Con cada minuto, el equivalente a un camión cargado con plásticos ingresa al océano. Así lo ha ilustrado la Agencia Científica Nacional de Australia (CSIRO) y la Universidad de Toronto en un nuevo informe sobre la contaminación de los mares. Se trata también de la primera estimación mundial sobre la velocidad de polución oceánica.
La contaminación marina es un tema latente con serias implicaciones al ecosistema, Aunque se tienen una idea del problema, hay pocos estudios sobre la cantidad total de basura que termina en el océano. Modelos predictivos de la CSIRO arrojan la existencia de entre 3 y 11 millones de toneladas de plástico hundidas y degradándose.
La basura que estima el estudio es distinta a los microplásticos irreconocibles para el ojo humano o aquella que flota y se extiende por kilómetros cuadrados para formar ‘islas de basura’. Son elementos grandes como redes de pesca, utensilios de cocina, objetos derivados del plástico y tejidos, de uso cotidiano.
Para el cálculo de los residuos, el equipo universitario usó dos modelos predictivos, uno basado en datos de vehículos operados a distancia y otro que tomó en cuenta la información de las redes de arrastre del fondo marino. Los resultados añaden que el 46% de esa masa de contaminación se ubica a unos 200 metros de profundidad. El 54% restante se extiende hasta los 11 kilómetros, una porción del océano poco explorada.
“Sintetizamos datos empíricos de la literatura revisada por pares para construir un modelo predictivo del alcance y distribución espacial de la contaminación plástica en el fondo del océano a escala global. También consideramos las fuerzas impulsoras relevantes para el transporte y la acumulación de plástico en las profundidades del océano, que informan los esfuerzos de reducción de fuentes y enmendación ambiental”, explica el artículo titulado ‘Plastics in the deep sea – A global estimate of the ocean floor reservoir’.
El grave impacto de la basura en el mar
Las metodologías para medir el impacto de la basura en el ecosistema marino son variadas y dependen de los datos que se pretenda analizar. Por ejemplo, recientemente se usó el comportamiento de los cangrejos ermitaños para demostrar cómo los ecosistemas se adaptan a la aparición del ser humano contemporáneo. 10 de las 16 especies de cangrejo ermitaño han usado basura de metal y plástico para sustituir sus conchas naturales. En aquella revisión entre el material disponible online se encontró 286 registros de crustáceos con caparazones artificiales.
Limpiar el mar como propuesta es un desafío ético. La ciencia ha encontrado indicios que ayudan a pensar que las especies marinas ya colonizaron los residuos de basura oceánica. La contaminación forma hábitats atractivos para anémonas, gusanos, peces y crustáceos. Su retiro supone el fin de las comunidades que ya se formaron a su alrededor.
En 2021 comenzaron a detectarse huracanes que arrojaban microplásticos, debido a que estos se alimentan del agua oceánica caliente. El huracán Larry, que afectó la costa este de Estados Unidos, depositó hasta 100,000 microplásticos por metro cuadrado de tierra al día.
Investigaciones previas afirman que entre 12 y 21 millones de toneladas métricas de partículas diminutas de plástico se arremolinan en los primeros 200 metros del océano Atlantico. La CSIRO lanza una alerta. Es imperante que se encuentren formas de controlar la desembocadura de plásticos al mar. Se estima que el uso del plástico se duplicará para 2040.
No hay comentarios:
Publicar un comentario