La optimización frecuente y a gran escala de los sistemas basados en inteligencia artificial (IA) amenaza con agravar la crisis de contaminantes generada por la industria tecnológica. El sector emergente podría producir desechos electrónicos equivalentes a más de 13,000 millones de unidades de iPhone 15 Pro hacia principios de la próxima década. La proyección es una advertencia más de los impactos que soluciones como ChatGPT o Gemini tienen en el medio ambiente.
La cifra es producto de una investigación de la Universidad de Cambridge y del Instituto de Medio Ambiente Urbano de la Academia China de Ciencias. El trabajo publicado en la revista Nature Computational Science explica que el acelerado avance de la IA exige requisitos computacionales cada vez más sofisticados. La vida útil de los servidores se reduce a la misma velocidad.
Los investigadores han creado un modelo que proporciona estimaciones brutas iniciales sobre el flujo de desechos relacionado con el hardware de IA. “Nuestro trabajo no busca predecir con exactitud la cantidad de basura que los servidores de inteligencia artificial generarán en el futuro. El objetivo es ofrecer cálculos aproximados para evidenciar la magnitud del problema que se avecina y explorar posibles soluciones”, exponen.
El equipo tomó como referencia el servidor de Nvidia DGX H100. La plataforma informática está compuesta por ocho unidades de procesamiento de gráficos (GPU, por sus siglas en inglés). En la actualidad, da soporte a la mayoría de los principales servicios digitales de nueva generación. Los autores plantearon cuatro posibles escenarios sobre el crecimiento y adopción de la IA:
- Limitado (crecimiento del 41%): toma como referencia las tasas de aumento en el uso de la IA registradas entre 2022 y 2023. Establece una adopción no masiva de la nueva tecnología.
- Conservador (85%): considera que la IA podría adoptar un ritmo de penetración y desarrollo gradual y sostenido, similar al de los asistentes de voz.
- Moderado (115%): sugiere que la popularidad de la IA aumentará rápida y ampliamente gracias a su integración en plataformas digitales de uso común como las redes sociales.
- Agresivo (136%): asume que los grandes modelos de lenguaje se convertirán en “una herramienta ubicua en la vida diaria de las personas”. Por tanto, la IA sería utilizada de forma generalizada, masiva y constante.
La economía circular podría reducir el impacto de la IA
Las conclusiones del experimento indican que la generación de residuos crecería de 2,600 toneladas documentadas durante el año pasado, hasta 2.5 millones de toneladas en 2030. El volumen sería equivalente a desechar entre 2,100 y 13,300 millones de unidades de iPhone 15 Pro. El cálculo vaticina que en los próximos cinco años no se implementarán medidas contundentes para reducir la basura generada por la industria digital.
El análisis agrega que las restricciones a las importaciones y exportaciones de semiconductores podrían agravar la situación. Diversos fabricantes han mejorado la eficiencia de sus chips y servidores con la integración de tecnologías que garantizan el mismo rendimiento con menos recursos. Bloqueos como los impuestos por Estados Unidos limitan la adopción a nivel mundial de estas mejoras. La situación podría provocar un aumento de 14% en la cantidad de servidores de IA obsoletos y sumar alrededor de 5.7 millones de toneladas de desperdicios en 2030.
Los científicos afirman que la industria de la IA necesita adoptar con urgencia mecanismos de economía circular para reducir su huella ambiental. Aseguran que la reutilización de los módulos de comunicación, de memoria y de batería de los GPU podría reducir en más de 40% los desechos electrónicos. “La implementación de estrategias de [esta naturaleza] a lo largo de la cadena de valor de la IA generativa podría disminuir la producción de desechos electrónicos entre un 16 y un 86%”, añaden.
El impacto ambiental de la IA aún es incierto. Decenas de especialistas han reconocido el potencial de la tecnología para hacer más eficiente la lucha contra la crisis climática. La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura ha dicho que “los macrodatos, la inteligencia artificial y la transformación digital pueden jugar un papel esencial a fin de garantizar la sostenibilidad ambiental y el desarrollo sostenible”. Pese a ello, los defensores ambientales exigen que el desarrollo de estos recursos considere la inherente huella ecológica que provocan. Piden a las empresas modificar sus procesos para reducir sus desechos, emisiones, consumo hídrico y energético.
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