14 de febrero de 2024

La basura, ¿el nuevo petróleo?

 Ana Tuñas Matilla.- Petroleras como las españolas Repsol y Cepsa apuestan fuertemente por el desarrollo de combustibles fabricados a partir de residuos orgánicos, considerados "neutros" en emisiones y que pueden utilizarse en cualquier tipo de vehículo (coches, camiones, aviones o barcos) sin necesidad de modificar los motores de combustión.

Ambas defienden que la extensión de su uso permitiría acelerar la reducción de las emisiones de gases efecto invernadero del transporte y recortar la dependencia energética de España, entre otros puntos a favor, mientras continúa la electrificación y se avanza en tecnologías de respaldo a las renovables, como el almacenamiento o el hidrógeno verde.

En cuanto a la liberación de partículas contaminantes, desde el sector reconocen que son similares a las de los combustibles fósiles pero subrayan que los vehículos nuevos van equipados de filtros y catalizadores que las minimizan.

Por su parte, los ecologistas ponen en "cuarentena" sus supuestas bondades climáticas, pues no hay estudios científicos de peso que corroboren su neutralidad y, en línea con la Agencia Internacional de la Energía, abogan por reservar su uso a los sectores difíciles de electrificar, como el aéreo y el marítimo.

Tipos

Los combustibles renovables se dividen en biocombustibles avanzados o de segunda generación, fabricados a partir de "basura", como aceite de cocina usado, restos agrarios o la fracción orgánica de los residuos sólidos urbanos; y los combustibles sintéticos, producidos mediante la combinación de hidrógeno verde con CO2 capturado.

Ambos se consideran cero o bajas emisiones netas (evitan tantas o casi tantas emisiones como las que genera su quema), pero mientras los primeros ya se producen a escala industrial y se comercializan, los segundos aún están en fase experimental.

Planes en España

Repsol pondrá en marcha próximamente la primera refinería de la Península dedicada exclusivamente a la producción de biocombustibles avanzados en Cartagena (Murcia), con una producción anual de 250.000 toneladas. En 2025, arrancará otra en Puertollano (Ciudad Real) con capacidad para fabricar 240.000 toneladas.

La compañía ya fabrica combustibles procedentes de residuos, en su mayoría diésel, que ya vende en unas 60 estaciones de servicio de España y Portugal y que a finales de año lo estarán en unas 600.

En 2026, Cepsa pondrá en marcha en Palos de la Frontera (Huelva), una planta que fabricará 500.000 toneladas de SAF (combustible sostenible para aviación) y diésel renovable.

Actualmente, cuenta con capacidad para fabricar 700.000 toneladas de biocombustibles avanzados (a partir de aceite de cocina usado y residuos agrícolas) y su objetivo es alcanzar los 2,5 millones de toneladas en 2030, 800.000 de ellas de SAF, "suficiente para sobrevolar 2.000 veces el planeta".

Sin embargo, según datos de la Corporación de Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos (CORES), solo en España, en 2023 se consumieron 5,56 millones de toneladas de gasolinas, 19,76 millones de toneladas de gasóleo de automoción y casi 6,1 millones de queroseno de aviación.

Hasta este año, los biocombustibles se comercializaban mezclados gasolinas y gasóleo tradicionales, en porcentajes que el año pasado se situaron en el 2,62 y el 5,95 %, respectivamente, según CORES.

¿Hay suficiente materia prima?

"El acceso a la materia prima es uno de los grandes retos de la industria para la producción de biocombustibles de segunda generación" han reconocido desde Cepsa, que en abril alcanzó un acuerdo con Apical (matriz de Bio Oils) para garantizar el abastecimiento de Palos de la Frontera.

Además, junto al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) investiga la viabilidad de plantar cultivos energéticos de cobertura en zonas rurales de España, y con el Instituto Tecnológico el desarrollo de biocombustibles da partir de microalgas.

También colabora con Cooperativas Agro-alimentarias de España, organización que agrupa a más de 3.600 cooperativas agrarias, para el uso de residuos agrícolas y ganaderos.

Fuentes de Repsol han asegurado que su compromiso es usar residuos nacionales y que trabajan para desarrollar cadenas de valor que permitan su recogida y gestión adecuada para su transformación en nuevos productos evitando el depósito en vertedero y la incineración.

Para su abastecimiento, tiene acuerdos con organizaciones como el sindicato agrario ASAJA o la Asociación Nacional de Gestores de Residuos y Subproductos de Aceites y Grasas Comestibles (Geregras), según la compañía, que ha subrayado que certifica toda su producción renovable.

Agencia Internacional de la Energía

Según la ciencia, garantizar la seguridad climática del planeta pasa por alcanzar un mundo "cero emisiones netas" en 2050, algo que no puede hacerse con "solo cambiar de combustibles fósiles a combustibles de bajas emisiones, como biocombustibles, hidrógeno, amoniaco o queroseno sintético", han advertido fuentes de la Agencia Internacional de la Energía (AIE).

Se necesita una batería de medidas para reducir el uso incesante de combustibles fósiles y las emisiones, como electrificación, eficiencia energética y cambios de comportamiento.

No obstante, según la AIE, los combustibles de bajas emisiones tienen un papel importante en sectores en los que el uso directo de la electricidad es más costoso o difícil, como la fabricación de acero, la industria pesada, camiones, barcos y aviones.

Según sus proyecciones, en un escenario de cero emisiones netas en 2050, el hidrógeno y los combustibles basados ​​en él representarán el 8 % de la demanda mundial de energía final, la bioenergía (líquida, gaseosa y sólida) el 13 % y la electricidad el 53 %.

Pese al papel dominante de la electricidad, en ese escenario, el hidrógeno, los combustibles a base de hidrógeno y los biocombustibles son "fundamentales" en sectores como la aviación y el transporte marítimo, donde combinados cubren el 78 y el 82 % de las necesidades energéticas, respectivamente.

Desde la AIE, han apuntado que la combustión directa de bioenergía procedente de plantas se considera neutra en carbono porque el CO2 que libera durante su uso fue absorbido durante el proceso de fotosíntesis que permitió el crecimiento de los vegetales.

No obstante, en el caso de los cultivos bioenergéticos, "los posibles cambios en el uso de la tierra pueden conducir a un aumento de las emisiones si su producción conlleva deforestación", ha alertado la misma fuente.

"En nuestro escenario cero neto, minimizamos estas emisiones de cambio de uso de la tierra mediante el cultivo de bioenergía leñosa en tierras degradadas, pastizales y tierras que ya se usan para cultivos bioenergéticos convencionales".

Ecologistas

Para el responsable de Energía y Clima de Ecologistas en Acción, Javier Andaluz, aunque las emisiones asociadas a la quema de biocombustibles son menores que las de los fósiles, "no se puede afirmar que sean neutros en carbono, pues el traslado y transformación de los residuos conllevan un importante gasto de energía y emisiones".

En su opinión, sólo una gestión local y cercana puede garantizar "cierta sostenibilidad", mientras que los planes a gran escala o la importación a largas distancias de esos materiales pueden tener impactos climáticos similares a los de los combustibles a los que pretenden sustituir.

Además, sustituir el actual consumo de combustibles fósiles por biocombustibles es "imposible" dada la limitada disponibilidad de las materias primas, lo que exige reservalos para los sectores difíciles de electrificar en lugar de fomentar "burbujas inviables", como su uso en vehículos privados, ha aseverado.

"Pueden tener sentido en aviación o transporte marítimo, pero nunca en el transporte terrestre, que tiene alternativas con unas emisiones e impactos ambientales mucho más bajos", ha dicho en esta línea el responsable de Cambio Climático de Greenpeace España, Pedro Zorrilla, que ha insistido en su escasa disponibilidad.

Por otra parte, ha recordado que actualmente la "inmensa mayoría" de los combustibles que comercializan las petroleras es de origen fósil y que la inversión que hacen en renovables es "mínima" en relación a la que destinan al negocio tradicional de extracción y refino de petróleo. EFEVerde

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