La transición energética se ha convertido en la gran revolución de nuestro tiempo, pero nos ha marcado un plazo límite. El impacto del cambio climático es cada vez más evidente y material, y no tenemos que alejarnos demasiado para comprobarlo. Hemos cerrado 2023 como el año más caluroso en la Tierra desde que empiezan los registros, con una alarmante temperatura media de 1,48 ºC por encima de los niveles de referencia preindustriales. Además, según datos de AEMET, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y el Servicio de Cambio Climático de Copernicus, el pasado mes de enero fue el más cálido jamás registrado, tanto en España como en el resto del planeta.
Incendios, inundaciones, sequías, la subida del nivel mar y el aumento de la temperatura de sus aguas... no son pocas las muestras que el cambio climático va dejando a su paso. La Unión Europea, como líder mundial de la acción por el clima, se ha comprometido a alcanzar la neutralidad climática en 2050. Para lograr ese objetivo, es necesario mantener el rumbo marcado por su propia Ley del Clima y por el Acuerdo de París, con el fin de construir una economía sostenible y sólida ante los riesgos climáticos, libre de combustibles fósiles, con una industria tecnológica limpia y competitiva y, todo ello, a través de una transición que sea justa para todos y no deje a nadie atrás, asegurando un futuro más sano y seguro.
Así, la Comisión Europea recomienda que se fije un objetivo de reducción neta del 90% de las emisiones de gases de efecto invernadero para 2040, en comparación con los niveles de 1990. La energía desempeña un papel fundamental para conseguirlo, ya que es una de las principales fuentes de emisión de CO. Por ello, es necesario aumentar la penetración de las energías renovables en el sistema eléctrico, de tal forma que la eólica, la solar y la hidráulica sustituyan a los combustibles fósiles; e invertir en formas de almacenar la energía proporcionada por ellas para evitar que se desperdicie y poder utilizarla cuando sea necesario. La meta es conseguir que, en 2050, el 90% de la electricidad proceda de fuentes renovables y, al menos, la mitad del consumo energético proceda de la electricidad.
La COP28, celebrada a finales de 2023 en Dubái, logró un compromiso mundial histórico para abandonar los combustibles fósiles y apostar por las energías renovables. Más de 130 gobiernos nacionales acordaron trabajar juntos para triplicar la capacidad mundial instalada de energías renovables hasta alcanzar, al menos, los 11.000 gigavatios (GW) en 2030. Y es posible conseguirlo, ya que se calcula que las incorporaciones anuales mundiales de capacidad renovable aumentaron casi un 50% en 2023, fijando la tasa de crecimiento más rápida de las dos últimas décadas.
LOS GRANDES RETOS
Aunque pueden variar de un país a otro, es innegable que existen una serie de retos a los que los gobiernos deben enfrentarse para cambiar esta previsión y alcanzar estos 11.000 GW en 2030 y pueden resumirse, principalmente, en los siguientes: la falta de visibilidad sobre las políticas a largo plazo, la lentitud a la hora de desarrollar respuestas administrativas, así como una inversión insuficiente en infraestructuras de red, lo que impide que la energía limpia se inyecte más rápidamente. También los obstáculos administrativos, que hacen que el procedimiento de autorización sea engorroso, los problemas de aceptación social y la insuficiente financiación, tanto pública como privada, que reciben las economías emergentes y en desarrollo. Según datos de la Agencia Internacional de la Energía (IEA), afrontar estos retos podría suponer un aumento del 21% en el crecimiento de las energías renovables.
Si pensamos en España, también identificamos otros factores tales como la inflación o las tensiones geopolíticas, que condicionan el ritmo de esta implementación. A pesar de la gran riqueza de los recursos naturales de España, nuestro país no es el más rápido a la hora de desarrollar proyectos que contribuyan a alcanzar la transición energética. Por ejemplo, el proceso de conseguir autorizaciones y permisos para desarrollar nuevos proyectos en los tiempos que estos necesitan para ponerse en funcionamiento puede alargarse hasta más de cinco años. Todo ello puede perjudicar, también, la llegada de nuevas inversiones por la rentabilidad.
Ante esta situación y con el propósito de cumplir con los objetivos que plantea la transición energética es fundamental que exista un esfuerzo colaborativo. Esto implica combinar la inversión del sector privado con las políticas gubernamentales adecuadas y el compromiso de la sociedad. Y esto último es algo que afecta tanto a particulares como a las empresas, que deben participar activamente en la transición para que tenga éxito.
EL PAPEL DE EDP EN LA TRANSICIÓN ENERGÉTICA ESPAÑOLA
Una de las empresas que ha entendido perfectamente cuál es su papel en esta transición y que ya está trabajando para contribuir a cumplir sus objetivos es EDP, considerada la utility más sostenible del mundo según el Índice de Sostenibilidad de Bloomberg por 16º año consecutivo. Esta compañía energética global opera en toda la cadena de valor, desde la generación hasta la distribución y el suministro de electricidad; y aspira a que, en 2030, el 100% de su producción proceda de fuentes renovables, contando actualmente con el 87%.
EDP aspira a que, en 2030, el 100% de su producción proceda de fuentes renovables, contando actualmente con el 87%.
En España, EDP cuenta ya con más de 5 GW de energía limpia instalada, de los cuales 2,2 GW corresponden a energía solar y eólica y 444 MW a energía hídrica. Debido a la cantidad y a la calidad de sus recursos naturales, nuestro país es uno de los mercados claves para su negocio, con lo que contribuye activamente a la aceleración de su descarbonización y a alcanzar los objetivos de la transición energética española. Pero... ¿cómo ayuda EDP a España a superar todos estos retos de los que hablábamos?
Para empezar, está contribuyendo a potenciar la colaboración público-privada. En EDP trabajan junto a las instituciones para acelerar los procesos de concesión de derechos, lo que se conoce en el sector como permitting; y, a la vez, para encontrar los mecanismos adecuados de remuneración de las inversiones. Al mismo tiempo, colaboran activamente con las comunidades locales en las que se desarrollan sus proyectos. Sin embargo, donde EDP ha demostrado su carácter innovador y pionero es en la incorporación de nuevas tecnologías sostenibles que aprovechan las infraestructuras ya existentes: la hibridación, la repotenciación o repowering y el sobreequipamiento.
EDP Renewables, filial 100% renovable de EDP, se ha posicionado como compañía pionera en hibridación, ya que ha sido la primera en conectar y producir con éxito energía limpia en el primer parque híbrido de España, algo que también ha logrado en Portugal y en Polonia. Un polo híbrido se crea al añadir dos o más fuentes renovables de electricidad en la misma subestación. En estos casos, se combinaron las energías eólica y solar. Así, por ejemplo, si una planta solar se construye en un parque eólico ya existente, se aprovechan sus infraestructuras y se maximiza la producción de energía limpia. También ocurre que, al no depender de nuevas licencias, las nuevas formas de producción de energía pueden introducirse más rápidamente en la red, dando solución a una de las mayores preocupaciones del sector. Además, que ambas tecnologías se localicen en un mismo punto mejora los costes de exportación y mantenimiento, de manera que la producción es más rentable. EDP ya ha puesto en funcionamiento dos centros híbridos en 2024 y prevé poner otros dos en nuestro país.
Pero su apuesta por la optimización de la tecnología no se detiene aquí. Hay que destacar que, a pesar de la corta edad de la flota de aerogeneradores de EDPR, la empresa está trabajando en varios proyectos piloto de repotenciación o, en el caso de que esto no sea posible, de reciclaje de palas eólicas. En España, por ejemplo, ha conseguido aumentar en un 75% la producción de energía en dos parques eólicos gracias a la repotenciación. Concretamente, en los parques eólicos de Zas y Corme, ambos ubicados en La Coruña. Por su parte, en cuanto al sobreequipamiento o tecnología que instala más aerogeneradores, se está ampliando la vida útil de un parque eólico, al tiempo que suministra más energía limpia a la red de forma más rápida, sin las complejidades asociadas al desarrollo de nuevos proyectos.
Además, con el fin de proporcionar mayor estabilidad a la red y combatir así la intermitencia de las fuentes renovables, no cesa en la búsqueda de oportunidades de almacenamiento, claves en el proceso de integración de las renovables porque consigue combatir el reto de la intermitencia de las fuentes de energía limpia. Actualmente, EDP está desarrollando un innovador proyecto en la provincia de Cuenca, donde un parque híbrido combinará energía eólica y solar y, además, contará con un sistema de almacenamiento para que la energía producida excedente se pueda reutilizar en el momento que sea necesaria. Todos estos factores demuestran la capacidad de EDP para adaptarse y entender cómo está cambiando el sector. Las renovables no son el futuro, ya son el presente y EDP está ya contribuyendo a hacer del mundo un lugar mejor para las generaciones venideras.
EDP BUSINESS SUMMIT 2024
Tras el éxito de la pasada edición de EDP Business Summit, donde se reunieron más de 1.000 participantes de más de 20 geografías, la cita vuelve este año con el objetivo de llevar la conversación un paso más allá, estudiando cómo pueden acelerar la transición energética tanto las utilities como el resto de las empresas, desde una perspectiva global. Se analizarán, además, las últimas tecnologías y los modelos empresariales que configuran el futuro energético. Y todo ello con el objetivo de reflexionar sobre los mayores retos y oportunidades a los que se enfrentan los líderes mundiales a la hora de planificar y ejecutar sus estrategias de descarbonización.
En la tercera edición de EDP Business Summit se estudiará cómo pueden acelerar la transición energética tanto las utilities como el resto de las empresas y se analizarán las últimas tecnologías y los modelos empresariales que configuran el futuro energético.
La COP28 logró un compromiso mundial histórico para abandonar los combustibles fósiles y apostar por las energías renovables y, a la vez, puso sobre la mesa una oportunidad única para abordar otras preocupaciones relacionadas con la seguridad energética, la rentabilidad, el crecimiento económico y la competitividad industrial, persiguiendo siempre el objetivo de garantizar un planeta en el que puedan vivir las generaciones futuras. Pero, ¿qué hace falta para lograr una transición energética que beneficie a todos? Desde EDP están convencidos de que se necesitan políticas públicas adecuadas, inversiones del sector privado, avances tecnológicos, soluciones consensuadas y, en definitiva, el compromiso de la sociedad.
De todo ello se hablará el próximo 7 de marzo en Lisboa, durante la tercera edición de este EDP Business Summit, una jornada única con ponentes de renombre internacional y conferencias que invitarán a la reflexión y al debate. La compañía está firmemente comprometida con seguir sensibilizando a la opinión pública sobre los beneficios que aportan las energías renovables y está convencida de que esta cita contribuirá a crear conciencia de la tan necesaria transición energética en España. Pero, sobre todo, espera que impulse la toma de decisiones colectivas, especialmente entre los responsables de ello y los líderes empresariales, en nombre de un futuro más limpio y sostenible para todos.
Realizado por UE Studio
Este texto ha sido desarrollado por UE Studio, firma creativa de branded content y marketing de contenidos de Unidad Editorial, para EDP.