Enrique Delgado lidera el proyecto digital Take me back
Motivado por el Papa Francisco y su intención de septiembre, caminando el Tiempo de la Creación, somos invitados a contemplar y accionar con generosidad y discernimiento para contribuir en la sanación de nuestra deteriorada casa, la casa que somos cada uno de nosotros (1 Co 6, 19) y la casa que compartimos como familia humana con otras especies. (LS 13)
En 2020 resonó en mí el llamado a dedicar un tiempo concreto a la creación en dos sentidos, primero la disposición amorosa a redescubrir la belleza de toda vida creada y ser empático con el dolor que muchas formas de vida hoy padecen; y en segundo lugar, una implicación determinada para imaginar otros futuros posibles, es decir un tiempo para una creatividad regenerativa.
En este sentido los textos de la “carta de la tierra” pueden ayudar a concienciarnos y sensibilizarnos, pero también puede ser acogida como un desafío a nuestra creatividad:
“Como nunca antes en la historia, el destino común nos hace un llamamiento a buscar un nuevo comienzo (…) Que el nuestro sea un tiempo que se recuerde por el despertar de una nueva reverencia ante la vida; por la firme resolución de alcanzar la sostenibilidad: por el aceleramiento en la lucha por la justicia y la paz y la alegre celebración de la vida.” (LS 207)
Orientados por esta llamada profética a despertar, los comunicadores de este tiempo tenemos una responsabilidad particular para transmitir valores y actitudes que ayuden e inspiren a las personas a sentirse parte de este nuevo comienzo y a contribuir activamente en las luchas locales, sin las cuales el entorno global continuará vulnerado e incorregible. Una oportunidad para reivindicar desde la fe nuestra capacidad de co-crear, imaginar, explorar, escuchar, proponer y experimentar con cosas nuevas.
Con tristeza, veo que en relación con todo este “tema” del cambio climático y el llanto de la tierra y de los pobres, en muchos ámbitos de la comunicación social nos conformamos con reciclar ideas, narrativas y estilos. Atendemos superficialmente este llamado que Dios nos hace de forma concreta en tantos signos visibles de nuestra división. Y al hacer esto diluimos la relevancia que tiene esta causa y el potencial que hay en ella para la comunión universal, la fraternidad y la amistad social.
Se hace necesario cuestionar nuestros modos de entender lo que nos pasa y discernir en comunidad cómo responderemos a los desafíos. ¿Cuál será nuestra contribución al despertar al que somos llamados? Conscientes de que muchos esfuerzos invertidos hasta ahora, no están iluminando “nuevos comienzos”, nuevas historias, nuevos caminos que habiliten en nuestra generación una compasión que no tenga miedo del desconcierto, de las protestas, de las heridas y clamores.
¿Cómo encontrar en todo esto una fuente de inspiración y fecundidad para crear nuevos signos, palabras, actividades e instituciones que reflejen un Dios vivo que permanece amoroso y liberador en medio de nosotros y nuestra historia?
Cinco pasos para la eco conversión
En este sentido, me gustaría proponer cinco pasos para la innovación que nos ayuden a evitar el reciclaje de estilos, de narrativas y de formatos a la hora de comunicar la conversión ecológica que hoy necesitamos. Estos pueden ayudarnos a diseñar experiencias pastorales colaborativas centradas en el cuidado de la casa común.
- Compadecer
Cuando decimos “cambio climático” o “llanto de la tierra” nos referimos a todo y a nada, y desde la ambigüedad no podemos proponer aliviadores concretos. Es fundamental observar nuestro entorno inmediato y reconocer las realidades concretas que se encuentran heridas. Debemos utilizar todos los sentidos y no tener miedo al encuentro, acercarnos a esas realidades vulnerables (y seguramente distintas) e intentar entender las raíces de lo que no está bien, nombrar los “llantos de la tierra/pobres” presentes en nuestras comunidades puede sensibilizarnos de formas insospechadas.
Ejemplo: En lugar de promover una conversión ecológica parroquial, identificamos que en la comunidad hay desabasto de agua, aumento de personas en situación de calle, racismo o clasismo normalizado, maltrato animal o alguna situación que esté generando dinámicas de opresión, muerte, desigualdad o escasez. Las registramos y compartimos con la comunidad.
- Elegir y definir.
Sabemos bien que “quien mucho abarca, poco aprieta”, por eso es necesario discernir en comunidad qué situación es prioritario atender o visibilizar. Seguramente una herida social tiene muchos puntos de tensión, por eso conviene afinar la elección delimitando los alcances, tiempos y personas involucradas, de modo que todos en el equipo o comunidad entienda hacia dónde dirigirá sus esfuerzos. Entre más específica sea nuestra causa mayor será la novedad permitida.
Ejemplo: No es lo mismo procurar la dignificación de personas migrantes en México a observar las carencias principales de alimento o vestido que se viven en un albergue específico.
- Contemplar con confianza
Ayuda mucho alimentar la esperanza con nuevos referentes que salgan de las fuentes convencionales de inspiración, si nos permitimos (o pedimos la gracia para) encontrar a Dios en todas las cosas, podremos experimentar epifanías creativas que nutran nuestras capacidades y expandan nuestras posibilidades.
Ejemplo: En lugar de replicar la estética y palabras de alguna otra iniciativa “Laudato Si’” e incluso alguna causa ecológica, me atrevo a explorar el mundo del arte, veo el comportamiento de algún fenómeno natural, repaso la historia de algún héroe, o intento algo que nunca he hecho antes. Contemplo y aprendo de ese concepto y lo reinterpreto.
- Imaginar
Es la hora de la ilusión y las alternativas, con la inspiración de la contemplación y la causa concreta en el centro, trato de crear puentes entre el dolor y el alivio. Amplío sin restricciones las posibilidades de estos puentes preguntándome: “¿Y si…?”. Y vamos tejiendo una historia que podamos contar.
Ejemplo: Llanto concreto de los pobres: las personas migrantes que atraviesan de Guatemala a México. Contemplar la historia de la sagrada familia sin hogar y en peligro de persecución.
- Crear y compartir
Inventa un nombre, elige colores, tipografías y redacta una historia que puedas contar combinando todos los procesos anteriores para encarnar la alternativa aliviadora que imaginaste e implementa tu propuesta sin miedo. Aprende de lo que puedes mejorar y registra los aciertos del fruto de tu proceso.
Ejemplo: En mi comunidad hicimos este proceso y ofrecimos un itinerario de cinco semanas para acompañar jóvenes adultos a distancia, los invitamos a sumar kilómetros caminando o corriendo desde su ciudad.
Enrique Delgado
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