Si tu repuesta es afirmativa, debes saber que esas pequeñas cápsulas que empleas para disfrutar de tu café es una práctica insostenible, un pequeño placer que no nos podemos permitir. Y en efecto, NOSOTROS NO CONSUMIMOS CÁPSULAS DE CAFÉ MONODOSIS.
Quizás sea una cuestión de comodidad, rapidez o de tener al alcance de una amplia variedad de sabores, pero igual no has reparado que esas pequeñas cápsulas suponen un gran problema ambiental ya que sus materiales no son respetuosos con el medio ambiente.
Para que te hagas una idea, cada cápsula de 6 gramos de café requiere otros 3 gramos de envoltorio, que en su mayoría son aluminio y plástico que no se recicla, o que se tira en el contenedor equivocado. Todo ello sin contar el cartón y el plástico de los envoltorios en los que vienen presentadas.
Seguramente no reparamos en la magnitud del problema dado lo presente que está el café en nuestras vidas. Solo apuntar que el café es el segundo producto que más se consume en el mundo, únicamente por detrás del petróleo.
Según datos actualizados, la venta de cápsulas ha crecido un 26% en la última década, y ha superado en 8 veces al resto de modalidades de preparación de este producto
En pocos años más, el café en monodosis superará al molido y al soluble. ¿Y qué problema hay? Pues que la inmensa mayoría de estas cápsulas acaba en la basura, sin ninguna oportunidad de recuperar algunos de los (valiosos) materiales con los que han sido fabricadas.
¡Ya están los de ecointeligencia con sus exageraciones! ¡Ya no se va a poder tomar uno un café tranquilo! Si, por supuesto que te puedes tomar un café, pero de los de toda la vida :-)
Se calcula que cada minuto se tiran 13.500 cápsulas de aluminio y plástico al cubo de residuos, lo que supone en un año, más de 7 mil millones de cápsulas que tardarán al menos un siglo en degradarse en nuestro medio ambiente.
Y es un problema que nosotros tenemos cerca, pues España es el tercer país del mundo con más consumidores de cápsulas de café, sólo por detrás de Estados Unidos e Italia. Aquí el consumo de estas adictivas cápsulas supera en cantidad al café que se sirve en la hostelería. Bueno, parece que el problema no es tan pequeño, ¿no?
Lo cierto es que nos gusta el café, y en alguna ocasión nos hemos visto tentados por las atractivas máquinas de café en monodosis y su variada oferta de sabores.
Sin embargo, cuando nos planteamos, hace ya más de 13 años, adquirir una máquina de café expreso optamos por una de esas que llevan portafiltro donde depositas tu dosis de café molido, que puede ser fácilmente adquirido a granel.
Esta máquina, que para muchos será arcaica, nos costó unos 150 € y calculo que habrá producido entre 650 y 700 litros de café de buena calidad.
Al coste inicial hay que sumarle que se ha averiado 3 veces, siendo la media del coste de cada una de las reparaciones unos 40 €, por lo que habremos invertido unos 120 € en mantener en marcha esta cafetera.
Una importante cuestión que observamos es que nuestra cafetera es que adolece de obsolescencia programada, ya que es fácilmente reparable y existe una amplia oferta de repuestos, lo que nos anima a suponer que vamos a tener cafetera para rato en nuestra casa.
Y todo ello pese a que la primera vez que se averió, en el mismo servicio técnico donde la han reparado ya 3 veces, nos ofrecieron comprar una cafetera de cápsulas a un precio muy atractivo. Argumentaban que la empresa que comercializaba la marca de nuestra cafetera había presentado concurso de acreedores (que es como se llama en España el paso previo a la quiebra de una empresa) y no sabían si podían encontrar repuestos.
No muy conformes con esta explicación, investigamos y constatamos que era cierto lo que nos habían informado, pero que existían usuarios que estaban reparando ellos mismos estas cafeteras (todo un ejercicio Do It Yourself, DIY) y que los recambios eran fáciles de conseguir, pues los comparten muchos modelos de máquinas, e incluso de marcas distintas.
Lo cierto es que nos llamaron de este servicio técnico para comunicarnos que existían piezas y que la cafetera podía ser reparada, y como os estamos contando, la máquina sigue en funcionamiento desde que la adquirimos.
Y esto nos ha permitido huir de las cápsulas monodosis de café en nuestra casa, al igual que hacemos cuando salimos fuera. Evitamos bares y restaurantes que utilizan este sistema insostenible, y si no hay más remedio, no consumimos bebidas preparadas de esta manera.
Quizás lo fácil habría sido sucumbir a una de estas modernas máquinas de cápsulas que tanto se prodigan en los hogares actuales, pero ahí estamos, predicando con el ejemplo
Desde que se empezó a popularizar el modelo de negocio basado en las cápsulas monodosis, hemos tenido la certeza que este sistema, que principalmente explota nuestra pereza, es insostenible y altamente contaminante, especialmente los de las cápsulas de aluminio. Si, el mismo material que empleamos para fabricar aviones, lo utilizamos para un producto tan efímero como es una dosis de café.
Si, nosotros tiramos los posos del café a la basura y eso ya causa un problema ambiental. Como hemos comentado en otras ocasiones, llevar un estilo de vida sostenible no es cuestión de radicalismos, sino de tener conciencia de nuestros impactos y de cómo podemos minimizarlos y compensarlos. De hecho, hemos participado en proyectos que tratan de aprovechar estos desperdicios del café.
Cuando debatimos sobre este asunto, algunos amigos nos dicen que ellos reciclan las cápsulas, lo cual parece que calma sus almas contaminadoras. En la mayoría de los casos este reciclaje se realiza de una manera incorrecta, y el consumidor ni se percata de ello.
Las actuales regulaciones no consideran las cápsulas como un envase, por lo que no deben tirarse en el contenedor amarillo, ni siquiera, aunque te tomes la molestia de vaciar el café para depositar la cápsula en este contenedor, ya que es muy probable que queden restos orgánicos.
La única alternativa medianamente sostenible que nos queda es acudir a uno de los puntos de recogida de cápsulas que las grandes marcas han dispuesto para ello. Pero esto empieza a ser ya un poco menos cómodo, y son muy pocos los usuarios que aprovechan esta opción.
La pereza aparece de nuevo, y según los datos existentes, sólo entre un 10 y un 20% de los consumidores se preocupa en recolectarlas y entregarlas en estos puntos
Quizás puedas pensar que una posible solución a este problema pasaría por que estas cápsulas fueran fabricadas con materiales biodegradables que pueden desintegrarse en un periodo corto periodo y que así puedan ser desechadas en el contenedor de la basura orgánica.
Bueno, para nosotros que apostamos por modelos basados en la Economía Circular, estos planteamientos nos parecen un parche, pero puede ser un primer paso.
En este sentido, en España hay iniciativas que pueden provocar que las cápsulas de café sean historia. Es el caso de Baleares, en donde su gobierno autonómico quiere prohibir a partir del año 2020 las dosis de un solo uso que no sean reciclables.
El anteproyecto de Ley de Residuos y Suelos Contaminantes (que a fecha de hoy todavía no ha entrado en el Parlamento) busca prohibir las cápsulas de un solo uso que no estén fabricadas con material compostable, y solo permitirá las comercializadas por empresas que sigan un proceso de recogida y reciclaje de éstas en caso de no estar fabricadas con estos componentes.
Pero el caso de las cápsulas está englobado en otro mucho más grande y preocupante, que es el de los artículos de un solo uso.
Productos de plástico como bolsas, platos, vasos y cuberterías, bastoncillos para los oídos, pajitas de plástico, o artículos más complejos como mecheros no recargables, maquinillas de afeitar de un solo uso, y cartuchos y tóneres de impresoras que no sean reutilizables, simplemente no deben ser permitidos en un estilo de vida sostenible.
Sin duda, un gran problema el de los artículos de un solo uso que seguiremos combatiendo desde nuestros artículos.
Y tú, ¿eras consciente del problema ambiental de estas cápsulas de café? ¿Te animas a prescindir de ellas? Nuestro Planeta te lo agradecerá ;-)
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