27 de enero de 2025

La alta joyería y relojería protagonizan la transición hacia un consumo sostenible

 La sostenibilidad está transformando todos los sectores, incluido el del lujo. Este nuevo paradigma, que combina tradición e innovación, ha posicionado al lujo sostenible como un referente clave para construir un futuro más ético y responsable.

Lejos de ser una tendencia pasajera, este 2025 la sostenibilidad se reafirmará como una prioridad ineludible para las marcas de lujo, que ahora apuestan por la economía circular, la transparencia en los procesos y la innovación. Este enfoque no solo redefine los estándares del sector, sino que también refuerza su compromiso con el medioambiente.

Firmas de alta relojería y joyería, reconocidas por su exclusividad y maestría artesanal, están liderando este cambio con iniciativas que perpetúan su legado mientras fomentan un consumo más consciente, conscientes de la necesidad de preservar el planeta.

Entre los exponentes, figura la propuesta de relojes de segunda mano, que ha dejado de ser una opción marginal para convertirse en una tendencia. Prestigiosas firmas de relojería dieron el primer paso con el lanzamiento de un programa ‘Certified Pre-Owned‘, que garantiza la autenticidad, el mantenimiento y la calidad de sus relojes usados, ofreciendo una alternativa sostenible y transparente. Según datos de LuxeConsult, el mercado de relojes ‘pre-owned‘, actualmente valorado en 25.000 millones de euros, podría superar los 79.000 millones en una década, reflejando la creciente preferencia por opciones responsables y duraderas.

En esta línea, la firma de alta joyería Rabat lanzó la pasada primavera su propuesta ‘Pre-Owned & Vintage‘, en la que ofrece relojes con al menos tres años de antigüedad. Esta iniciativa no solo fomenta la economía circular, sino que también regula los precios, algo fundamental para intentar poner ética y sentido en la segunda mano. Entre las piezas disponibles se encuentran icónicos modelos de marcas como Rolex, Audemars Piguet, Vacheron Constantin o Patek Philippe, restaurados y certificados con altos estándares de calidad.

Grandes firmas

Rabat no está sola en esta apuesta por el lujo responsable. Otras casas de renombre también están integrando la sostenibilidad en sus procesos y productos. Cartier, por ejemplo, es miembro fundador de la Watch & Jewellery Initiative 2030, que busca establecer estándares ambientales y sociales en el sector del lujo. Además, la firma ha introducido materiales reciclados en sus creaciones, alineándose con las expectativas de los consumidores más conscientes.

Por su parte, Panerai ha revolucionado el mercado con su modelo eLAB-ID, un reloj fabricado con un 98% de materiales reciclados, incluyendo titanio y vidrio. Este proyecto demuestra que la innovación y la sostenibilidad pueden coexistir, sin comprometer la excelencia técnica y estética que caracteriza a la marca.

Bulgari también se suma a esta tendencia, incorporando oro y otros metales reciclados en sus diseños de relojes y joyas, mientras que Chopard ha liderado el uso de oro ético en toda su producción, garantizando condiciones responsables desde la extracción hasta el producto final.

Energía verde vs energía limpia, ¿cuál es la diferencia?

 Según los últimos estudios, se estima que alrededor del 80% de la energía mundial, está suministrada por combustibles fósiles. Esto es, energía que procede de fuentes contaminantes, que perjudican el medio ambiente y ponen en riesgo la calidad de vida que nos permite vivir en este planeta de manera segura y cómoda. Por ello, con el objetivo de reivindicar y concienciar a la sociedad sobre la necesidad de transicionar hacia el uso de energías limpias, la Asamblea General de las Naciones Unidas estableció el 26 de enero de cada año como una efeméride para celebrar los avances para un futuro sostenible y reflexionar sobre todos los desafíos pendientes: el Día Mundial de la Energía Limpia.

Ahora bien, en este movimiento de sostenibilidad, existen dos términos que tienen tendencia a fusionarse y mezclarse de forma errónea: la energía limpia y la energía verde. Y resulta que, aunque puedan parecer sinónimos, cada uno representa conceptos muy diferentes. Al final, entenderlos de forma individual es fundamental para tomar decisiones informadas y responsables en esta materia.

¿QUÉ ES LA ENERGÍA VERDE?

En palabras muy simples, podría decirse que la energía verde es la energía más natural que existe. Siguiendo su propio nombre, se llama así porque tiene origen en todas aquellas fuentes que son renovables y que respetan el equilibrio del planeta. Algunos ejemplos de este tipo de energía con los que, seguro, estás más que familiarizado son el sol, el viento, el agua o el calor de la tierra. Además, lo que asegura el “verde” de estas fuentes es que no generan ningún tipo de residuos que puedan dañar al medio ambiente, tales como sustancias tóxicas o gases contaminantes.

No obstante, hay que ser cuidadoso pues, no todo lo que parece “verde” lo es en realidad. Por ejemplo, podríamos pensar que los biocombustibles, como el etanol, pueden formar parte de este tipo de energías ya que, al final, se producen a partir de plantas. Sin embargo, para este tipo de fuente, se requiere un cultivo intensivo muy agresivo, que puede implicar la deforestación o el uso de pesticidas que dañan el suelo.

Por el contrario, sí formarían parte de este tipo de energía un panel solar, que simplemente capta la energía proveniente del Sol y la transforma en electricidad sin necesidad de emitir humo o de contaminar el aire. Otro ejemplo podría ser un molino de viento que, con solo girar acorde a las rachas de aire, es capaz de iluminar cientos de hogares sin quemar ni una sola gota de combustible.

Panel fotovoltaico del Alto Rabagão
FOTO: EDP

Los paneles fotovoltaicos, que simplemente captan la energía proveniente del Sol y la transforman en electricidad, formarían parte de la energía verde.

¿QUÉ ES LA ENERGÍA LIMPIA?

Ahora bien, energía verde no debe confundirse con energía limpia. Y la clave está en esa última palabra: “limpia”. Ese tipo de energía se define, únicamente, por no producir contaminantes al ambiente durante su uso. Es decir, sí, una energía puede ser limpia sin, necesariamente, ser verde.

Un buen ejemplo de esto es la energía nuclear. La electricidad que es producida en las centrales nucleares, al final, no daña directamente al medio ambiente porque es capaz de generarse sin la necesidad de emitir dióxido de carbono al aire. Ahora bien, no podemos considerarla verde, ya que produce en el proceso desechos radiactivos que son muy difíciles de gestionar.

Algo similar ocurre con las tecnologías de captura y almacenamiento de dióxido de carbono, las cuales sí pueden colaborar a la reducción de la contaminación en el sentido directo de la palabra, pero no están basadas en fuentes renovables, por lo que no pueden ser consideradas como “verdes”.

Central nuclear Dukovany,  República Checa
ISTOCK

La energía nuclear, aunque no emite contaminación directa, sí genera una serie de residuos tóxicos de dificil elimnación. En la imagen, central nuclear en Dukovany,  República Checa.

UNA FINA DIFERENCIA

Entonces, ¿dónde está exactamente la diferencia? Para poder levantar adecuadamente un muro entre ambos términos de una manera sencilla, puedes únicamente fijarte en dos factores que te ayudarán a encasilla cualquier tipo de fuente de energía: el origen y el impacto ambiental.

Así, en lo que respecta al origen, debes pensar que la energía verde siempre proviene de fuentes renovables, como el sol o el viento, mientras que la energía limpia puede hacerlo de cualquiera otra, como es el caso de la nuclear, siempre y cuando esta no tenga una contaminación directa del medio.

Por otro lado, para el impacto ambiental, ten en cuenta que la energía verde no solo evita contaminar, sino que también se comporta como una medida de protección para todo el ecosistema en su conjunto, mientras que la energía limpia únicamente se centrará en minimizar las emisiones y los residuos, pero no se libra de desencadenar otros efectos colaterales.

Y, si quieres un consejo final, puedes verlo de la siguiente forma: toda energía verde es siempre limpia, pero no toda energía limpia es verde. ¿Están conectados? Sí, pero no olvides que no son exactamente lo mismo.

Unilever, elegida una de las empresas más sostenibles del mundo

 Unilever ha sido incluida un año más en la clasificación 'Global 100' de Corporate Knights, que identifica a las 100 empresas más sostenibles del mundo. En esta edición de 2025, la compañía destaca como la empresa líder en el sector de fabricación de productos dentro de la categoría de cuidado personal.

El reconocimiento en 'Global 100' de Corporate Knights se ha basado en el desempeño de Unilever en indicadores clave como la transición hacia energías renovables, la economía circular y el compromiso con la descarbonización. La compañía señaló que estos pilares forman parte de la estrategia corporativa de Unilever diseñada para impulsar "un crecimiento sostenible, reducir el impacto medioambiental y generar un impacto positivo en las comunidades donde opera la compañía".

Esta estrategia sostenible de Unilever, integrada en su Plan de Acción para el Crecimiento, se estructura en torno a cuatro pilares fundamentales: clima, naturaleza, plásticos y medios de vida. Estos pilares se alinean con los objetivos de la compañía para lograr un impacto positivo tanto social como medioambiental en toda su cadena de valor.

Entre los avances más destacados que han contribuido a la obtención de esta posición dentro del ranking, está el uso generalizado de energías limpias. Unilever ha logrado que el 100% de la electricidad utilizada en sus operaciones de fabricación provenga de fuentes renovables, reforzando así su transición hacia la neutralidad climática.

Desde 2010, la compañía ha reducido un 64 % las emisiones de CO2 derivadas de la energía utilizada por cada tonelada de producción. Otro de los grandes esfuerzos de la compañía tiene que ver con una política de reciclaje ambiciosa y comprometida con la que ya ha conseguido que más del 55 % de los envases de plástico de Unilever son ya reutilizables, reciclables o compostables, contribuyendo significativamente al fomento de la economía circular.

Según Ana Palencia, directora de Sostenibilidad y Comunicación de Unilever España, “estar en el ranking 'Global 100' y liderar nuestro sector a nivel global supone un gran reconocimiento al esfuerzo continuo que realizamos para integrar la sostenibilidad en todas las áreas de nuestro negocio y un impulso a seguir trabajando por para construir un futuro mejor para las personas y el planeta".

El ranking 'Global 100' de Corporate Knights, que este año celebra su 20ª edición, es una de las clasificaciones más relevantes a nivel global en el ámbito de la sostenibilidad empresarial. En su elaboración, Corporate Knights evalúa el desempeño de más de 6.000 empresas en 25 indicadores clave, destacando aquellas que lideran en prácticas responsables dentro de su sector.

Unilever ya ha sido reconocida en numerosas ocasiones como una de las empresas más sostenibles del mundo. La compañía ha encabezado rankings de sostenibilidad como el Índice de Sostenibilidad de Dow Jones y la encuesta GlobeScan/SustainAbility Leaders, además de ser reconocida por su compromiso con criterios ESG por organizaciones como S&P Global y CDP.


Cómo reciclar los envases de plástico

 El plástico es uno de los materiales más presentes en nuestra vida cotidiana. Productos envasados al vacío, ropa, teléfonos móviles, muebles, coches y otros muchos elementos contienen plástico. Su uso tan extendido se debe a su gran versatilidad: los hay transparentes, otros son resistentes a la corrosión e incluso muchos actúan como aislantes térmicos o eléctricos. Dependiendo de su origen, los plásticos pueden ser naturales (obtenidos de materias primas vegetales) o sintéticos (derivados del petróleo, gas natural o carbón).

Entre los tipos más comunes de plástico se encuentran:

  • Polietileno (PE): utilizado en bolsas de plástico, láminas, películas y contenedores.
  • Poliéster (PET): común en botellas, envases y ropa.
  • Polipropileno (PP): encontrado en electrodomésticos y piezas de vehículos.
  • Cloruro de polivinilo (PVC): presente en tuberías, válvulas y ventanas.
Dónde acaba la ropa que tiramos a contenedores de reciclaje (Greenpeace)

Qué debo depositar en el contendor amarillo

El contenedor amarillo es el destinado al almacenamiento de los envases y productos de plástico para su posterior reciclaje. En él se deben tirar los envases de plástico como lasbotellas o garrafas de agua, refrescos, aceite, los aros que sujetan los packs de las latas, envases de yogur, mantequilla, o bandejas de corcho. Además, también se reciclan los botes de productos de limpieza, detergentes líquidos, envases de cosméticos, gel, champú, cremas y tapas o tapones de plástico.

También se pueden tirar bolsas de plástico o papel film o de aluminio. Asimismo, losbriks de leche, zumo o vino se deben depositar en este contenedor, igual que los envases metálicos tales como las latas de bebidas, botes de conserva o chapas.

Por otro lado, lo que nunca se debería tirar son los envases de vidrio (cristales), cartón o periódicos, ya que tienen su propio contenedor de reciclado. Otros productos que se deben evitar echar en el contenedor amarillo son: juguetes, biberones, guantes de goma, utensilios de cocina, pequeños electrodomésticos o cualquier objeto de plástico que no sea un envase o embalaje.

Proceso de reciclaje

Al igual que ocurre con el vidrio, el papel o el cartón, para reciclar el plástico se siguen varias fases. Primero se depositan en el contenedor correspondiente (amarillo). Aquí hay que tener en cuenta los productos que se pueden depositar dentro del contenedor.

Después se recoge y traslada a la planta de selección donde se clasifican los materiales y se separan por colores, para una vez eliminadas las impurezas, se trituran, mezclan y homogeneizan mediante un proceso mecánico para lograr una textura y color uniforme.

Tras una nueva depuración, el plástico ya estará listo para darle forma según la demanda, pasando posteriormente por los controles de calidad pertinentes.

Planta de almacenamiento de plástico
Planta de almacenamiento de plástico reciclado. (Agustín Marcarian/Reuters)

Impacto del plástico

Desde 1950, se han producido más de 8.000 millones de toneladas de plástico en todo el mundo, según ha comentado el portal de Ecoembes. Cada año, millones de toneladas de plástico terminan en los océanos, afectando gravemente a la vida marina. Para abordar el problema, en numerosos países se han aprobado leyes para restringir el uso del plástico, especialmente los de un solo uso.

El Consejo de la Unión Europea aprobó en marzo de 2019 la desaparición para 2021 de los plásticos de un solo uso, como los cubiertos o platos de plástico, las pajitas o los bastoncillos de algodón. Además, la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medioambiente llegó un acuerdo con la Unión Europea para eliminar estos plásticos por completo en el año 2030.

20 de enero de 2025

El problemático vínculo entre la contaminación del aire y los daños cerebrales

 Diversos estudios han demostrado que los altos niveles de contaminación en el aire están correlacionados con mayores riesgos de padecer trastornos mentales y neurológicos. El vínculo ha generado preocupación entre los organismos sanitarios debido a que la polución atmosférica afecta al 99% de la población global, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Una investigación elaborada por el Instituto Nacional de Pediatría entre 2008 y 2010 analizó los cambios en el cerebro de los niños en Ciudad de México, una demarcación altamente contaminada. El trabajo logró identificar la neurotoxicidad de la contaminación del aire. Descubrió que los infantes que vivían en la metrópoli presentaban más lesiones en los tractos de materia blanca que conectan las regiones cerebrales, en comparación con sus pares que residían fuera de la capital. También mostraron un rendimiento inferior en tareas cognitivas.


Mujer con traje rosa Rosamund Adoo-Kissi-Debrah
El aire tóxico mata a más de medio millón de niños cada año y, sin embargo, apenas una vez la contaminación atmosférica ha figurado como causa de muerte en un certificado de defunción.

Un artículo publicado en la revista Nature subraya que estos hallazgos generaron alertas sobre los efectos neurológicos de los contaminantes en todo el mundo. La publicación clínica The Lancet reconoció la contaminación como un factor de riesgo para la demencia en 2020. Un año después, la OMS enfatizó en la necesidad de ampliar los estudios sobre el fenómeno en las personas jóvenes y de la tercera edad.

La comunidad científica aún no tiene claridad sobre cuáles son y cómo funcionan los mecanismos subyacentes del problema, lo que dificulta el diseño de políticas eficaces de mitigación. La mayoría de los análisis carecen de controles que aporten mayor certeza a sus resultados.

Qué hay en el aire

Los avances más recientes señalan que los tipos específicos de contaminantes tienen un papel fundamental en los daños cerebrales correlacionados. Los estándares para medir la calidad del aire consideran componentes gaseosos primarios, y partículas de diámetros menores a 10 y 2.5 micrómetros. No obstante, estos pequeños cuerpos transportan diversas sustancias químicas cuya toxicidad varía según su origen. Ian Mudway, toxicólogo ambiental del Imperial College de Londres, recuerda que la contaminación del aire “es una mezcla heterogénea de cientos de miles de compuestos químicos diferentes”.

Un extenso estudio realizado en el Biobanco del Reino Unido con más de 389 mil participantes reveló en 2023 que la exposición prolongada a partículas en suspensión y óxidos de nitrógeno aumenta significativamente el riesgo de sufrir depresión y ansiedad. Guoxing Li, toxicólogo ambiental de la Universidad de Pekín y autor principal del ensayo, enfatiza que incluso niveles de exposición muy bajos aumentaron la incidencia de estas afecciones.

Deborah Cory-Slechta, profesora de Medicina Ambiental, Neurociencia y Ciencias de la Salud Pública en la Universidad de Rochester, explica que las partículas de menos de 100 nanómetros de diámetro son las más peligrosas para la salud. Pese a ello, alerta que estas moléculas ultrafinas no son analizadas de forma regular.

Mudway sostiene que aunque los sistemas de monitoreo se ampliarán, los estudios no pueden identificar con precisión qué sustancia química específica causa los trastornos neurológicos. La presencia de otros factores de riesgo, como las enfermedades cardiovasculares, dificulta aún más la interpretación de estos resultados. Según Mudway, “la única forma de obtener respuestas claras es a través de experimentos controlados”.

En 2012, Cory-Slechta diseñó una prueba de laboratorio para comparar los efectos del aire contaminado y limpio en el cerebro de dos grupos de ratones. Descubrió que los roedores expuestos a partículas ultrafinas mostraron tractos de materia blanca y ventrículos cerebrales agrandados, niveles elevados de impulsividad y déficits de memoria a corto plazo.

Estos cambios en el cerebro coinciden parcialmente con los que se producen en personas con trastornos del desarrollo neurológico, como el autismo y la esquizofrenia. Otros estudios en animales de mayor edad determinaron que la contaminación del aire parece acelerar la acumulación de las proteínas ‘amiloide’ y ‘tau’ asociadas con la enfermedad de Alzheimer.

Los signos de afectación varían de un trabajo a otro. Sin embargo, Caleb Finch, investigadora de la Universidad del Sur de California, sugiere que la respuesta inflamatoria es un factor común en todos los casos. El reporte de Nature destaca que diversos estudios muestran que ante altos niveles de contaminación aérea, “las respuestas inflamatorias se activan, los mensajeros asociados con la inflamación se vuelven más abundantes, hay signos de estrés oxidativo y las células microgliales, que detectan el daño y protegen a las neuronas, se activan”.

Megan Herting, neuróloga de la Universidad del Sur de California en Los Ángeles, dice que la inflamación hace que los sistemas biológicos no funcionen correctamente. Esta condición está asociada con trastornos del estado de ánimo y deterioro relacionado con la edad. También tiene potencial para alterar diversas fases de desarrollo.


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Los hallazgos avivan las preocupaciones sobre los efectos que los contaminantes suspendidos en la atmósfera tienen en la salud.

Los investigadores aún no tienen claro cuáles de los contaminantes presentes en el aire provocan la inflamación y cómo la inician. Estudios post mortem han revelado la acumulación de nanopartículas y metales pesados en el tejido cerebral. Cory-Slechta señala que estas sustancias nocivas llegan al cerebro a través de la sangre y los nervios olfativos. Sospecha que el cerebro es incapaz de eliminar estos componentes.

Los científicos reconocen que es necesario estudiar a fondo estos fenómenos. Señalan que el elevado costo de los equipos para efectuar los ensayos y la escasez de neurocientíficos especializados en el tema son barreras que deben abordarse. Subrayan que acelerar los esfuerzos al respecto podrían contribuir a una mejor comprensión de los riesgos asociados a contaminantes específicos, lo que a su vez permitiría diseñar estrategias de mitigación más efectivas.