La última película de James Cámeros, AVATAR, no sólo es una película de amor y de liberación, sino una hermosa reflexión sobre las relaciones de las poblaciones primitivas con la naturaleza, las relaciones de los humanos y su explotación de los sistemas naturales y como los seres destruimos hermosos paisajes y ecosistemas desconocidos de forma sistemática y sin crontrol.
Desde una perspectiva ecológica, es muy interesante la relación de adoración (casi metafísica) que existe entre los árboles y los na'vi, siendo su divinidad principal un enorme arbol-casa-hogar y a la vez la curiosa conexión que tienen con los animales representada con la unión neuronal con el cabello.El inválido Jake entra en un viaje iniciático en el que descubre un Edén que en la Tierra está perdido y que aprende a descubrir con su primitivismo e inocencia natural. La belleza de los bosques de Pandora es sobrecogedora y nos muestra un mundo cruel, duro pero a la vez hermoso e interconectado, que va más allá de lo que simplemente se obnserva.
A parte del despliegue de efectos especiales y la la previsible historia de amor, es de destacar la imagen de Pandora, para la cual muchos firmaríamos por tener un billete de acceso para descubrir sus misterios. Es una película para poder disfrutar y volver a descubrir nuestra inocencia natural demasiado perdida.
Nacho Padró
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