e habla mucho del concepto de desarrollo sostenible, de su importancia, de los planes mundiales para lograrlo. Pero, ¿realmente tenemos alternativa? ¿podemos sobrevivir a un desarrollo que no sea sostenible? Vamos a repasar los orígenes de este concepto.
Como sabemos, el concepto de desarrollo sostenible se propone reconciliar el crecimiento económico, los recursos naturales y la sociedad, evitando comprometer las posibilidades de vida de las generaciones venideras.
Para dar cabida a la preocupación ambiental a escala global, en 1983 la Organización de las Naciones Unidas (ONU) crearía la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (CMMAD), responsable del Informe Brundtland de 1987 e inicialmente denominado Our Common Future (traducido como Nuestro futuro común).
En este documento se formaliza el concepto de desarrollo sostenible y se define como aquel que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras de satisfacer sus propias necesidades.
Esta definición cuestiona el modelo implantado de producción y consumo y hace un llamamiento a la transformación del concepto de desarrollo para incluir una triple vertiente, sumando a la dimensión económica, las dimensiones social y medioambiental.
Todo ello quedaría materializado en la Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (1992), aprobada en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (segunda Cumbre de la Tierra), en Río de Janeiro (Brasil).
La conocida como Declaración de Río sienta las bases para la protección del medioambiente como parte integral del proceso de desarrollo e insta a los gobiernos a desarrollar la legislación necesaria para asegurar la responsabilidad, el cuidado y la reparación medioambiental.
En ese mismo año el Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sostenible (WBCSD, por sus siglas en inglés) publica el libro Changing Course (traducido como Cambiando el rumbo), que tuvo un gran impacto en el mundo empresarial.
Esta obra pone énfasis en la actitud e implicación corporativas para alcanzar el desarrollo sostenible y promovían la introducción de la gestión medioambiental en la empresa, atendiendo no sólo a criterios económicos cortoplacistas, sino también a su sostenibilidad a largo plazo.
Asimismo, se definió la responsabilidad ambiental de las empresas como el manejo responsable y ético de los productos y los procesos con respecto a la salud, la seguridad y los aspectos ambientales, y que, para ser efectiva, precisa que empresas e industrias se doten de políticas y procedimientos internos con el fin de integrar este planeamiento en la toma de decisiones, además de una apertura y un diálogo con los empleados y el público en general.
La Cumbre de Río de 1992 fue considerada un hito en su momento, estableciendo lo que se conoce como la Agenda 21, que consiste en un compendio de los asuntos que deben ser abordados a nivel mundial, nacional y local para alcanzar el desarrollo sostenible.
Así la protección del medioambiente se sitúa junto a desafíos sociales y económicos como la lucha contra la pobreza, el fomento de la salud o el empoderamiento de la mujer
La Agenda 21 sería el germen de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) fijados por la ONU en el año 2000, con 8 propósitos de desarrollo humano cuya consecución pasaba a ser prioritaria para los Gobiernos de todo el mundo a través de la cooperación internacional. Específicamente, el objetivo nº 7 buscaba garantizar la sostenibilidad del medio ambiente.
Recientemente, en 2015, estos objetivos se revisaron dando lugar a una nueva agenda mundial con los denominados Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Los ODS instan a los países, así como al resto de actores, incluidas las empresas, a intensificar sus esfuerzos para poner fin a la pobreza en todas sus formas, reducir la desigualdad y luchar contra el deterioro ambiental. Como ya hemos tratado, se componen de 17 objetivos, de los cuales 5 están dedicados específicamente al medioambiente.
No se puede negar la contradicción que aparentemente existe entre los conceptos de desarrollo y sostenible. De ahí que en muchas ocasiones se prefiera utilizar el término de sostenibilidad en el mundo de la empresa y de los negocios.
La sostenibilidad se basa en la capacidad de un sistema para mantener su diversidad, funcionamiento y equilibrio a lo largo del tiempo, afrontando las restricciones ecológicas a largo plazo y las presiones socioeconómicas.
Quizás parte del problema actual sea que nuestra civilización se basa en una necesidad voraz de recursospara mantener su modo actual de vida, y entendemos que la sostenibilidad debe lograr utilizar estos recursos de manera eficiente, manteniendo el equilibrio con la naturaleza.
¡Y quizás esto no sea posible si nosotros no cambiamos a un estilo de vida sostenible!
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