29 de diciembre de 2022

La importancia de las abejas para nuestra supervivencia

 Está claro que las abejas no solo hacen miel y la misión de las abejas en la naturaleza va más allá de este servicio por lo que su preservación es esencial para la supervivencia de la humanidad, pues su intervención en el proceso de polinización es vital en la reproducción de las plantas.

Las abejas son fundamentales para nuestra supervivencia debido al papel polinizador indispensable para la producción de alimentos

El papel jugado por las abejas es fundamental en la agricultura, de la cual depende la producción de alimentos que cubren las necesidades más apremiantes en el Planeta, y aunque muchos animales cumplen funciones similares, los insectos, y en este caso las abejas, son de mayor eficacia.

Fruto de esta labor esencial, las abejas fueron declaradas como el ser vivo más importante del planeta por el Instituto Earthwatch

Actualmente están documentadas alrededor de 20.000 especies de abejas, y aunque no todas habitan en colmenas, todas en su momento requieren de las plantas y cumplen con este proceso indispensable que estamos interesados en preservar.

Sin la polinización entomófila (que es la realizada por insectos) aproximadamente un tercio de los cultivos que consumimos tendrían que ser polinizados por otros medios o producirían una cantidad de alimento significativamente menor.

Descendería la productividad de hasta un 75% de nuestras cosechas y los cultivos más nutritivos e interesantes para nuestra dieta (frutas, verduras y forraje para la producción de carne y lácteos) se verían afectados de manera grave por un descenso en las poblaciones de insectos polinizadores.

Estudios indican que el beneficio económico global de la polinización arroja un resultado de unos 265.000 millones de euros correspondientes al precio de las cosechas que dependen de la polinización natural. 

Esta cifra puede ocultar el hecho de que, si la polinización natural se viese seriamente perjudicada, podría resultar imposible de sustituir, hecho que tendría un valor incalculable y que condicionaría nuestra existencia.

Además de los cultivos, la mayor parte de la flora silvestre precisa de la polinización por intermedio de animales para reproducirse y, por lo tanto, otros servicios ecosistémicos y los hábitats naturales que los proporcionan dependen también de los insectos polinizadores. 

Las abejas son el grupo de polinizadores predominante y principal desde el punto de vista económico en la mayoría de regiones geográficas, siendo las abejas melíferas las que se han visto cada vez más castigadas en los últimos años, aun cuando el mundo avanza hacia el cultivo de variedades que dependen de la polinización.

El papel de los polinizadores silvestres (abejas y otros insectos) gana relevancia a nivel mundial e interesa cada vez más a los investigadores

Por otra parte, las abejas silvestres también se ven amenazadas por muchos factores medioambientales, incluyendo la falta de hábitats naturales y seminaturales, así́ como una mayor exposición a sustancias químicas manufacturadas.

En términos generales, el número de abejas y otros polinizadores parece estar reduciéndose en todo el mundo, pero en especial en Norteamérica y Europa, cosa a lo que no ayuda la falta de programas regionales o internacionales sólidos, diseñados para vigilar el estado actual y las tendencias de los polinizadores, supone una considerable incertidumbre en cuanto a la escala y la extensión de este descenso.

Ciertas actividades son insostenibles y deben ser replanteadas

Sin embargo, solamente las pérdidas conocidas son ya notables, constatándose en los últimos inviernos, que la mortalidad de las colonias de abejas melíferas en Europa ha sido del 20% de media (con un amplio rango entre el 1,8% y el 53% de unos países a otros).

Se pueden identificar 3 preocupaciones fundamentales en cuanto a la salud global de los polinizadores:

  1. No se dispone de datos precisos que permitan alcanzar conclusiones firmes sobre el estado de los polinizadores globales en términos de abundancia y diversidad.
  2. Puesto que la demanda de polinizadores crece a más velocidad que la oferta, podríamos estar enfrentándonos a una polinización restringida, ahora y en el futuro inmediato. Esto se debe a que el aumento de los cultivos de gran valor que dependen de la polinización está superando el crecimiento de la población mundial de abejas melíferas, a la vez que los polinizadores silvestres disminuyen en abundancia y diversidad.
  3. Las poblaciones de abejas melíferas son muy desiguales entre regiones agrícolas: crecen en algunos países productores de miel, pero disminuyen en el resto, incluyendo regiones con gran producción agrícola en Estados Unidos, Reino Unido y muchos otros países de Europa occidental.

El aumento de precios a finales del siglo XX y principios del XXI para algunos cultivos dependientes de polinización se ha interpretado como señal de alarma de las tensiones entre la merma de polinizadores y los rendimientos de las cosechas.

Si deseamos evitar más restricciones en la producción alimentaria y más deforestación para ampliar la tierra cultivable, debemos trabajar para hacer frente a los factores que ponen en riesgo la polinización, centrándonos en los impactos en las abejas melíferas y los polinizadores silvestres.

Ningún factor por sí solo es culpable del descenso general en la población mundial de abejas, o del empeoramiento de la salud de éstas, no hay duda de que este declive es el producto de varios factores, algunos conocidos y otros no, que actúan por separado o combinados. Vamos a ver los principales:

Enfermedades y parásitos

Muchos apicultores están de acuerdo en que el ácaro ectoparásito invasivo Varroa destructor es un peligro serio para la apicultura en todo el mundo.

Otros parásitos, como el Nosema ceranae, han demostrado ser extremadamente dañinos para las colonias de abejas melíferas en algunos países del sur de Europa.

Asimismo es probable que otros patógenos y virus nuevos estén afectando también a las colonias de abejas

La capacidad para resistir enfermedades y parásitos de las abejas parece estar influida por varios factores, en especial, su estado nutricional y su exposición a sustancias químicas tóxicas.

Algunos plaguicidas parecen debilitar a las abejas melíferas, que se hacen más sensibles a la infección y los parásitos.

Agricultura industrial

El conjunto de los polinizadores no puede escapar de los distintos impactos de la agricultura industrial.

Sufre la destrucción de su hábitat natural causada por la agricultura y, al volar sobre explotaciones agrícolas, los efectos nocivos de las prácticas intensivas.

Sectores como la agricultura apuestan por ser sostenibles

También acusan la fragmentación de los hábitats naturales y seminaturales, la expansión de los monocultivos y la falta de diversidad.

Por otro lado, los sistemas agrícolas que se basan en la biodiversidad y no utilizan sustancias químicas peligrosas, como los de cultivo ecológico, pueden beneficiar a las comunidades de polinizadores, tanto manejados como silvestre, aumentando la heterogeneidad de hábitats para las abejas.

Cambio climático

Muchas de las consecuencias predichas para el cambio climático, como el aumento de temperaturas, las modificaciones de pautas de precipitación y fenómenos meteorológicos más erráticos o extremos tendrán impacto en las poblaciones de polinizadores, afectándolos individualmente y a nivel de comunidad, reflejándose en tasas de extinción más altas para las especies polinizadoras.


Así que la próxima vez que una abeja zumbe a tu alrededor, recuerda que gran parte de nuestra alimentación depende en gran medida de la polinización de los insectos, y en especial de las abejas, que prestan un servicio clave para nuestra persistencia en el Planeta.

Medio ambiente 2022: el año del despertar climático

 espedimos un año convulso. La invasión rusa de Ucrania en febrero del 2022 supuso no solo el inicio de un conflicto bélico con consecuencias políticas de calado internacional, sino también el despertar a una realidad energética que ha golpeado la estabilidad de muchos países.

La guerra desequilibró aún más el escenario de abastecimiento del gas y de otros recursos naturales energéticos, ya de por sí voluble.

Cuando Rusia amenazó con cortar el grifo del gas natural a otros territorios, puso en evidencia la dependencia europea de las importaciones energéticas, como advirtió el catedrático emérito de la Universitat de Barcelona Mariano Marzo Carpio.

Los países han tenido que recurrir a las importaciones de gas natural licuado y a otras fuentes de energía como las nucleares o, en algunos casos, al carbón. Por primera vez, se han aplicado restricciones al consumo, como límites a la climatización y la iluminación.

En cualquier caso, el conflicto ha servido para que el despliegue de las renovables se convierta en una prioridad.

La guerra afectó también al suministro de alimentos y a su precio. Juan Vázquez Rojo, de la Universidad Camilo José Cela, nos explicaba que Ucrania es un importante exportador de cereales, semillas, harinas y aceites de girasol. En regiones vulnerables como África y Oriente Medio, el encarecimiento de estos productos, y de los fertilizantes, supone una situación crítica para muchas familias.

Un verano tórrido y seco

Este verano ha logrado que muchas personas acepten que el cambio climático es una realidad. “Se ha hecho verdad. Siempre lo había sido. Pero no para todo el mundo”, señalaba la profesora de la Universidad Rey Juan Carlos Concha Mateos.

Por una parte, la intensidad y la duración de las sequías está aumentando, y la tendencia podría agravarse en las próximas décadas debido al calentamiento global. José Martínez Fernández y Laura Almendra Martín, de la Universidad de Salamanca, nos han contado los resultados de un reciente estudio en el que han comprobado que el suelo en Europa cada vez tiene menos agua.

También hemos vivido los efectos de otra consecuencia del cambio climático: unas olas de calor cada vez más abrasadoras, más prolongadas y más tempranas debido al alargamiento del verano. Se han alcanzado máximos de temperatura históricos que dejan entrever que algunas zonas de España podrían rondar los 50 grados a la sombra en las próximas décadas.

Ambos fenómenos, sequías y olas de calor, han configurado un coctel letal, alertaba el investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales Fernando Valladares. 120 000 personas perdieron la vida en España durante los meses estivales, no solo debido a los golpes de calor, también por el agravamiento de patologías existentes y el colapso de los centros de atención médica.

Las profesoras de la Universidad Politécnica de Madrid Ester Higueras y Alicia Gómez Nieto proponen algunas soluciones para sobrellevar las altas temperaturas en las ciudades y evitar que nos roben la salud. Incrementar la vegetación, aprovechar el viento en el diseño urbano y emplear pavimentos de colores claros ayuda a reducir el calor y aumenta la humedad, la ventilación y la sombra.

El verano también trajo consigo una temporada de incendios inusual, por temprana y agresiva. Se ha caracterizado por incendios de quinta generación: “Una simultaneidad de grandes incendios que ponen en jaque a los sistemas de extinción, llegando en algunos casos a amenazar a núcleos urbanos”, describía el profesor de la Universitat de Lleida Víctor Resco de Dios.

Debemos frenar el cambio climático, aprender a adaptarnos al fuego y gestionar el combustible en el monte para reducir la prevalencia de los fuegos. 

La profesora de la Universidad Pública de Navarra Rosa María Canals resaltaba la importancia de reactivar el mundo rural para crear paisajes resilientes mediante el aprovechamiento forestal, la planificación de cultivos y la ganadería extensiva.

Los acuerdos y desacuerdos de la COP27

Por último, el 2022 ha sido el año de la vigesimoséptima cumbre sobre cambio climático de Naciones Unidas (COP27), celebrada en noviembre en Sharm el-Sheikh (Egipto).

Al fin se ha alcanzado un acuerdo para crear un fondo de financiación por daños y pérdidas ocasionadas por el cambio climático que los países desarrollados proporcionarán a los países en desarrollo para reducir su vulnerabilidad, cuyos detalles exponía la profesora de la Universidad Complutense de Madrid Sonia Quiroga.

Pero el asunto más controvertido, según el catedrático de la Universidad de Castilla-La Mancha Manuel de Castro Muñoz de Lucas, fueron los compromisos de reducción de emisiones, que no han variado respecto a la pasada COP26 y, por tanto, siguen siendo insuficientes para mantener el calentamiento global por debajo de 1,5 grados.

Si no logramos mitigar el cambio climático, solo nos quedará la adaptación. El 2023 brinda una nueva oportunidad para que los países aumenten sus esfuerzos en ambos sentidos.

Azoteas verdes: Beneficios para el consumo de energía

 Azoteas verdes: Beneficios para el consumo de energía

Imagen: LP2 Studio – Shutterstock.

En las ciudades de todo el mundo, las azoteas verdes pueden cambiar la forma en que conservamos la energía. Estos vastos e infrautilizados espacios podrían reducir el consumo de energía y producir alimentos. También pueden proporcionar un hogar para la vida silvestre más vulnerable.

Todo lo que se necesitas es un simple jardín en la azotea. Creando más espacios verdes, podemos hacer nuestras ciudades más sostenibles. Esto beneficiará a todos.

¿Qué son los jardines azoteas?

Los gigantes de hormigón que dominan el horizonte de una ciudad a menudo ignoran el espacio extra de tierra que está fuera de nuestra línea de visión. Con la cantidad de tierra disponible a nivel del suelo reduciéndose en las zonas urbanas, es más importante que nunca pensar en cómo podemos aprovechar las zonas más altas.

Los tejados o azoteas verdes ayudan a combatir nuestra crisis urbana. Son una forma fácil y rentable de reducir el consumo de energía de un edificio, además de otros beneficios.

Tipos de zonas verdes en los tejados.

Hay dos tipos principales de jardines en las azoteas: intensivos y extensivos.

  1. Tejado verde intensivo.

Este sistema usa una gruesa capa de suelo, a menudo de varios centímetros de profundidad, que se extiende a lo largo de un techo plano. A veces, un lecho de jardín elevado se puede usar para cultivar una gama más diversa de plantas. Entre ellas se encuentran las hortalizas. La gran cantidad de suelo nutritivo que la gente usa allí permite que florezcan plantas y árboles más grandes.

Los tejados verdes intensivos suelen estar en edificios comerciales. La estructura debe ser lo suficientemente robusta para soportar el peso. A menudo requieren más mantenimiento que otros tipos de jardines de techo.

Sin embargo, tienen el beneficio adicional de producir alimentos en el corazón de una ciudad. Si se hace correctamente, un área inutilizada puede convertirse en un espacio útil.

  1. Tejado verde extensivo.

El sistema de tejado verde extensivo usa una carga más ligera en comparación con el sistema intensivo. Una fina capa de suelo que se extiende a lo largo del tejado, poblada por especies como las suculentas y las gramíneas.

Estas plantas de bajo mantenimiento crecen rápidamente y pueden absorber el calor. Refrigeran todo el edificio en el proceso.

Tienen sólo unos pocos centímetros de espesor. Como resultado, estos mini-jardines son adecuados para una variedad de diferentes azoteas.

Los extensos tejados verdes pueden ser estéticamente impresionantes. Cubren el antiestético hormigón con diseños vegetales únicos.

Las plantas resistentes a la sequía pueden sobrevivir incluso al peor clima. Son una gran opción para los edificios residenciales más pequeños que buscan reducir su factura de energía.

Huerto urbano en azotea
Imagen: YuRi Photolife – Shutterstock.

Cómo los jardines en las azoteas conservan la energía.

Los jardines de las azoteas emplean uno de los mejores aislantes: el suelo y la vegetación. Desde las selvas tropicales de Sudamérica hasta los bosques de coníferas de Europa, la vegetación siempre ha proporcionado un refugio natural contra el calor. La cubierta de árboles y la espesa maleza protegen del sol, permitiendo que la parte inferior se mantenga fresca.

Los días calurosos y soleados pueden hacer que la parte superior de los edificios alcancen temperaturas muy altas. Sin una capa aislante, este calor pasará naturalmente a través del edificio ya que su exterior de hormigón actúa como conductor.

Los sistemas de aire acondicionado se deben usar para regular la temperatura, causando un gasto innecesario de dinero, energía y recursos. En climas cálidos, no es raro que los residentes gasten el 70% de su factura de electricidad en costes de refrigeración.

Los jardines en las azoteas son sistemas de aislamiento increíblemente eficaces y pueden ayudar a reducir el coste de la refrigeración de un edificio. Mientras que el suelo funciona naturalmente como un aislante, las plantas en la parte superior también pueden bajar la temperatura a través de la fotosíntesis y la transpiración.

Cuando se añade agua a la ecuación, el efecto de enfriamiento es doble. El suelo húmedo se enfría naturalmente a medida que el agua se evapora, refrigerando la superficie de abajo.

Mientras que este proceso es especialmente beneficioso en verano, los jardines de los tejados también pueden evitar que el edificio pierda calor en invierno. Una capa de aislamiento en los tejados es útil en la mayoría de las condiciones climáticas, manteniendo las temperaturas estables en los edificios y protegiéndolos de las condiciones climáticas extremas y duras.

Ahorro de dinero y energía.

El dinero que ahorramos se debe en gran parte al consumo de electricidad. En los climas más templados, el ahorro no será tanto como el de los que viven en temperaturas más extremas, ya que las bombas de calor y los aires acondicionados son grandes consumidores de energía. Sin embargo, independientemente del clima, los jardines en las azoteas pueden ayudar a reducir los gastos de energía en general.

Más beneficios de las azoteas verdes.

Algunos otros beneficios importantes de las azoteas verdes son:

  1. Reduce las emisiones de CO2. Una ciudad llena de tejados verdes haría maravillas para reducir la cantidad total de CO2 emitida. Los jardines de los tejados pueden absorber el CO2 del aire y liberar oxígeno en su lugar, creando un entorno urbano más saludable.
  1. Proporciona un hábitat para la vida silvestre. La destrucción de grandes extensiones de hábitats naturales para el desarrollo urbano ha desplazado a muchos animales. Los jardines de las azoteas ofrecen zonas de anidación y hogares para los insectos, lo que atrae a una gran variedad de aves. Las plantas con flores en los tejados proporcionan alimentos y hábitats muy necesarios para las abejas.
  1. Permite una mejor gestión de las aguas pluviales. Los jardines de las azoteas atrapan el agua, ayudando así a las ciudades a gestionar las enormes cantidades de agua durante las tormentas severas.
  1. Puede producir alimentos de forma local. Los huertos en los tejados tienen la capacidad de producir alimentos justo donde la demanda es mayor: en ciudades densamente pobladas. Cultivar alimentos en el centro de una ciudad reduce los costes de transporte.
  1. Pueden mejorar nuestro estado de ánimo. Los espacios verdes de las ciudades pueden reducir significativamente el estrés general de la población.

21 de diciembre de 2022

FELIZ NAVIDAD 2022

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Un poco de historia sobre el desarrollo sostenible

 e habla mucho del concepto de desarrollo sostenible, de su importancia, de los planes mundiales para lograrlo. Pero, ¿realmente tenemos alternativa? ¿podemos sobrevivir a un desarrollo que no sea sostenible? Vamos a repasar los orígenes de este concepto.

El Protocolo de Kioto y la reducción de los Gases de Efecto Invernadero
Como sabemos, el concepto de desarrollo sostenible se propone reconciliar el crecimiento económico, los recursos naturales y la sociedad, evitando comprometer las posibilidades de vida de las generaciones venideras.
Para dar cabida a la preocupación ambiental a escala global, en 1983 la Organización de las Naciones Unidas (ONU) crearía la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (CMMAD), responsable del Informe Brundtland de 1987 e inicialmente denominado Our Common Future (traducido como Nuestro futuro común).
En este documento se formaliza el concepto de desarrollo sostenible y se define como aquel que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras de satisfacer sus propias necesidades.
Esta definición cuestiona el modelo implantado de producción y consumo y hace un llamamiento a la transformación del concepto de desarrollo para incluir una triple vertientesumando a la dimensión económica, las dimensiones social y medioambiental.
Los tres ejes de la cultura de la sostenibilidad en la empresa
Todo ello quedaría materializado en la Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (1992), aprobada en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (segunda Cumbre de la Tierra), en Río de Janeiro (Brasil).
La conocida como Declaración de Río sienta las bases para la protección del medioambiente como parte integral del proceso de desarrollo e insta a los gobiernos a desarrollar la legislación necesaria para asegurar la responsabilidad, el cuidado y la reparación medioambiental.
En ese mismo año el Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sostenible (WBCSD, por sus siglas en inglés) publica el libro Changing Course (traducido como Cambiando el rumbo), que tuvo un gran impacto en el mundo empresarial.
Esta obra pone énfasis en la actitud e implicación corporativas para alcanzar el desarrollo sostenible y promovían la introducción de la gestión medioambiental en la empresa, atendiendo no sólo a criterios económicos cortoplacistas, sino también a su sostenibilidad a largo plazo.
Asimismo, se definió la responsabilidad ambiental de las empresas como el manejo responsable y ético de los productos y los procesos con respecto a la salud, la seguridad y los aspectos ambientales, y que, para ser efectiva, precisa que empresas e industrias se doten de políticas y procedimientos internos con el fin de integrar este planeamiento en la toma de decisiones, además de una apertura y un diálogo con los empleados y el público en general.
La Cumbre de Río de 1992 fue considerada un hito en su momento, estableciendo lo que se conoce como la Agenda 21, que consiste en un compendio de los asuntos que deben ser abordados a nivel mundial, nacional y local para alcanzar el desarrollo sostenible.

Así la protección del medioambiente se sitúa junto a desafíos sociales y económicos como la lucha contra la pobreza, el fomento de la salud o el empoderamiento de la mujer

La Agenda 21 sería el germen de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) fijados por la ONU en el año 2000, con 8 propósitos de desarrollo humano cuya consecución pasaba a ser prioritaria para los Gobiernos de todo el mundo a través de la cooperación internacional. Específicamente, el objetivo nº 7  buscaba garantizar la sostenibilidad del medio ambiente.
Recientemente, en 2015, estos objetivos se revisaron dando lugar a una nueva agenda mundial con los denominados Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible y los negocios
Los ODS instan a los países, así como al resto de actores, incluidas las empresas, a intensificar sus esfuerzos para poner fin a la pobreza en todas sus formas, reducir la desigualdad y luchar contra el deterioro ambiental. Como ya hemos tratado, se componen de 17 objetivosde los cuales 5 están dedicados específicamente al medioambiente.
No se puede negar la contradicción que aparentemente existe entre los conceptos de desarrollo y sostenible. De ahí que en muchas ocasiones se prefiera utilizar el término de sostenibilidad en el mundo de la empresa y de los negocios.
La sostenibilidad se basa en la capacidad de un sistema para mantener su diversidad, funcionamiento y equilibrio a lo largo del tiempo, afrontando las restricciones ecológicas a largo plazo y las presiones socioeconómicas.
Quizás parte del problema actual sea que nuestra civilización se basa en una necesidad voraz de recursospara mantener su modo actual de vida, y entendemos que la sostenibilidad debe lograr utilizar estos recursos de manera eficiente, manteniendo el equilibrio con la naturaleza.
¡Y quizás esto no sea posible si nosotros no cambiamos a un estilo de vida sostenible!