14 de febrero de 2024

La basura, ¿el nuevo petróleo?

 Ana Tuñas Matilla.- Petroleras como las españolas Repsol y Cepsa apuestan fuertemente por el desarrollo de combustibles fabricados a partir de residuos orgánicos, considerados "neutros" en emisiones y que pueden utilizarse en cualquier tipo de vehículo (coches, camiones, aviones o barcos) sin necesidad de modificar los motores de combustión.

Ambas defienden que la extensión de su uso permitiría acelerar la reducción de las emisiones de gases efecto invernadero del transporte y recortar la dependencia energética de España, entre otros puntos a favor, mientras continúa la electrificación y se avanza en tecnologías de respaldo a las renovables, como el almacenamiento o el hidrógeno verde.

En cuanto a la liberación de partículas contaminantes, desde el sector reconocen que son similares a las de los combustibles fósiles pero subrayan que los vehículos nuevos van equipados de filtros y catalizadores que las minimizan.

Por su parte, los ecologistas ponen en "cuarentena" sus supuestas bondades climáticas, pues no hay estudios científicos de peso que corroboren su neutralidad y, en línea con la Agencia Internacional de la Energía, abogan por reservar su uso a los sectores difíciles de electrificar, como el aéreo y el marítimo.

Tipos

Los combustibles renovables se dividen en biocombustibles avanzados o de segunda generación, fabricados a partir de "basura", como aceite de cocina usado, restos agrarios o la fracción orgánica de los residuos sólidos urbanos; y los combustibles sintéticos, producidos mediante la combinación de hidrógeno verde con CO2 capturado.

Ambos se consideran cero o bajas emisiones netas (evitan tantas o casi tantas emisiones como las que genera su quema), pero mientras los primeros ya se producen a escala industrial y se comercializan, los segundos aún están en fase experimental.

Planes en España

Repsol pondrá en marcha próximamente la primera refinería de la Península dedicada exclusivamente a la producción de biocombustibles avanzados en Cartagena (Murcia), con una producción anual de 250.000 toneladas. En 2025, arrancará otra en Puertollano (Ciudad Real) con capacidad para fabricar 240.000 toneladas.

La compañía ya fabrica combustibles procedentes de residuos, en su mayoría diésel, que ya vende en unas 60 estaciones de servicio de España y Portugal y que a finales de año lo estarán en unas 600.

En 2026, Cepsa pondrá en marcha en Palos de la Frontera (Huelva), una planta que fabricará 500.000 toneladas de SAF (combustible sostenible para aviación) y diésel renovable.

Actualmente, cuenta con capacidad para fabricar 700.000 toneladas de biocombustibles avanzados (a partir de aceite de cocina usado y residuos agrícolas) y su objetivo es alcanzar los 2,5 millones de toneladas en 2030, 800.000 de ellas de SAF, "suficiente para sobrevolar 2.000 veces el planeta".

Sin embargo, según datos de la Corporación de Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos (CORES), solo en España, en 2023 se consumieron 5,56 millones de toneladas de gasolinas, 19,76 millones de toneladas de gasóleo de automoción y casi 6,1 millones de queroseno de aviación.

Hasta este año, los biocombustibles se comercializaban mezclados gasolinas y gasóleo tradicionales, en porcentajes que el año pasado se situaron en el 2,62 y el 5,95 %, respectivamente, según CORES.

¿Hay suficiente materia prima?

"El acceso a la materia prima es uno de los grandes retos de la industria para la producción de biocombustibles de segunda generación" han reconocido desde Cepsa, que en abril alcanzó un acuerdo con Apical (matriz de Bio Oils) para garantizar el abastecimiento de Palos de la Frontera.

Además, junto al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) investiga la viabilidad de plantar cultivos energéticos de cobertura en zonas rurales de España, y con el Instituto Tecnológico el desarrollo de biocombustibles da partir de microalgas.

También colabora con Cooperativas Agro-alimentarias de España, organización que agrupa a más de 3.600 cooperativas agrarias, para el uso de residuos agrícolas y ganaderos.

Fuentes de Repsol han asegurado que su compromiso es usar residuos nacionales y que trabajan para desarrollar cadenas de valor que permitan su recogida y gestión adecuada para su transformación en nuevos productos evitando el depósito en vertedero y la incineración.

Para su abastecimiento, tiene acuerdos con organizaciones como el sindicato agrario ASAJA o la Asociación Nacional de Gestores de Residuos y Subproductos de Aceites y Grasas Comestibles (Geregras), según la compañía, que ha subrayado que certifica toda su producción renovable.

Agencia Internacional de la Energía

Según la ciencia, garantizar la seguridad climática del planeta pasa por alcanzar un mundo "cero emisiones netas" en 2050, algo que no puede hacerse con "solo cambiar de combustibles fósiles a combustibles de bajas emisiones, como biocombustibles, hidrógeno, amoniaco o queroseno sintético", han advertido fuentes de la Agencia Internacional de la Energía (AIE).

Se necesita una batería de medidas para reducir el uso incesante de combustibles fósiles y las emisiones, como electrificación, eficiencia energética y cambios de comportamiento.

No obstante, según la AIE, los combustibles de bajas emisiones tienen un papel importante en sectores en los que el uso directo de la electricidad es más costoso o difícil, como la fabricación de acero, la industria pesada, camiones, barcos y aviones.

Según sus proyecciones, en un escenario de cero emisiones netas en 2050, el hidrógeno y los combustibles basados ​​en él representarán el 8 % de la demanda mundial de energía final, la bioenergía (líquida, gaseosa y sólida) el 13 % y la electricidad el 53 %.

Pese al papel dominante de la electricidad, en ese escenario, el hidrógeno, los combustibles a base de hidrógeno y los biocombustibles son "fundamentales" en sectores como la aviación y el transporte marítimo, donde combinados cubren el 78 y el 82 % de las necesidades energéticas, respectivamente.

Desde la AIE, han apuntado que la combustión directa de bioenergía procedente de plantas se considera neutra en carbono porque el CO2 que libera durante su uso fue absorbido durante el proceso de fotosíntesis que permitió el crecimiento de los vegetales.

No obstante, en el caso de los cultivos bioenergéticos, "los posibles cambios en el uso de la tierra pueden conducir a un aumento de las emisiones si su producción conlleva deforestación", ha alertado la misma fuente.

"En nuestro escenario cero neto, minimizamos estas emisiones de cambio de uso de la tierra mediante el cultivo de bioenergía leñosa en tierras degradadas, pastizales y tierras que ya se usan para cultivos bioenergéticos convencionales".

Ecologistas

Para el responsable de Energía y Clima de Ecologistas en Acción, Javier Andaluz, aunque las emisiones asociadas a la quema de biocombustibles son menores que las de los fósiles, "no se puede afirmar que sean neutros en carbono, pues el traslado y transformación de los residuos conllevan un importante gasto de energía y emisiones".

En su opinión, sólo una gestión local y cercana puede garantizar "cierta sostenibilidad", mientras que los planes a gran escala o la importación a largas distancias de esos materiales pueden tener impactos climáticos similares a los de los combustibles a los que pretenden sustituir.

Además, sustituir el actual consumo de combustibles fósiles por biocombustibles es "imposible" dada la limitada disponibilidad de las materias primas, lo que exige reservalos para los sectores difíciles de electrificar en lugar de fomentar "burbujas inviables", como su uso en vehículos privados, ha aseverado.

"Pueden tener sentido en aviación o transporte marítimo, pero nunca en el transporte terrestre, que tiene alternativas con unas emisiones e impactos ambientales mucho más bajos", ha dicho en esta línea el responsable de Cambio Climático de Greenpeace España, Pedro Zorrilla, que ha insistido en su escasa disponibilidad.

Por otra parte, ha recordado que actualmente la "inmensa mayoría" de los combustibles que comercializan las petroleras es de origen fósil y que la inversión que hacen en renovables es "mínima" en relación a la que destinan al negocio tradicional de extracción y refino de petróleo. EFEVerde

Doñana: nuevas señales de alerta

 Por José Luis Fernández-Checa

Madrid, 12 de febrero.- Las señales de alerta, cada vez más acuciantes, se acumulan día a día: Doñana está en peligro. El cambio climático y la acción humana presionan este espacio natural emblemático, hasta el punto de plantearse su supervivencia. 

Los últimos datos conocidos se refieren a la extracción y gestión de agua de sus acuíferos: un equipo científico, compuesto por 22 investigadores de distintos centros, liderado por la Estación Biológica de Doñana y el Instituto Geológico Minero, ambos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha analizado más de setenta estudios relacionados con el agua subterránea y el estado de conservación del espacio natural en los últimos 50 años.

Su principal conclusión es que los estudios han puesto de manifiesto que la excesiva extracción de agua causa "graves impactos" pero también que esa información científica no ha tenido mucho impacto: "Desde los años 70 las diferentes voces científicas y técnicas han denunciado y denuncian que la extracción sin control de aguas subterráneas tendría consecuencias gravísimas para Doñana; sin embargo, es inevitable tener la sensación de que los gestores del agua y el territorio implicados en esta zona a todas las escalas no han escuchado estas denuncias, o si las han escuchado, no han logrado tomar acciones efectivas", ha señalado Carolina Guardiola Albert, investigadora del IGME-CSIC.

El CSIC ha apuntado en un comunicado que los datos de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) demuestran un descenso general de los niveles freáticos en todo el espacio a lo largo de las tres últimas décadas y, especialmente, en las áreas más cercanas a las zonas de extracción de agua para uso agrícola y consumo urbano.
Junto a ello, numerosos estudios han registrado impactos sobre los hábitats acuáticos y terrestres de Doñana y sobre la calidad de sus aguas.

Tres años difíciles

Este estudio se conoce poco después de la difusión de otra investigación, realizad por la Universidad Pablo de Olavide (UPO) fruto de un convenio con la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG), en la que se afirma que los datos de nivel del agua y temperatura registrados en las lagunas de Doñana durante los últimos tres años han sido los peores desde que se tienen registros y que los resultados previstos para el futuro son la desaparición de muchas de las lagunas temporales y la transformación de lagunas permanentes a lagunas estacionales-temporales.

El responsable de la investigación, Miguel Rodríguez, profesor del Área de Geodinámica Externa de la UPO, explicó en la presentación de los resultados que el cambio climático, los riegos agrícolas y el abastecimiento para el turismo como los tres factores clave que influyen negativamente en el mantenimiento de estos ecosistemas: “Este estudio evidencia la alteración del régimen hídrico de las lagunas peridunares de Doñana y su impacto en las propiedades fisicoquímicas del agua, resaltando la importancia de la gestión sostenible del acuífero de Doñana en el contexto actual de cambio climático”.

El estudio muestra cómo el hidroperiodo y el grado de inundación de dichas lagunas de Doñana se ha reducido significativamente, y subraya que las lagunas son ecosistemas muy sensibles a pequeños cambios en la distribución anual de las precipitaciones. “Por ejemplo, hemos visto que en el año 2022/2023 llovió aproximadamente la misma cantidad que el año 2021/2022 (en torno a 375 mm/año). Sin embargo, la distribución de las precipitaciones fue diferente, lo cual provocó que las lagunas permaneciesen secas durante más tiempo”, explicó Rodríguez.

Por otra parte, se registraron temperaturas del aire extremadamente altas, de 19,6 °C frente a la media histórica para esta zona (16,9 °C), mientras la temperatura del agua aumentó también notablemente en las lagunas durante el periodo de estudio, aunque en los piezómetros profundos se observó una tendencia ligeramente descendente.

El conocimiento detallado del modo de llenado y vaciado de las lagunas ha permitido calibrar modelos hidrológicos y predecir el comportamiento futuro de estos ecosistemas, ha indicado la UPO.
Según las predicciones del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU (IPCC, por sus siglas en inglés), para los escenarios RCP 4.5 y RCP 8.5 (trayectorias de la concentración de gases de efecto invernadero), la laguna de Santa Olalla, la mayor de las lagunas peridunares de Doñana, entre los años 2030-2060 cambiará su hidroperiodo de permanente a temporal-estacional.

Declive de flora y fauna

También recientemente, el pasado 5 de febrero,  SEO/BirdLife denunció que los datos de seguimiento de biodiversidad en el Parque Nacional de Doñana hasta enero de 2024 muestran "un declive sin precedentes en fauna y flora" con la invernada de aves acuáticas más escasa desde que hay registros.

La organización conservacionista se remitía a la memoria anual correspondiente a 2023 elaborada por la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC), que muestra "el alarmante estado de la biodiversidad en el espacio protegido", con detalles como el hecho de que la laguna de Santa Olalla se haya secado por segundo año consecutivo, "algo inédito hasta hoy".

De acuerdo con las observaciones de los científicos, "el matorral decae, gran cantidad de pinos y alcornoques centenarios se han perdido" y además ha disminuido la cantidad de peces, anfibios y reptiles, mientras que el conejo "una pieza básica de la cadena trófica, vital para la recuperación del águila imperial y el lince ibérico" mantiene una densidad "muy baja".

En cuanto a la situación de la avifauna, SEO/BirdLife la define directamente como "catastrófica" pues según la EBD-CSIC en los últimos diez años las poblaciones de aves acuáticas "se han desplomado" y el 79 % de las especies reproductoras para las que existe información muestran una tendencia regresiva".

13 de febrero de 2024

Inmaculada Paz Andrade: la científica incombustible que declaró la guerra a los incendios forestales

 Un 14 de noviembre de 1928, Pontevedra recibía a la que sería una de las científicas más ilustres nacidas en esa localidad: María Inmaculada Paz Andrade. En un momento en el que el acceso de la mujer a los campos científicos estaba limitado y reservado para sus colegas hombres, Paz Andrade superó las barreras impuestas para convertirse en la primera mujer nombrada Catedrática de Física en la Universidad de Santiago de Compostela y ocupar un lugar prestigioso en algunas de las sociedades científicas internacionales y nacionales más importantes de su especialidad.

A las puertas de un día tan emblemático como el 11 de febrero, jornada en la que se pone en valor el papel de la mujer y de la niña dentro de la ciencia y se las anima a seguir sus sueños, explotando todo su potencial, Paz Andrade es todo un ejemplo de inspiración y realización personal.

A lo largo de su carrera, publicó más de 225 artículos científicos, recibiendo además numerosos reconocimientos como la Medalla de Oro de Física de la Real Sociedad Española de Física, el Premio Galicia de Investigación Científico-Técnica Antonio Casares y Rodrigo, la Insignia de Oro de la USC o la Medalla Castelao

PRIMERA CATEDRÁTICA DE FÍSICA EN SANTIAGO

“Sí que pensé en tirar la toalla. Ser mujer y competir en la Universidad es muy duro”

Afortunadamente, nunca llegó a rendirse. Sin embargo, en esas palabras de Paz Andrade queda reflejado el desafío que supuso abrirse paso en plena mitad del siglo XX en un sector plagado de machismo y estereotipos que obstaculizaban el ascenso de las mujeres. No obstante, ella consiguió sobreponerse, sacando a relucir todo su potencial como científica, convirtiéndose en un personaje influyente en la física española con proyección internacional y representando todo un ejemplo a seguir para muchas mujeres que la sucedieron.

En 1963, Paz Andrade consiguió obtener su doctorado en Física en la Universidad de Santiago de Compostela y, tan solo un año más tarde, fue nombrada como Catedrática de Física Aplicada con especialidad en Termodinámica, convirtiéndose en la primera mujer en obtener ese título dentro de la Facultad de Física de toda la historia de esa universidad.

Con el paso de los años, Inmaculada amplió sus estudios, colaborando en importantes investigaciones que incluían la Universidad de Manchester, en donde fue nombrada “Visiting Research Professor” (Profesora Investigadora Visitante), y el Instituto de Microcalorimetría y Termogénesis del CNRS de Marsella. A través de estos trabajos, Paz Andrade se consolidó como una auténtica pionera en el estudio de la microcalorimetría dentro de España.

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Paz Andrade durante un homenaje a su nombre realizado por la Universidad de Vigo.

PIONERA EN MICROCALORIMETRÍA

Pero ¿qué es exactamente esa disciplina? Pues bien, la microcalorimetría es una técnica científica muy meticulosa que se utiliza para medir pequeñas cantidades de calorliberado o absorbido durante una reacción química o un proceso biológico. La palabra “micro” se refiere a que esas mediciones se realizan a una escala muy pequeña y a niveles microscópicos, a los cuales es posible llegar a través del uso de instrumentos extremadamente sensibles: con ellos es posible detectar incluso cambios mínimos de temperatura y, por tanto, calcular la cantidad de calor involucrada en la reacción.

Este ámbito de estudio tan importante en sectores como la ciencia de materiales o la industria farmacéutica, fue un pilar fundamental dentro de la trayectoria de Paz Andrade. De hecho, en 1964, fue ella la que introdujo la microcalorimetría en España, convirtiéndose en toda una referente a nivel nacional e internacional de ese sector.

Así fue que creó el Grupo de Microcalorimetría Diferencial de Barrido de la USC y fundó la escuela investigadora de esa especialidad en las tres universidades gallegas y en otras universidades españolas y centros del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). A mayores, impulsó la creación en Santiago de Compostela de uno de los mejores laboratorios de microcalorimetría a nivel europeo, consolidado a España como un referente en investigación de ese sector.

Libro Paz Andrade
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Discurso Inaugural del curso académico 1990-1991, por Inmaculada Paz Andrade

“ARDE GALICIA PORQUE LE PLANTAN FUEGO”

Aun así, su interés por el estudio de la termodinámica y el calor no se quedó ahí y, a partir de la década de 1990, volcó sus fuerzas en luchar contra los incendios forestales que inundaban los bosques gallegos. Colaboró con los mejores científicos de su especialidad a nivel mundial para nutrirse de conocimientos y, en 1993, creó un nuevo campo de investigación basado en la elaboración de herramientas informáticas que permitiesen luchar contra los incendios forestales.

De esta forma, fundó el Grupo THOR de investigación multidisciplinar, un pionero en el procesamiento de datos forestales y en el desarrollo de software para el modelaje y la simulación de estos eventos catastróficos.

El grupo era un clúster en el que se reunían 44 especialistas del sector procedentes del Instituto de Investigaciones Agrobiológicas de Galicia del CSIC, de las Universidades de A Coruña, Santiago de Compostela, Vigo, Valladolid y Valencia, del Centro de Investigaciones Forestales de Lourizán de la Xunta de Galicia, de Meteogalicia y hasta del Instituto Nacional de Meteorología de Bulgaria y de la Academia de Ciencias de Moscú.

En definitiva, Paz Andrade, fallecida el 24 de noviembre de 2022, dejó una huella imborrable dentro de la comunidad científica española e internacional, consolidándose como un referente dentro de la Física y como un ejemplo a seguir para todas aquellas mujeres y niñas que quieren dedicar su vida a la investigación o a la divulgación de la ciencia y el conocimiento.

7 de febrero de 2024

Agricultura vertical: el sistema que puede ahorrar hasta un 90% de agua

 Hace algunos años que escuchamos alertas sobre la amenaza de la falta de alimentos en el futuro a consecuencia del incremento de la población, el cambio climático, la falta de espacio para los cultivos y la sobreexplotación de recursos naturales. Por eso ya se están buscando alternativas para aumentar la producción de alimentos y lograr que, además, cumplan con criterios de sostenibilidad y tengan un alto valor nutricional.

Aquí es donde entra en juego la agricultura vertical. En este sistema de producción de plantas todos los factores de crecimiento –como la luz, la temperatura, la humedad, la concentración de dióxido de carbono, el agua y los nutrientes– se controlan con precisión para generar productos frescos de alta calidad durante todo el año. Sin depender de la luz solar y otras condiciones exteriores (lluvia, sequías, frío, calor, nieve, etc.).

De los Jardines de Babilonia a la actualidad



El sistema de agricultura vertical no es nuevo. Sus orígenes se remontan al año 600 a. e. c. con la construcción de los Jardines Colgantes de Babilonia, en cuya estructura gobernaba la optimización de los recursos naturales y el aprovechamiento de los espacios urbanos. 

Ha evolucionado mucho desde entonces. Al principio, el objetivo de la producción en interior era solo proteger las plantas de la meteorología adversa en países del norte de Europa y de América, así como para la protección frente a plagas y enfermedades. 


A lo largo de los últimos años, la agricultura vertical ha cambiado y mejorado su estructura, su funcionamiento y sus objetivos. 

Actualmente, algunos de los principales objetivos de este sistema de producción son usar los recursos naturales de forma más eficiente, maximizar el crecimiento de las plantas e incrementar el consumo de hortalizas de hoja en invierno en países del norte de Europa, América y China, donde la radiación solar natural no es suficiente.

Beneficios de la agricultura vertical

Las ventajas del uso de la agricultura vertical respecto a la tradicional no son solo productivas. Se han demostrado, además, beneficios económicos, sociales y ambientales. Entre ellos se encuentran los siguientes: 

  • La reducción del transporte de alimentos.

  • La reducción del consumo de agua y fertilizante con el uso de técnicas de recirculación.

  • La creación de empleos locales.

  • La reducción o eliminación de pesticidas y herbicidas.

  • La nula pérdida de producción ocasionada por inundaciones, sequías, huracanes y los cambios de estación.

  • El uso y aprovechamiento de energías renovables.

  • La reutilización de edificios o aprovechamiento de los mismos en los centros de grandes ciudades.

  • El reducido espacio y la poca cantidad de suelo o sustrato necesarios permiten optar por medios de cultivo más sostenibles e innovadores. 

La importancia de la luz

Aunque la iluminación no entraba en los objetivos prioritarios para la producción en interior, se fue integrando por las necesidades de la propia estructura y de las plantas. Con ello, se fueron modificando y desarrollando nuevos sistemas de iluminación que fueran más eficientes energética y económicamente.

Las lámparas LED (en inglés light-emitting diode) son las más utilizadas en este sistema, ya que son las más amigables con el medio ambiente por su eficiencia energética y por sus beneficios agrícolas demostrados.


Lechugas en un sistema de agricultura vertical. Cinthia NájeraCC BY-NC-ND

Estas lámparas cuentan con LED individuales que emiten luz cuando la corriente se activa y que pueden ser modificados para que emitan el color del espectro electromagnético deseado: rojo, verde, azul, blanco, naranja, amarillo, violeta. 

Modificar el tono de la luz puede proporcionar beneficios variados, desde productivos hasta protectores frente a plagas y enfermedades, evitando así la aplicación de productos contaminantes y fitotóxicos. 

Por ejemplo, los espectros combinados blanco y rojo mejoran el crecimiento de la albahaca y el desarrollo del fruto en fresas, probablemente porque el color rojo coincide con el pico máximo de absorción de la fotosíntesis.

En albahaca, mostaza y col rizada, una combinación de rojo, blanco y verde favorece la acumulación de fitoquímicos de protección. Y el uso de espectros blanco y azul resulta en un mayor contenido de pigmentos, antocianinas, vitaminas C y A, fenólicos y flavonoides totales en algunos cultivares de lechuga (Yanzhi y Red Butter). 

Plantas que crecen en el agua

La hidroponía es la técnica de cultivo más común en las agricultura vertical por higiene, por facilidad de manejo y también por la disponibilidad de agua y nutrientes en el cultivo durante el ciclo de producción. 


El cultivo hidropónico exige el control del oxígeno, la temperatura, el pH, la conductividad eléctrica y de los nutrientes en la solución. Este método ha ido ganando importancia como medio de cultivo, ya que supone un ahorro de agua y nutrientes de más de un 90 % por ciclo productivo.

Entre los vegetales más producidos en agricultura vertical se encuentran las diferentes variedades de lechugas, la col y la albahaca, aunque se usan muchos otros. En realidad no hay límites: se pueden cultivar desde hortalizas a plantas ornamentales y aromáticas.

La agricultura vertical en el mundo

Actualmente, los países con mayor implantación de la agricultura vertical (60 % del total mundial) son los asiáticos (China, Japón y Corea del Sur), que apuestan por una agricultura más tecnificada, más eficiente y sostenible. 

En Europa, el número y el tamaño de las granjas verticales son pequeños en la actualidad, si bien en los últimos años han experimentado una rápida expansión.

Como el precio de costo de los productos de la agricultura vertical es relativamente alto, su valor agregado también debe ser alto para que sean rentables. Este valor añadido puede generarse mediante un mejor producto y marketing

Las empresas de agricultura vertical suelen vender sus hortalizas en línea con los precios de mercado de los productos orgánicos. Sin embargo, a diferencia de lo que ocurre en Estados Unidos, los cultivos sin suelo no pueden certificarse como orgánicos en la Comunidad Europea (Reglamento nº 889/2008).

El mercado de producción de cannabis podría ser un caso único, ya que el gran margen de beneficio justifica que las empresas recurran a la producción en granjas verticales. La legislación relativa al cannabis medicinal ha sido modificada o está en discusión en algunos países europeos, como Dinamarca, Alemania, Luxemburgo, Malta y Países Bajos.

Cada vez son más los territorios que apuestan por la producción de plantas mediante este sistema, que se presenta, además, como una solución para mejorar la soberanía alimentaria y el acceso a alimentos frescos incluso cuando existen problemas de suministro.

Los mitos en los que se escudan los países para no asumir su responsabilidad climática

 En el acuerdo histórico alcanzado el pasado 13 de diciembre en la 28ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28), los casi 200 países participantes reconocieron por primera vez la necesidad de “transitar más allá de los combustibles fósiles […] para lograr la neutralidad en carbono en 2050”. 

Sin lugar a dudas, se trata de un hito en el ámbito de la negociación internacional para mitigar el cambio climático. Un hito que, por otro lado, es poco significativo en el contexto de urgencia climática en el que nos encontramos.

Del mito al logos climático

Más allá de los aplausos que despertó el acuerdo, están los datos. El cambio climático es un problema acumulativo: su impacto es el resultado de la suma de emisiones generadas durante muchos años. 

El presupuesto de carbono hace referencia a la cantidad de emisiones acumuladas a lo largo de los años que supondría que el incremento de temperatura superase un valor concreto. Por ejemplo, según el sexto informe del IPCC, las emisiones acumuladas de gases de efecto invernadero desde 2020 deben ser inferiores a 900 GtCO2eq para limitar el incremento de la temperatura media a +2 ºC respecto de los valores preindustriales.

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A partir de los presupuestos de carbono presentados por el IPCC y de los datos de emisiones globales incluidos en el proyecto EDGAR, se pueden analizar diferentes escenarios. 

Imaginando que la reducción de emisiones tiene lugar de forma lineal desde los niveles actuales hasta llegar a cero en el año en el que se alcanza la neutralidad en carbono, los resultados muestran que para limitar el incremento de temperatura a +2 ºC es necesario alcanzar la neutralidad en carbono en el año 2049. Un análisis tan simple, sin embargo, permite derrumbar el mito climático que se vende desde reuniones como la COP28.

Por un lado, el objetivo propuesto busca el abandono de los combustibles fósiles en 2050. Sin embargo, los efectos de empezar a reducir su uso en 2025, 2030 o 2040, para completar el proceso en 2050, son muy diferente. Esperar dos, tres, cinco o diez años para empezar a reducir el uso de combustibles fósiles puede suponer la emisión a la atmósfera de todo el remanente de emisiones y “gastar” de este modo el presupuesto que nos queda para limitar el incremento de temperatura a +2 ºC. De hecho, entre 2020 y 2022 ya se han consumido más de 150 GtCO2eq de las 900 GtCO2eq presupuestadas.

Por otro, los científicos ya han avisado de que superar el límite de +1.5 ºC puede tener efectos catastróficos. Usando el marco de análisis anterior, limitar el incremento de temperatura global a +1.5 ºC supondría alcanzar la neutralidad climática en 2027. 

La realidad es que los peores escenarios se están cumpliendo, que el impacto se acelera cada año más y que en el año 2023 la temperatura media ya se acercó a este umbral. A pesar de ello, es fundamental tener en cuenta que cada décima por encima de este valor supone nuevos desafíos, y nuevas catástrofes, a nivel global. Por lo tanto, la urgencia se vuelve cada día más apremiante.

Moralidad y responsabilidad climática

Por desgracia para muchos, el problema no termina ahí. Permítanme ahora introducir aquí las cuestiones de responsabilidad y deuda climática. 

La responsabilidad climática hace referencia al porcentaje del presupuesto global de carbono que ha sido consumido por un actor social particular. Léase “un actor social” como, por ejemplo, la comunidad española, el sector de la producción de ropa en España o la empresa productora de camisetas en Bangladesh que interviene en la cadena de producción de ropa para su consumo en España. 

La responsabilidad se distribuye entre todos los actores que forman parte del proceso de producción y consumo global. Hablamos de fair share para referirnos al presupuesto asignado a un actor determinado aplicando algún principio distributivo (p. ej., per cápita o grandfathering) y de deuda climática cuando un actor ha excedido su presupuesto de fair share.

A partir de este marco conceptual, el investigador de la Universidad de Londres Jason Hickel expone en este trabajo que el consumo de la Unión Europea (excluyendo Reino Unido) ha sido responsable de aproximadamente el 20 % de las emisiones históricas de gases de efecto invernadero y que su deuda climática ascendía ya en 2015 a 207 GtCO2eq. Es decir, en 2015 la UE había consumido más de un 200 % de su presupuesto de fair share si tenemos en cuenta las emisiones históricas. 

Por lo tanto, es importante tener en cuenta que la responsabilidad en el cambio climático no es equidistante entre todos los actores sociales.

El telos de la acción climática

La cuestión de la responsabilidad climática es central en las negociaciones internacionales. Su complejidad y controversia limita y debilita los acuerdos. Nadie quiere ser culpable, y todos quieren culpar a los demás. Un juego psicológico en el cual el objetivo de los participantes es hacer sentir mal al otro. 

Salir del juego implica, necesariamente, no jugar a él. Y esto supone colocar el foco en el telos de la acción climática, y también en la autocrítica sobre la cuestión moral de la responsabilidad. 

El propósito de la acción climática –vale la pena recordarlo– es detener una catástrofe social a nivel global. La propuesta, teniendo en cuenta la urgencia, es que cada actor social asuma su responsabilidad, de forma individual o colectiva, y lleve a cabo una transformación ecológica descentralizada basada en datos y libre de mitos.

Así, cada actor social tiene ciertas competencias para movilizar sus recursos y avanzar en la transformación colectiva de las sociedades actuales. Por ejemplo, más allá de los acuerdos alcanzados en la COP28, muchos estados tienen las suficientes competencias para dar pasos acelerados hacia sociedades verdaderamente sostenibles y, por qué no incluirlo, socialmente más participativas y justas. 

En su lugar, defienden mitos como el crecimiento verde –que afirma que el crecimiento económico es compatible con la sostenibilidad–, las oportunidades de mercado en la transición ecológica y las tecnologías de captura de carbono como solución al cambio climático. 

Permítanme concluir recordando aquello de que, como una orquesta sin director, cada uno debe ser consciente de sus propias responsabilidades. Puede que haya llegado el momento de aplicarnos el cuento.