Un estudio del Centro de Resiliencia de Estocolmo (SRC, por sus siglas en inglés) ha concluido que la contaminación por plásticos está modificando los procesos del sistema terrestre. El fenómeno tiene potencial para agravar el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la acidificación del agua marina.
Los investigadores revisaron trabajos preexistentes sobre la huella ambiental de los plásticos para comprender las interacciones de sus efectos en el marco de los 9 límites planetarios. Determinaron que este tipo de polución afecta a todos los umbrales establecidos. “Los impactos de los polímeros en los esquemas naturales son complejos y están interconectados. Este trabajo demuestra claramente cómo los plásticos están actuando para desestabilizar el sistema”, señala Sarah Cornell, científica del SRC.
Cada año se producen más de 500 millones de toneladas de plástico a nivel mundial. Solo el 9% se recicla. La fabricación del producto a gran escala y la carencia de mecanismos que garanticen su reutilización han generalizado la proliferación de los microplásticos. Estos contaminantes “están en todas partes, desde la cima del monte Everest hasta la parte más profunda de la fosa de las Marianas”, alerta el informe.
Los autores afirman que la contaminación plástica no debe abordarse solo como un problema de residuos. Sostienen que es fundamental atender los flujos de materiales en cada fase de desarrollo de los productos. “Es necesario considerar el ciclo de vida completo, empezando por la extracción de combustibles fósiles y la producción primaria de polímeros plásticos”, destaca Patricia Villarrubia-Gómez, autora principal del artículo.
La lucha contra los plásticos
Alrededor del 98% de los plásticos de un solo uso se fabrican a partir de combustibles fósiles. Las siete empresas líderes en la producción de polímeros también dominan la industria de los hidrocarburos, de acuerdo con el banco de datos Statista. Los especialistas del SRC observaron que existen grandes barreras para obtener información confiable al respecto debido a la inconsistencia en los registros, la falta de estándares unificados y la escasez de detalles metodológicos. Señalan que esto obstaculiza la implementación de políticas efectivas de mitigación.
Villarrubia-Gómez añade que la carencia de reportes fidedignos impide que la humanidad tenga conciencia plena sobre la situación. “A menudo se considera que los plásticos son algo que nos hace la vida más fácil y que se puede ‘limpiar fácilmente’ una vez que se convierten en desechos. Nada más alejado de la realidad. [Estos materiales] están hechos de la combinación de miles de sustancias químicas. Muchas de ellas son perjudiciales para los ecosistemas y la salud humana. Deberíamos entenderlos como una combinación de componentes tóxicos con la que interactuamos a diario”, sentenció.
Los miembros de la Organización de las Naciones Unidas discutirán a finales de este mes el Tratado Internacional sobre Plásticos. La versión preliminar del convenio impone recortes a la producción de polímeros valorados en casi 712,000 millones de dólares. La industria ha expresado una fuerte oposición. En las últimas negociaciones del acuerdo, celebradas en abril de este año, participaron 196 grupos de cabildeo.
“Hay una gran mayoría de países que sí quieren un tratado de reglas globales, que plantee requisitos comunes para que se apliquen directamente sobre el plástico nocivo”, expone Nadia Balducci, especialista en Plásticos y Economía Circular del Fondo Mundial para la Naturaleza en una declaración retomada por el medio Mongabay. “Sin embargo, existe otro grupo de naciones con intereses en los combustibles fósiles que llevan a los debates sus prioridades geopolíticas y económicas, retrasando los posibles avances”, añade.
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