Está claro que las abejas no solo hacen miel y la misión de las abejas en la naturaleza va más allá de este servicio por lo que su preservación es esencial para la supervivencia de la humanidad, pues su intervención en el proceso de polinización es vital en la reproducción de las plantas.
El papel jugado por las abejas es fundamental en la agricultura, de la cual depende la producción de alimentos que cubren las necesidades más apremiantes en el Planeta, y aunque muchos animales cumplen funciones similares, los insectos, y en este caso las abejas, son de mayor eficacia.
Fruto de esta labor esencial, las abejas fueron declaradas como el ser vivo más importante del planeta por el Instituto Earthwatch
Actualmente están documentadas alrededor de 20.000 especies de abejas, y aunque no todas habitan en colmenas, todas en su momento requieren de las plantas y cumplen con este proceso indispensable que estamos interesados en preservar.
Sin la polinización entomófila (que es la realizada por insectos) aproximadamente un tercio de los cultivos que consumimos tendrían que ser polinizados por otros medios o producirían una cantidad de alimento significativamente menor.
Descendería la productividad de hasta un 75% de nuestras cosechas y los cultivos más nutritivos e interesantes para nuestra dieta (frutas, verduras y forraje para la producción de carne y lácteos) se verían afectados de manera grave por un descenso en las poblaciones de insectos polinizadores.
Estudios indican que el beneficio económico global de la polinización arroja un resultado de unos 265.000 millones de euros correspondientes al precio de las cosechas que dependen de la polinización natural.
Esta cifra puede ocultar el hecho de que, si la polinización natural se viese seriamente perjudicada, podría resultar imposible de sustituir, hecho que tendría un valor incalculable y que condicionaría nuestra existencia.
Además de los cultivos, la mayor parte de la flora silvestre precisa de la polinización por intermedio de animales para reproducirse y, por lo tanto, otros servicios ecosistémicos y los hábitats naturales que los proporcionan dependen también de los insectos polinizadores.
Las abejas son el grupo de polinizadores predominante y principal desde el punto de vista económico en la mayoría de regiones geográficas, siendo las abejas melíferas las que se han visto cada vez más castigadas en los últimos años, aun cuando el mundo avanza hacia el cultivo de variedades que dependen de la polinización.
El papel de los polinizadores silvestres (abejas y otros insectos) gana relevancia a nivel mundial e interesa cada vez más a los investigadores
Por otra parte, las abejas silvestres también se ven amenazadas por muchos factores medioambientales, incluyendo la falta de hábitats naturales y seminaturales, así́ como una mayor exposición a sustancias químicas manufacturadas.
En términos generales, el número de abejas y otros polinizadores parece estar reduciéndose en todo el mundo, pero en especial en Norteamérica y Europa, cosa a lo que no ayuda la falta de programas regionales o internacionales sólidos, diseñados para vigilar el estado actual y las tendencias de los polinizadores, supone una considerable incertidumbre en cuanto a la escala y la extensión de este descenso.
Sin embargo, solamente las pérdidas conocidas son ya notables, constatándose en los últimos inviernos, que la mortalidad de las colonias de abejas melíferas en Europa ha sido del 20% de media (con un amplio rango entre el 1,8% y el 53% de unos países a otros).
Se pueden identificar 3 preocupaciones fundamentales en cuanto a la salud global de los polinizadores:
- No se dispone de datos precisos que permitan alcanzar conclusiones firmes sobre el estado de los polinizadores globales en términos de abundancia y diversidad.
- Puesto que la demanda de polinizadores crece a más velocidad que la oferta, podríamos estar enfrentándonos a una polinización restringida, ahora y en el futuro inmediato. Esto se debe a que el aumento de los cultivos de gran valor que dependen de la polinización está superando el crecimiento de la población mundial de abejas melíferas, a la vez que los polinizadores silvestres disminuyen en abundancia y diversidad.
- Las poblaciones de abejas melíferas son muy desiguales entre regiones agrícolas: crecen en algunos países productores de miel, pero disminuyen en el resto, incluyendo regiones con gran producción agrícola en Estados Unidos, Reino Unido y muchos otros países de Europa occidental.
El aumento de precios a finales del siglo XX y principios del XXI para algunos cultivos dependientes de polinización se ha interpretado como señal de alarma de las tensiones entre la merma de polinizadores y los rendimientos de las cosechas.
Si deseamos evitar más restricciones en la producción alimentaria y más deforestación para ampliar la tierra cultivable, debemos trabajar para hacer frente a los factores que ponen en riesgo la polinización, centrándonos en los impactos en las abejas melíferas y los polinizadores silvestres.
Ningún factor por sí solo es culpable del descenso general en la población mundial de abejas, o del empeoramiento de la salud de éstas, no hay duda de que este declive es el producto de varios factores, algunos conocidos y otros no, que actúan por separado o combinados. Vamos a ver los principales:
Enfermedades y parásitos
Muchos apicultores están de acuerdo en que el ácaro ectoparásito invasivo Varroa destructor es un peligro serio para la apicultura en todo el mundo.
Otros parásitos, como el Nosema ceranae, han demostrado ser extremadamente dañinos para las colonias de abejas melíferas en algunos países del sur de Europa.
Asimismo es probable que otros patógenos y virus nuevos estén afectando también a las colonias de abejas
La capacidad para resistir enfermedades y parásitos de las abejas parece estar influida por varios factores, en especial, su estado nutricional y su exposición a sustancias químicas tóxicas.
Algunos plaguicidas parecen debilitar a las abejas melíferas, que se hacen más sensibles a la infección y los parásitos.
Agricultura industrial
El conjunto de los polinizadores no puede escapar de los distintos impactos de la agricultura industrial.
Sufre la destrucción de su hábitat natural causada por la agricultura y, al volar sobre explotaciones agrícolas, los efectos nocivos de las prácticas intensivas.
También acusan la fragmentación de los hábitats naturales y seminaturales, la expansión de los monocultivos y la falta de diversidad.
Por otro lado, los sistemas agrícolas que se basan en la biodiversidad y no utilizan sustancias químicas peligrosas, como los de cultivo ecológico, pueden beneficiar a las comunidades de polinizadores, tanto manejados como silvestre, aumentando la heterogeneidad de hábitats para las abejas.
Cambio climático
Muchas de las consecuencias predichas para el cambio climático, como el aumento de temperaturas, las modificaciones de pautas de precipitación y fenómenos meteorológicos más erráticos o extremos tendrán impacto en las poblaciones de polinizadores, afectándolos individualmente y a nivel de comunidad, reflejándose en tasas de extinción más altas para las especies polinizadoras.
Así que la próxima vez que una abeja zumbe a tu alrededor, recuerda que gran parte de nuestra alimentación depende en gran medida de la polinización de los insectos, y en especial de las abejas, que prestan un servicio clave para nuestra persistencia en el Planeta.