Un día antes que en 2017, el día 1 de agosto de 2018 ya habremos agotado todos los recursos que la naturaleza puede regenerar este año. Para mantener nuestro apetito actual de recursos, necesitaríamos el equivalente a 1.7 Tierras.
El 1 de agosto, la humanidad ya habrá consumido todos los recursos producidos por el planeta en un año. Esto es lo que los expertos llaman el día de la sobrecapacidad de la Tierra, el punto exacto en el que el uso de recursos como el agua, los alimentos, la tierra y la madera excede la capacidad de regeneración de la naturaleza.
Este factor ha sido registrado desde los años 70 (entonces se le llamaba Día de la Deuda Ecológica) y a lo largo de todo este tiempo ha mostrado una tendencia casi constante: aparte de una ligera disminución en los años de la crisis financiera y económica, nuestro “apetito” por los recursos naturales aumenta de año en año. En 1987 el día cayó el 19 de diciembre, en 2000 llegó al 1 de noviembre y el año pasado fue el 2 de agosto.
En esta espiral descendente, el día de la sobrecapacidad de la Tierra continúa acelerándose y a este ritmo es probable que el próximo año la fecha caiga en julio.
“Nuestras economías actuales operan un esquema Ponzi con nuestro planeta“, comentó Mathis Wackernagel, director gerente y cofundador de Global Footprint Network (organización informática sin ánimo de lucro). “Estamos tomando prestados los recursos futuros de la Tierra para hacer avanzar nuestras economías en el presente. Como cualquier esquema Ponzi, funciona por un tiempo. Pero a medida que las naciones, las empresas o los hogares se endeudan cada vez más, se desmoronan.”
El día de la sobrecapacidad de la Tierra se calcula dividiendo la biocapacidad mundial (la cantidad de recursos naturales generados por la Tierra ese año) por la huella ecológica global (el consumo de la misma por la humanidad), multiplicando el resultado por 365, es decir, los días del año. Lo que el cálculo no dice explícitamente, pero que surge de una rápida reflexión, es que, a este ritmo, necesitaríamos el equivalente a 1,7 Tierra. No sólo eso. El coste de un desembolso ecológico tan desenfrenado se hace cada vez más evidente con el paso del tiempo. El cambio climático es el resultado más visible y generalizado, junto con la pérdida de biodiversidad, el colapso de la pesca, el aumento de los precios de las materias primas y todos los derechos civiles perdidos asociados a él.
Varios estudios científicos han revelado que una tercera parte de la tierra está ahora profundamente degradada, mientras que los bosques tropicales se han convertido en una fuente y no en un sumidero de carbono. Los científicos también han mostrado su preocupación por las tendencias climáticas cada vez más irregulares, en particular en el Ártico, y por la preocupante disminución de las poblaciones de abejas y otros insectos polinizadore
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