La sostenibilidad de una ciudad, aclaran los expertos, es una variable que mide distintos aspectos de la vida urbana que en su conjunto valoran la calidad de vida de sus habitantes. Y los reúnen en cuatro grandes bloques: economía, sociedad, calidad ambiental, así como transparencia y cooperación.
Tomando en cuenta todos estos factores, gana Vitoria. Y le siguen Madrid, Barcelona, San Sebastián, Bilbao, Zaragoza y Burgos. Y ¿qué hacen urbes tan grandes como Madrid y Barcelona en la cabeza de la clasificación? Los especialistas explican que su elevando PIB (producto interior bruto) y las oportunidades de desarrollo las han alzado hasta completar el pódium, aunque su calidad ambiental -en especial, del aire- las hubiera dejado muy por debajo.
La calidad del aire y el ruido siguen siendo, en general, asignaturas que suspenden las ciudades
Al final de la lista aparecen Las Palmas de Gran Canaria, Cádiz, Badajoz, Melilla y Ceuta. Y aunque su menor tamaño las hace más ambientalmente sostenibles, pierden en otro bloque: el de la economía. Son ciudades con un PIB bajo, igual que sus salarios, y con altos niveles de pobreza. Esto las convierte en urbes poco sostenibles desde el aspecto económico, lo que las empuja a la cola de la clasificación global.
¿Qué hace sostenible a una ciudad?
La sostenibilidad es una variable múltiple, con tantos ejes como los investigadores quieran contemplar. Pero en este caso concreto, los científicos del Observatorio de la Sostenibilidad han tenido en cuenta 59 indicadores distribuidos en 26 temas y cuatro grandes ejes: económico, social, ambiental y transparencia y cooperación. Con estas variables han creado la radiografía de la sostenibilidad urbana más completa que existe en nuestro país y que estudia las 52 capitales de provincia españolas.
El objetivo del informe, aclaran, no solo es sacar una clasificación. También quieren poner luz sobre las fortalezas de las urbes y sus estrategias para figurar entre las ciudades más sostenibles. Por eso, estudian sus aspectos más ambientales, entre ellos, sus planes de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, su mejora de la biodiversidad urbana, así como reduciendo los residuos, etc. Pero también tienen en consideración medidas sociales, como proyectos para reducir la desigualdad y sus avances hacia el pleno empleo.
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Las más ecológicas: Huesca y Vitoria
Por eso, si se tiene en cuenta su sostenibilidad global (es decir, los cuatro grandes ejes), ganan Vitoria, Madrid, Barcelona, San Sebastián y Bilbao. Pero el escenario varía cuando se observan los ejes por separado. Vayamos por partes.
Desde el punto de vista puramente ecológico, las capitales con una sostenibilidad ambiental más alta y, por tanto, una atmósfera más cuidada, mayor calidad de los ríos, con medidas de movilidad sostenible y mayores tasas de biodiversidad urbana son: Huesca, Vitoria, Almería, Valencia y Cáceres.
Mientras que si nos limitamos a observar su sostenibilidad económica, las que lideran la clasificación son otras. En concreto, en esta área se imponen Madrid, Bilbao, Barcelona, Vitoria y Valencia.
Pero los investigadores también han tenido en cuenta la sostenibilidad social, un eje que valora la igualdad entre sus ciudadanos, así como unas tasas de envejecimiento pequeñas. Y en esta área están en las primeras posiciones Vitoria (de nuevo), Soria, Ávila, Huesca y Logroño.
Y si nos basamos en la variable de transparencia y cooperación, las más sostenibles son San Sebastián, Bilbao, Burgos y Logroño.
La calidad del aire urbana, en general, es mala
Raúl Estévez, biólogo del Observatorio de la Sostenibilidad y uno de los autores del informe, advierte que esto no significa que no haya asignaturas pendientes.
Y la primera, destaca, "es solucionar la mala calidad del aire de las ciudades, debida tanto al tráfico como a las industrias". Y apunta otras: la gran cantidad de residuos, el ruido, así como "mala gestión o nula de la biodiversidad tanto en parques públicos como respecto a su entorno". Unos problemas a los que se les añaden, dicen los expertos, las elevadas emisiones de gases de efecto invernadero, así como la insuficiente cantidad de espacios verdes en muchas capitales.
Por otra parte, asegura, la radiografía urbana revela una elevada desigualdad en ingresos y en consumo, con pobreza infantil, que en muchos casos incluye una deficiente alimentación con altas tasas de desempleo y trabajo precario.