21 de julio de 2025

El ejército invisible que alivia el calentamiento global

 En las profundidades del océano se libra una batalla invisible contra el cambio climático. No la protagonizan gobiernos, ni científicos, ni grandes empresas tecnológicas, sino el zooplancton: una comunidad de diminutos animales marinos que, silenciosamente, están ayudando a reducir el dióxido de carbono de la atmósfera.

En primavera, estas criaturas se alimentan intensamente de fitoplancton —pequeñas algas que absorben CO₂ mediante la fotosíntesis— y, tras saciarse, descienden cientos de metros hasta las zonas oscuras del océano, llevando consigo el carbono ingerido. Ese carbono puede permanecer allí durante siglos, fuera del alcance del ciclo atmosférico.

Este fenómeno es conocido como “bomba biológica”, un proceso natural que permite a los océanos actuar como uno de los mayores sumideros de carbono del planeta. Su eficiencia depende en buena parte del comportamiento del zooplancton y de otros organismos marinos que participan en este ciclo. 

Un reportaje reciente de BBC Mundo, que recoge una nueva investigación china publicada en la Revista Limnology and Oceanography, resalta este papel crucial, al tiempo que advierte que el calentamiento global está alterando las condiciones marinas. Cambios de temperatura, acidificación del agua y pérdida de biodiversidad amenazan con desestabilizar este frágil equilibrio.

Podríamos perder uno de los mecanismos más efectivos que tiene la Tierra para enfriar su propia atmósfera” 

afirman investigadores del Marine Biological Association del Reino Unido

“Son los héroes no reconocidos del océano”, afirman investigadores del Marine Biological Association del Reino Unido. “Si disminuye la eficiencia de esta bomba natural, podríamos perder uno de los mecanismos más efectivos que tiene la Tierra para enfriar su propia atmósfera”.

En un momento en que se multiplican los esfuerzos para capturar carbono con tecnología, el océano recuerda que la solución más antigua y efectiva podría estar ya en marcha —aunque mida apenas unos milímetros y viva a oscuras.

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Plancton

 Otras Fuentes


15 de julio de 2025

El aumento de temperaturas hace estragos en los insectos acuáticos

 Si se mantiene el ritmo actual de emisión de gases, la temperatura media global aumentará 2 °C hacia mediados de siglo, provocando fenómenos meteorológicos extremos más frecuentes, el ascenso del nivel del mar y olas de calor prolongadas.

El calentamiento global también amenaza los beneficios de la naturaleza, conocidos como “servicios ecosistémicos”: disponibilidad de agua, pesca, recreación y valores estéticos y culturales.

Estos servicios que sostienen nuestras vidas dependen completamente del agua dulce, cuyos ecosistemas, incluida su fauna, están siendo perjudicados por los efectos del cambio climático. 

Y de entre todos los animales de agua dulce en riesgo, los insectos acuáticos son especialmente vulnerables. En la Lista Roja de la biodiversidad española, cuatro especies de insectos acuáticos están en peligro crítico de extinción. Se trata del escarabajo Cybister vulneratus y tres plecópteros, moscas de las piedras: Leuctra bidulaNemoura rifensis y  Protonemura gevi. Este último, un insecto cavernícola, es endémico de España, lo que significa que no vive en ningún otro lugar.

Agentes invisibles pero imprescindibles

Los insectos acuáticos son esenciales para el buen funcionamiento de ríos y lagos. No obstante, en una investigación que llevamos a cabo en el año 2020 mostramos cómo un aumento de solo 1.8 °C en la temperatura media anual podía reducir en hasta un 82 % la abundancia de especies sensibles en apenas 42 años. Un fenómeno que ha ocurrido incluso en reservas naturales con escasa intervención humana.

En otro trabajo en el que se analizaron poblaciones de mosquitos no picadores en una reserva de Alemania central, detectamos una fuerte disminución en su capacidad de dispersión y reproducción tras un aumento de 1 °C durante un periodo de ocho años. Además, hemos documentado una tendencia general al menor tamaño corporal en insectos acuáticos en climas cálidos.

Las anteriores observaciones nos llevaron a una pregunta central: ¿cómo influye el aumento de temperatura en el crecimiento, tamaño y supervivencia de estos insectos?


Leer más: El cambio climático provoca la desaparición global de insectos: algunas zonas agrícolas muestran un descenso del 63 %


Un experimento controlado

El tamaño corporal es una variable clave en la biología. No sólo permite anticipar la capacidad de supervivencia y reproducción de este grupo de animales, sino también comprender cómo interaccionan con el calor para poder prever el futuro de los ecosistemas acuáticos.


Leer más: ¿Por qué ahora impactan menos insectos en el parabrisas del coche?














Cámara de control de temperatura, con jaulas de insectos y tanques experimentales, en la Estación Biológica de Doñana - CSIC.

Con el fin de responder nuestra pregunta, realizamos un experimento con mosquitos no picadores, ya que son buenos modelos para estudiar los efectos del cambio ambiental en la fauna de agua dulce. Para ello, los criamos en tanques de prueba, recintos experimentales que simulan ecosistemas con ciertas variables controladas, conocidos como mesocosmos.

Diseñamos dos grupos principales: uno mantenido a 20 °C y otro a 30 °C, dentro de los cuales establecimos subgrupos con diferentes niveles de oxígeno disuelto, desde valores normales, un rango 100 %, 75 % y 50 % de saturación, hasta la mitad del nivel habitual.

El oxígeno como factor clave

Los resultados de nuestro ensayo fueron rotundos: los mosquitos no picadores se hicieron hasta un un 8-10 % más pequeños en ambientes cálidos con bajo oxígeno. Esto indica que el calor no es el único factor que causa el encogimiento. 

El factor determinante parece ser la disminución del oxígeno disuelto, y su causa es fisiológica. A mayor temperatura, el metabolismo aumenta y los insectos necesitan más oxígeno. Pero el oxígeno se disuelve peor en agua caliente, generando un desequilibrio entre una mayor demanda y una menos disponibilidad. Y este desajuste limita el crecimiento de los insectos.

Representación esquemática de las interacciones entre el tamaño de los mosquitos no picadores, la temperatura del agua y la concentración de oxígeno.










Desarrollo más rápido, pero menos sostenible

En la mayoría de los tanques de prueba, los mosquitos completaron siete u ocho generaciones, con una duración promedio de 18,5 días por generación. En condiciones de más calor y menos oxígeno, este tiempo se redujo a entre 17,3 y 13,4 días. Sin embargo, en esos mismos entornos las tasas de mortalidad aumentaron.

Después de 120 días, dejaron de emerger adultos en los tanques de prueba cálidos con bajo oxígeno, poniendo en evidencia que la alta mortalidad y la baja reproducción impidieron la continuidad de la población.

A tiempo de salvar a los mosquitos acuáticos

Nuestro estudio es un paso importante para una comprensión del declive de los insectos. La doble pérdida, tanto en número como en tamaño, ayuda a explicar la drástica disminución de insectos acuáticos en entornos afectados por el calentamiento. Esto representa una amenaza para funciones esenciales del ecosistema: mantener el agua limpia, reciclar nutrientes y sustentar la pesca recreativa e industrial.

La buena noticia es que hay formas de evitar este escenario tan pesimista. Ya que la baja concentración de oxígeno parece ser el factor decisivo, podemos aplicar soluciones basadas en él.


Leer más: ¿Qué ocurriría en la naturaleza si desaparecieran los insectos?


Invertir en lo invisible

Además de reducir las emisiones de gases, es posible crear bancos naturales de arena o grava, disminuir la contaminación en ríos y proteger tramos de agua con buena oxigenación. Son acciones que, además de mejorar la calidad del agua, ofrecen condiciones más favorables para la fauna de agua dulce.

Los insectos acuáticos no suelen ser protagonistas en los debates sobre cambio climático, pero son fundamentales para el funcionamiento de los ecosistemas de agua dulce, que son, a su vez, esenciales para la vida humana. Protegerlos no implica solo conservar biodiversidad, sino garantizar la salud de los ríos, los lagos y nuestras propias comunidades.

1 de julio de 2025

La limpieza masiva del plástico en el océano puede “arrasar un ecosistema entero”, según los científicos

 

Científicos piden revisar los criterios
Científicos piden revisar los criterios de retirada de basura por riesgo de perder el equilibrio de la vida marina. (Imagen Composición Infobae)

La contaminación por plásticos en los océanos sigue siendo una de las principales crisis medioambientales de la actualidad, pero una corriente de científicos, encabezada por la bióloga Rebecca Helm, de la Universidad de Carolina del Norte, en Asheville (UNC Asheville), está alertando sobre los riesgos de implementar tecnologías de limpieza sin antes estudiar a fondo los impactos ecológicos.

Según estos expertos, retirar los residuos flotantes podría eliminar ecosistemas desconocidos que habitan en la superficie marina, alterando aún más las ya frágiles cadenas alimentarias oceánicas.

El impacto oculto de la basura flotante

En las últimas décadas, la comunidad científica ha dejado claro que la acumulación de plásticos en los océanos es un problema urgente que debe abordarse de inmediato.

Sin embargo, esta nueva perspectiva plantea una reflexión importante: los desechos plásticos no solo representan una amenaza por sí mismos, sino que también han dado lugar a la creación de un ecosistema flotante que, hasta ahora, había sido poco investigado.

El neuston, el conjunto de organismos que habita en la capa superficial de los océanos, es uno de los elementos clave en esta discusión. Este grupo incluye desde algas microscópicas y bacterias hasta pequeños invertebrados marinos, como la medusa vela (Velella velella) y el caracol violeta (Janthina).

Según Helm, estos organismos desempeñan un papel fundamental en los procesos biológicos de los océanos, como el intercambio de gases entre la atmósfera y el agua, el reciclaje de materia orgánica y como fuente de alimento para diversas especies marinas, incluidas tortugas y aves.

La basura flotante puede servir
La basura flotante puede servir de alimento para tortugas y aves. (Imagen: X)

El “séptimo continente”

Uno de los casos más notorios en los que se observan estos impactos es la Gran Mancha de Basura del Pacífico (GPGP), conocida como el “séptimo continente”, una gigantesca zona que abarca más de 1,6 millones de kilómetros cuadrados y contiene al menos 79.000 toneladas de residuos plásticos flotantes.

Esta área se ha convertido en un lugar de convergencia tanto para los plásticos como para una gran diversidad de vida marina flotante. Según los datos recopilados por los investigadores, la concentración de organismos en el núcleo de la GPGP es mayor que en su periferia.

En este contexto, Helm ha advertido que “algunas tecnologías de limpieza podrían arrasar un ecosistema entero que no entendemos y que quizá nunca podamos restaurar”, según ha recogido PLOS Biology.

Su investigación ha llevado a proyectos como The Ocean Cleanup a reconsiderar sus diseños, incorporando válvulas de escape, sensores y protocolos para la liberación de fauna, con el objetivo de proteger estos ecosistemas antes de realizar intervenciones masivas.

Aún no se tiene real
Aún no se tiene real consideración de la superficie y de los efectos del "séptimo continente" (Shutterstock)

Una paradoja ecológica

Este giro en el enfoque ha generado cierta sorpresa. Durante años, la prioridad ha sido reducir la cantidad de plásticos en los océanos, y ahora algunos científicos piden frenar las iniciativas de limpieza sin una evaluación más profunda.

Si bien la contaminación por microplásticos y el daño a diversas especies marinas son evidentes, estos expertos señalan que, a medida que la vida marina se adapta a este entorno artificial, podríamos estar a punto de destruir un ecosistema que aún no comprendemos completamente.

El neuston no es el único organismo afectado por los plásticos flotantes. Otros seres más grandes, como crustáceos, peces larvarios y pequeñas tortugas, también dependen de esta capa superficial del océano.

Según Helm, cualquier intento de aspirar o retirar los plásticos de manera indiscriminada podría acabar con un peldaño entero en la cadena alimentaria oceánica, afectando a depredadores mayores, desde atunes hasta aves pelágicas.

Eliminar drásticamente la capa de
Eliminar drásticamente la capa de basura del océano podría exterminar un ecosistema entero. (Imagen: X)

No todo es lo que parece

Los científicos detrás de esta advertencia no proponen abandonar la limpieza de los océanos. En lugar de eso, sugieren un enfoque más equilibrado que contemple dos aspectos fundamentales:

Por un lado, reducir la fuente del problema, lo que implicaría reducir el uso de plásticos de un solo uso y mejorar la gestión de residuos en tierra Y por otro, evaluar científicamente las operaciones de limpieza, es decir, cada intervención debe ser cuidadosamente medida para evaluar su impacto en los organismos marinos.