27 de octubre de 2021

Plantaciones comerciales: ¿la mejor inversión para mitigar el cambio climático?

 En los últimos tiempos, y ante la urgente necesidad de limitar el calentamiento global debido al aumento de las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera (en particular el dióxido de carbono o CO₂), surgen las voces a favor de masificar los monocultivos forestales comerciales. Sin embargo, a pesar de que la plantación de árboles para la captación de CO₂ tiene mucho sentido como una solución simple y con beneficios económicos, los efectos colaterales de estos monocultivos no siempre han sido considerados en todas sus dimensiones. Discutiremos esta medida de mitigación del cambio climático, enfatizando el caso de Chile, donde las plantaciones forestales constituyen uno de los ejes de crecimiento económico del país.

No sólo se trata de plantar y cosechar

Recientemente se ha propuesto que, para que los monocultivos forestales sean efectivos en la mitigación del cambio climático, no sólo basta con cultivar árboles. También es necesario masificar el uso de energía obtenida de la biomasa forestal y de ciertos biomateriales derivados de las plantaciones, por ejemplo, sustituyendo el hormigón por madera aserrada o reemplazando las fibras textiles sintéticas por otras derivadas de la pulpa de la madera (e.g., viscosa). Por lo tanto, para que los monocultivos forestales sean una herramienta eficaz para mitigar el cambio climático se requiere el desarrollo de nuevas tecnologías y su implementación mediante cambios en la estructura de negocios orientados al desarrollo de una bioeconomía circular. Si tales avances tecnológicos, económicos y sociales no son posibles a la velocidad esperada, el objetivo de estos monocultivos podría no alcanzarse en el tiempo previsto (120 años). En este sentido es importante destacar que los monocultivos forestales tardan años en ser acumuladores netos de carbono, y por lo tanto monocultivos con tasas de rotación cortas (como los empleados para la producción de celulosa) no son efectivos para mitigar el cambio climático.

Usar un clavo para sacar otro

Los monocultivos forestales fueron una estrategia de emergencia para el control de la erosión de suelos altamente degradados difundida en distintos países del mundo a partir de los años 70. Sin embargo, las prácticas industriales asociadas (tala rasa y red de caminos) aumentaron la erosión en muchos casos, con importantes impactos negativos sobre la biodiversidad y el funcionamiento de los ecosistemas. 

Las densas plantaciones masivas de árboles con un fin industrial alteran el ciclo hidrológico local, ya que las especies empleadas mantienen altas tasas de crecimiento mediante un uso no conservativo del agua. Además, el manejo mecanizado de las plantaciones industriales modifica las propiedades físicas del suelo, lo que disminuye su capacidad de almacenar agua, incrementa la escorrentía superficial (por lo tanto también la erosión) y modifica las comunidades de invertebrados y microorganismos del suelo. Finalmente, en un mundo cada vez más cálido, el aumento artificial de la biomasa forestal propiciará incendios cada vez más severos y extensos, particularmente en regiones densamente pobladas, donde las chispas capaces de iniciar un fuego son frecuentes. Existen evidencias recientes al respecto, como los megaincendos que en 2017 se propagaron a través de más de 280 mil hectáreas de monocultivos forestales de Chile central dejando a su paso 11 víctimas mortales, o los grandes incendios que ese mismo año cercenaron la vida a decenas de personas en una carretera inmersa en un mar de plantaciones en Portugal. Paradójicamente, las emisiones por la quema repentina del carbono de los monocultivos no son compensadas por las tasas de almacenamiento de los árboles plantados. Por ejemplo, los incendios de 2017 en Chile emitieron casi tanto CO₂ a la atmósfera como el emitido durante todo el año anterior, siendo la quema de los monocultivos forestales responsable de más del 75 % de dichas emisiones.

Únase y apueste por información basada en la evidencia.

El uso de monocultivos forestales con fines comerciales constituye una estrategia de mitigación del cambio climático miope frente a otras crisis ambientales actuales, como es la extinción masiva de la biodiversidad. Existe clara evidencia de que las plantaciones forestales albergan menos diversidad biológica que muchas comunidades naturales vecinas. Además, tienen un papel central en el proceso denominado homogeneización biológica, donde comunidades diversas de especies nativas llegan a ser dominadas por unas pocas especies, normalmente exóticas. Este empobrecimiento de la biodiversidad afecta sobre todo a los elementos tróficos que más directamente benefician a las personas y que sustentan directamente el sistema ecológico, como son los productores primarios (plantas) y organismos detritívoros (por ejemplo, la fauna edáfica). Además, las comunidades biológicamente empobrecidas tienen un menor valor en términos de los servicios ecosistémicos no tangibles, como una menor resiliencia a las perturbaciones o mayor susceptibilidad a las invasiones de especies exógenas.

Hacia estrategias de mitigación sustentables

Entre la comunidad científica existe un consenso generalizadosobre la necesidad de un marco regulatorio y políticas ambientales que garanticen la protección de los ecosistemas naturales que conservan la biodiversidad y el carbono en la biomasa y en los suelos, así como estrategias eficaces de restauración de los ecosistemas para aumentar la captura de carbono y llegar a mitigar el cambio climático mejorando los medios de vida de las personas. En este sentido, es preciso considerar que existen múltiples evidencias científicas de que la restauración y conservación de muchas formaciones vegetacionales naturales producen un mejor balance entre fijación y emisión de carbono, sin afectar negativamente sobre las contribuciones de los ecosistemas a las personas. Y no sólo se trata de bosques: los ecosistemas no dominados por árboles (como la estepa patagónica, las sabanas tropicales o los pastizales alpinos) almacenan la mayor parte del carbono en el suelo, siendo en algunos casos este almacenamiento de carbono mayor que el que se acumula en la biomasa de los bosques tropicales. 

Para que el impacto integral de los monocultivos forestales comerciales sea positivo, se deben eliminar los impactos negativos no explícitos de estas plantaciones y detener la degradación de ecosistemas naturales prístinos (sean arbóreos o no). Sólo bajo estas premisas los gestores podrían considerar el uso de monocultivos forestales como una opción, entre otras, para mitigar el cambio climático.

Los cosméticos para animales tendrán etiqueta ecológica

 “La etiqueta ecológica de la UE es una etiqueta de excelencia medioambiental fiable y verificada por terceros que tiene en cuenta el impacto medioambiental de un producto a lo largo de su ciclo de vida, desde la extracción de las materias primas hasta la eliminación final”, indicó la Comisión Europea este lunes en un comunicado.

Esa etiqueta, que se ha ido extendiendo a diferentes productos desde 1992, promueve “el uso de ingredientes más sostenibles y renovables, garantiza que los envases se minimicen y/o sean fáciles de reciclar, y que los cosméticos funcionen como se afirma”, según la CE.

“Animo a las empresas a reclamar la etiqueta ecológica de la UE” para aprovechar “su indiscutible reputación”, declaró en una nota el comisario europeo de Medioambiente, Océanos y Pesca, Virginijus Sinkevicius.

Ayuda para el consumidor

La Comisión entiende que ese etiquetado ayuda a “orientar a los consumidores hacia productos ecológicos fiables y certificados y apoya la transición a una economía limpia y circular”.

Anteriormente, los requisitos para la concesión de la etiqueta ecológica de la UE para los cosméticos cubrían una gama limitada de los denominados productos de “aclarado”, como geles de ducha, champús y acondicionadores. A partir de ahora se amplían a todos los productos, indicó la Comisión.

Más de 83.000 productos y servicios en la UE gozan de la etiqueta ecológica, según el Ejecutivo comunitario, que detecta que hay una “fuerte demanda de mercado” de artículos catalogados como sostenibles. EFEverde



Un perro es atendido en un centro de estética. EFE/EPA/Jakub Kaczmarczyk POLAND OUT

Los pulmones del Planeta son los océanos

 Existe la extendida creencia de que los bosques los principales productores de oxígeno del Planeta Tierra, lo que conviene puntualizar y aclarar, siempre sin restar importancia al papel que desempeñan selvas y bosques, para que los verdaderos responsables de podamos respirar la tengan. Y estos responsablea no son otros que los océanos.

Los pulmones del Planeta Tierra son los mares y océanos

Aunque los incendios que están asolando los últimos años a la selva amazónica suponen una auténtica desgracia, ya que es un ente imprescindible para la vida en el Planeta, su papel como pulmón de la Tierra no es tal ya que el balance entre generación oxígeno y absorción de CO2 no es el que suponíamos.

Sin embargo, nuestros mares y océanos si proporcionan ese balance positivo necesario para la vida, y que en las últimas décadas está siendo seriamente amenazado por la actividad humana

Si observamos nuestro Planeta desde el espacio, éste se ve de color azul pues gran parte de su superficie está cubierta por agua, siendo en ésta donde precisamente surgió la vida.

Esto nos lleva a que sea en los mares y océanos donde encontramos el sistema principal de la mayor parte de los servicios ecosistémicos que nuestro Planeta nos proporciona.

Es en este medio donde encontramos la respuesta en los organismos unicelulares del fitoplancton, que flotan por miles en la denominada zona eufótica del océano.

Es en esta capa superficial del agua hasta donde penetra la radiación solar, y que puede alcanzar los 200 primeros metros de profundidad, en la que nos encontramos 2 grupos esenciales de organismoslas algas unicelulares y las cianobacterias fotosintéticas.

Podríamos pensar que son los fértiles bosques y praderas en tierra firme los grandes productores de oxigeno, pero nada más lejos de la realidad

El balance neto de oxígeno que se produce entre los periodos de respiración y fotosíntesis de las plantas terrestres, aunque puede ser positivo, en general es mínimo en comparación con el servicio que ofrece el fitoplancton.

Necesitamos defensores de los océanos

Por lo tanto, aunque sea frecuente oír que el pulmón de Planeta es el Amazonas, la realidad es que los organismos responsables de que todos podamos respirar se encuentran en los océanos.

Sin estos microorganismos autótrofos (que elaboran materia orgánica a partir de sustancias inorgánicas)que hallamos, mares y océanos carecerían de vida, sin embargo gracias a su trabajo fotosintético, estas microscópicas criaturas producen entre el 50 y el 85% del oxígeno que se libera cada año a la atmósfera.

El fitoplancton cumple 2 funciones primordiales: por una parte genera al menos la mitad del oxígeno que respiramos, lo que supone aproximadamente unos 27.000 millones de toneladas al año.

La otra función esencial es la de ejercer de sumidero capturando a su vez unas 10 gigatoneladas de carbono de la atmósfera en las profundidades del océano anualmente. Además, ese carbono se transforma en carbohidratos que, tarde o temprano, los demás organismos vivos podrán incluir en sus estructuras biológicas.

Todos estamos viendo como la actividad humana está poniendo en grave peligro tanto la aportación de oxígeno procedente de los boques como la procedente de los océanos.

Por un lado, la sobreexplotación a través de la tala o la búsqueda de recursos naturales están arrebatando a bosques como el Amazonas su capacidad de regeneración natural.

Por otro lado, la contaminación de los océanos, los vertidos, el incremento vertiginoso de los plásticos y microplásticos en sus aguas, se consagran como las principales amenazas que pueden mermar los grandes beneficios aportados por los océanos.

Basura marina repleta de plasticos

Y para recordar lo importante que son los océanos debemos tener presente que:

  • El 72 % de la superficie terrestre se encuentra en nuestro océano, de aquí su vital repercusión como ecosistema.
  • Mares y océanos son los protagonistas en la liberación de oxígeno hacia la atmósfera, más que todos los bosques y selvas juntos.
  • Intercambian calores y gases con la atmósfera, hecho que permite equilibrar el clima de la Tierra.
  • Proporcionan 140 millones de empleos alrededor de todo el mundo.
  • Aportan una gran cantidad de proteínas animales y alimenta a personas de todas partes.

Así que no debemos olvidar la imprescindible contribución de estos microorganismos que se encuentran en los océanos de nuestro Planeta y que cumplen esa doble función crucial y que la actividad humana está amenazando seriamente: ceder oxígeno a la atmósfera y retirar de ella el CO2.

¿Quién ha de liderar los cambios que impone la crisis climática?

 El cambio climático quizás sea actualmente la amenaza más importante para la humanidad. Sin embargo, hay muchos ciudadanos que seguramente no estén familiarizados con cuestiones que a los académicos podrían parecernos básicas sobre este fenómeno y la transición necesaria para mitigarlo. Esta fue una de las cuestiones planteadas durante la escuela de verano del BC3 (el Centro Vasco para el Cambio Climático, o Basque Centre for Climate Change), celebrada a principios de septiembre.

Los participantes –una mezcla de politólogos, abogados, economistas, políticos, ambientalistas y representantes de la industria– se encargaron de desgranar distintos aspectos ligados a la pregunta de si el Pacto Verde europeo sería un punto de inflexión frente a la crisis climática.

Tecnologías de secuestro de carbono

Una de las primeras cuestiones planteadas fue sobre las tecnologías de secuestro y captura de carbono, que van desde las plantaciones de árboles de crecimiento rápido hasta las tecnologías de captura de CO₂ atmosférico. 

Se plantearon las dudas existentes sobre la aportación de estas herramientas a la descarbonización tal como está recogida en los escenarios del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) y sobre los posibles efectos colaterales para la biodiversidad y la destrucción de ecosistemas. 

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Poco después, uno de los ponentes se refería a la inclusión de estas tecnologías en los escenarios del IPCC como “pensamiento mágico”. Parecía estar claro que se tiende a sobrestimar su potencial. ¿Peca entonces el IPCC (y toda la literatura de la que éste bebe) de tecnoptimista?

Cambio en el modelo de transporte

Más adelante se abrió el melón del decrecimiento. Uno de los ponentes recordó que la primera de las opciones de descarbonización que había mostrado en su presentación para cada uno de los sectores (edificios, transporte, industria y agricultura) era reducir la demanda, y aseveró que “algo tenemos que hacer con el consumismo”. 

En el caso del transporte, en lugar de sustituir cada coche de combustión por uno eléctrico, habría que replantearse, primero, cómo reducir las necesidades de movilidad (por ejemplo, con planificación urbana). Y segundo, cómo atender las restantes con alternativas limpias sin menoscabar la autonomía de los usuarios (por ejemplo, promoviendo la racionalización del uso de los vehículos y la movilidad activa, o haciendo un mayor uso de la red electrificada de trenes para el transporte de mercancías). 

Todo esto podría favorecer a la economía local (comercio de proximidad). Entre otras cosas, se podría restringir la circulación de coches privados en ciudades al tiempo que se ponen en funcionamiento servicios de transporte público gratuitos o con una tarifa plana. 

Con un buen funcionamiento de la red de cercanías, el uso del coche se podría restringir a zonas peor conectadas, haciendo más atractiva la opción del alquiler frente a la compra. Esto reduciría considerablemente el número de coches necesarios para que todos nos movamos, y con ello su inmensa huella ecológica y los problemas por la escasez de materias primas para producirlos.

Con un nuevo paradigma de pago por uso se generan nuevas oportunidades de negocio que la industria del automóvil podría aprovechar. Además, esta filosofía del pago por servicios puede de por sí cambiar la forma en que se diseñan los productos, haciéndolos más duraderos y fáciles de reparar, promoviendo así la economía circular y desincentivando la obsolescencia programada o la destrucción de productos nuevos no vendidos.

Concienciación para modificar comportamientos

Respecto al tema del papel de la sociedad civil, hubo un mantra que se repitió varias veces a lo largo del curso: hace falta concienciación de la ciudadanía, hace falta una rebelión cívica. De lo que no se habló fue sobre quién tendría la responsabilidad de hacer ese trabajo de pedagogía hacia la sociedad. Otro mantra que se repitió varias veces fue: cambiar los comportamientos de la población es muy difícil. 

Pero ¿de verdad es así? Hace décadas alguien se preguntó cómo convencer a la gente para que comprara su producto y así nació la publicidad. Nuestros hábitos han cambiado mucho en los últimos años: el móvil, internet, los vuelos en avión, los alimentos ultraprocesados, la mascarilla, etc. Detrás de este cambio de hábitos está el bombardeo publicitario, cada vez más ingenioso, en el que las compañías invierten millones esperando un retorno aún mayor.

Así que parece que cambiar el comportamiento de las personas es factible. Eso sí, hace falta dinero. Pero ¿quién va a invertir en campañas publicitarias que inciten el cambio drástico de comportamientos que está pidiendo la comunidad científica para evitar el desastre?

Podría plantearse la necesidad de campañas públicas como las de la DGT, o mensajes como los de las cajetillas de tabaco cada vez que repostemos en una gasolinera, o compremos un billete de avión (“Quemar combustibles fósiles mata”, ¿se imaginan?). Ya existen iniciativas para prohibir los anuncios de combustibles fósiles

Esta concienciación es crítica para que ciertas políticas impopulares pero imprescindibles (como la imposición ambiental o el principio del que contamina, paga) no tengan una contestación social tal que quite del poder a gobiernos que quieren actuar y ponga en su lugar a otros gobiernos que hacen oídos sordos a la ciencia.

El papel de los políticos

La intervención de otro de los ponentes tuvo que ver con la dimensión política. Reconoció que el cambio climático es un problema que lleva encima de la mesa décadas, pero como algo secundario. Explicó que hay dos “mesas”: la grande, donde se toman las decisiones importantes, es la mesa de la agenda económica. 

La agenda climática está en la mesa pequeña, siempre supeditada a las condiciones que marca la primera. Según parece, los mensajes de “emergencia”, “código rojo” y “el mundo debe despertar” están condenados al fracaso hasta que no se altere el orden de prioridades en las “mesas” donde se gobierna o la mayoría de la sociedad reaccione por su cuenta.

Otro problema que se apuntó es el hecho de que las elecciones sean cada cuatro años. Si bien esto puede ser muy sano para la democracia, no ayuda a afrontar un problema a largo plazo como el cambio climático. Algún ponente sugirió que se debería de abordar este tema con un pacto de Estado, para evitar que se den pasos atrás que no nos podemos permitir.

No obstante, se habló de un caso de éxito liderado por el actual Gobierno de España: el de las mesas de diálogo para la transición justa de las zonas mineras. Este modus operandi se presenta como la manera de gestionar los conflictos que la transición ecológica puede generar en algunos sectores concretos, como el del automóvil, toda su cadena de valor y servicios asociados. Muchos en la sala creían en este enfoque basado más en innovación social que tecnológica. 

En concreto, una ponente habló de la necesidad de cocrear las soluciones de transición, lo que significa que se involucre a todo el mundo y se siga un proceso deliberativo (como también se explica aquí). Otro ejemplo de cocreación serían las asambleas ciudadanas. Algunos recordaban que, también en el caso de la covid-19, el papel de la innovación social ha sido clave, siendo lo que ha permitido mantener abiertas las escuelas y recuperar otras muchas actividades hasta que la ciencia y la tecnología “nos han salvado” con las vacunas.

Finalmente, uno de los presentes nos señaló que serían los jóvenes de la sala (y todos los que vienen detrás) los que sufrirán el cambio climático en plena madurez de su vida, recordándonos que esto no es algo que vaya a suceder a final de siglo, sino de aquí a unos 30 años

Este mismo ponente habló de cómo el cambio climático podrá ocasionar estados fallidos, de cómo uno de los detonantes de la guerra de Siria fue una sequía que llevó a miles de personas del campo a la ciudad. Parece que no serán sólo los fenómenos extremos o la sequía los que matarán a miles o millones si el cambio climático no se frena a tiempo, sino probablemente también la guerra.

Ya hace más de 10 años desde la primera escuela de verano organizada por el BC3, en su compromiso por difundir su conocimiento entre la sociedad. Hemos asistido a unos cuantos y siempre aprendemos y nos deprimimos a partes iguales. Ojalá la tortilla dé la vuelta y en próximas ediciones las ponencias nos den esperanzadoras noticias sobre los logros conseguidos colectivamente.

Greenpeace vuelve a apuntar a Coca-Cola como mayor contaminante de plásticos

 Coca-Cola, que ha encabezado la lista en los cuatro años que se ha realizado este seguimiento desde 2018, produce aproximadamente un 10 % de los envases plásticos asociados a marcas que se desperdician en el planeta, o tres millones de toneladas, según calcula el estudio.

Greenpeace también destaca que Unilever, una de las firmas patrocinadoras del Cumbre del Cambio Climático que esta semana comienza en Glasgow, ha superado a Nestlé para ocupar este año el tercer lugar.

En el top-10 de la lista también figuran Procter & Gamble, Mondelez, Philip Morris, Danone, Mars y Colgate-Palmolive.

El estudio se ha realizado con la ayuda de 11.000 voluntarios que han limpiado las playas de 45 países y que han recogido más de 330.000 envases.

Greenpeace también recuerda la relación de esta contaminación plástica con el cambio climático, dado que el 99 % de estos envases se fabrican a partir de combustibles fósiles en la industria petroquímica. EFEverde

Imagen de archivo de una botella de plástico. EFE/EPA/NIC BOTHMA

26 de octubre de 2021

Las instituciones religiosas anuncian la mayor desinversión de combustibles fósiles antes de la COP26

 por  | Oct 26, 2021 | Blog, Desinversión, Noticias y Actualizaciones | 0 Comentarios

El martes, cinco días antes de la 26ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en Glasgow, instituciones religiosas de todo el mundo se unieron para realizar el mayor anuncio conjunto de desinversión de la historia.

En total, 72 instituciones religiosas de seis continentes, con más de 4.200 millones de dólares de activos combinados bajo gestión, anunciaron su compromiso de desinvertir de los combustibles fósiles.

Las acciones proféticas de las instituciones siguen el reciente llamamiento del Papa Francisco y otros líderes religiosos a los gobiernos mundiales para que aborden la «crisis ecológica sin precedentes» antes de la COP26.

El anuncio del martes muestra que un número creciente de instituciones católicas están respondiendo a la reciente recomendación del Vaticano de desinvertir de empresas de combustibles fósiles e invertir en soluciones climáticas. 

Tomás Insua, Director Ejecutivo del Movimiento Laudato Si’, dijo: «Las personas de fe están desinvirtiendo a gran escala del carbón, el petróleo y el gas contaminantes, exigiendo al G20 en Roma que finalmente concluya que no hay futuro para la financiación de los combustibles fósiles. Como dijo el Papa Francisco, ‘basta de la sed de ganancias que impulsa a la industria de combustibles fósiles a destruir nuestra casa común'».

El anuncio proviene de instituciones religiosas de Australia, Irlanda, Italia, Kenia, Nepal, Perú, Ucrania, Reino Unido, Estados Unidos y Zambia.

Entre las instituciones participantes se encuentran la Conferencia Episcopal de Escocia; la Junta Central de Finanzas de la Iglesia Metodista del Reino Unido; la Iglesia Presbiteriana de Gales; la Iglesia Presbiteriana de Irlanda; universidades católicas de Estados Unidos y del Reino Unido; las Hermanas de la Caridad de Australia; Cáritas Nepal; 15 diócesis católicas de Inglaterra, Escocia e Irlanda; dos diócesis de la Iglesia de Inglaterra; 19 iglesias de la Iglesia greco-católica de Ucrania; y el movimiento religioso budista Soka Gakkai International – Reino Unido.

La lista completa de las 72 instituciones que están desinvirtiendo de los combustibles fósiles puede encontrarse aquí.

¿Estás listo para que tu institución se una a ellos? Conoce las instituciones que han desinvertido y cómo lo han hecho, durante una conversación especial sobre la COP26 el jueves.

 COP26, desinversión de combustibles fósiles y una transición justa para todos

 

Nota: La conversación será en inglés con traducción simultánea en español, portugués, italiano y francés.

Durante este seminario web especial, escucharemos al Obispo Bill Nolan, el Obispo Responsable de Medio Ambiente de la Conferencia de Obispos Católicos de Escocia, que se ha comprometido con la desinversión.

El Obispo Nolan compartirá por qué «hablar no es suficiente, es necesario actuar», y cómo «el status quo no es aceptable». Únete a la conversación.

Él y otros líderes religiosos también explicarán cómo el camino hacia la justicia climática exige que desinvirtamos y «nos apartemos de los combustibles fósiles».