadas más allá de 2020, y todas las existentes están siendo retiradas.
2. Infraestructura
Desarrollar los planes orientados a descarbonizar totalmente los edificios e infraestructuras para 2050, lo que requiere una financiación de 300.000 millones de dólares anuales. Cada año, de media, las ciudades avanzan un 3% anual en ese sentido.
3. Transporte
Asegurarse de que el 15% de todos los vehículos nuevos sean eléctricos, aumentar en un 20% la eficiencia de los combustibles vehículos pesados y disminuir en otro 20% las emisiones por km en el sector de la aviación
4. Uso de la tierra
Reducir la deforestación y sus emisiones asociadas, hoy el 12% del total mundial, a cero en la próxima década. Convertir la masa forestal en un sumidero de carbono activo en 2030.
5. Industria
Poner en marcha un plan para reducir a la mitad las emisiones antes de 2050. Las industrias intensivas en carbono, como las basadas en el hierro y el acero, en el cemento, en productos químicos y en petróleo y gas, emiten actualmente más de una quinta parte del CO2 del mundo.
6. Finanzas
El sector financiero está reconsiderando la forma en que despliega su capital y está movilizando ya un billón de dólares anuales para combatir el cambio climático. Los gobiernos, los bancos privados y organismos como el Banco Mundial deberán emitir muchos más "bonos verdes" para financiar y alentar los esfuerzos de mitigación del cambio climático.
EL PODER DE CADA DECISIÓN INDIVIDUAL
Según sus resultados, las acciones más efectivas para evitar el indeseado aumento de las temperaturas medias más allá de los 2ºC son las que conllevan que cada uno de nosotros consiga una reducción de emisiones de CO2 que nos mantenga por debajo de las 2.1 toneladas equivalentes de CO2 anuales.
Eso sin duda representa una reducción muy considerable: cabe resaltar que, a día de hoy, un ciudadano europeo produce de media unas 6.7 toneladas de CO2 cada año, frente a las 16.4 un estadounidense o 13.5 de un canadiense.
Los investigadores han identificado una docena de acciones. Las anuales han sido ordenadas de acuerdo a su impacto real en la mitigación del calentamiento global. ¿Las más relevantes? En este orden: tener menos de un hijo, consumir energía renovable, vivir sin coche, evitar viajar en avión y tener una dieta basada en vegetales.
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