Proyecto Mixteca Sustentable es una asociación sin fines de lucro que impulsa el desarrollo sustentable de los medios de vida de las comunidades rurales en México. La iniciativa pretende mitigar los efectos de las actividades agrícolas en el medio ambiente y garantizar el sustento de las familias combinando el conocimiento ancestral de los pueblos originarios con las nuevas tecnologías.
La organización opera en la zona mixteca de Oaxaca, una de los estados del país con más aportación de insumos agrícolas al volumen nacional. La Mixteca está formada por 155 municipios donde se distribuyen 2,098 localidades; se ubica al noroeste de la entidad y colinda con las demarcaciones de Puebla y Guerrero.
Eloy Fernández González, jefe de diseño y seguimiento en Proyecto Mixteca Sustentable, afirma que en la región “las comunidades han perdido gran parte de sus cosechas por la sequía y la modificación del patrón de lluvias. El problema se acentúa con el avance del cambio climático”. La tendencia es parte de una problemática mundial que amenaza el cumplimiento de los objetivos de desarrollo internacionales.
Una gran propuesta de agricultura sostenible
La agricultura ayuda a reducir la pobreza, aumentar los ingresos y mejorar la seguridad alimentaria en el 80% de los países más pobres, según cálculos del Banco Mundial. El desarrollo de la actividad económica se ve afectado por los efectos del cambio climático.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) estima que el sector en América Latina y el Caribe absorbe el 23% de los daños y pérdidas generados por las olas de calor y cambios en el ciclo del agua. La cifra se eleva a 82% en el caso de las sequías.
La producción de alimentos y las prácticas de los pequeños productores en las zonas rurales constantemente están relacionadas con la contaminación del agua, deforestación y pérdida de biodiversidad. Los sistemas agroalimentarios y el uso de las tierras de cultivo son responsables del 22% de las emisiones de gases de efecto invernadero y consumen más del 70% del agua dulce que se extrae en el mundo.
La agricultura sostenible se ha convertido en una prioridad. Las actividades del campo bajo este concepto atienden en paralelo necesidades y preocupaciones económicas, sociales y ambientales. El programa ‘Agricultura Climáticamente Inteligente’, puesto en marcha por el Proyecto Mixteca Sustentable, abraza estos principios.
El objetivo es validar y replicar tres modelos integrales de agricultura apoyada por la comunidad (CSA, por sus siglas en inglés) en parcelas ubicadas en 12 localidades en la región mixteca de Santiago Tilantongo. Los investigadores recuperan el conocimiento ancestral de los pobladores y lo combinan con prácticas tecnológicas para desarrollar nuevas capacidades agrícolas. El objetivo es contribuir a la seguridad alimentaria de los productores locales.
El proyecto nació luego de una fuerte sequía que azotó la zona en 2022. Los campesinos perdieron toda su siembra de temporal. No pudieron cosechar maíz, frijol ni otras especies asociadas. Decidieron sembrar otros cultivos que se desarrollan con la humedad residual, como el trigo.
Eloy asegura que de ahí surgió la idea de diseñar un sistema de monitoreo para anticipar la escasez de agua. La herramienta pretende dar a los productores datos concretos sobre los patrones pluviales para que puedan crear planes de siembra adaptados a las condiciones y basados en los conocimientos tradicionales.
“La intención es tener un mecanismo de advertencia que emula a las alertas que recibimos antes de un terremoto. Los agricultores pueden entonces decidir sembrar milpa o trigo y definir si es mejor ‘semillar’ en mayo o en agosto, por ejemplo. Esto evita perder mucho esfuerzo, dinero y cosechas”, señala.
El recurso se está desarrollando con apoyo del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales Agrícolas y Pecuarias y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Promete dar seguimiento a los niveles de precipitación, temperatura, humedad del suelo y proliferación de plagas.
Tecnología al rescate de las prácticas ancestrales
Los registros obtenidos permiten rescatar prácticas comunitarias al mejorar su efectividad en función de la elección de los mejores momentos de empleo. El sistema de maíz de cajete es uno de ellos. Se trata de una técnica de cultivo que se practica en la Mixteca Alta desde la época prehispánica. Consiste en excavar una pequeña fosa de hasta 40 centímetros de diámetro y 30 de profundidad para depositar semillas de maíz criollo, un grano capaz de prosperar ante situaciones climáticas adversas.
“Es un sistema que se puede emplear a finales de febrero o principios de marzo. Este tipo de semilla por sus características genéticas puede soportar la parte inicial del estiaje con la humedad del suelo. Cuando empieza la temporada de lluvias el brote comienza a crecer”, explica Eloy.
El método y el grano se están perdiendo. “La práctica está subvalorada porque implica mucha mano de obra. La gente está migrando de la mixteca y son pocos los que quieren y pueden mantenerla en uso”, lamenta.
El programa Agricultura Climáticamente Inteligente busca recuperar el modelo. Ha creado bancos de semillas nativas que se ponen a disposición de los pobladores para cultivarlas. También está en vías de desarrollar un sistema de automatización para cavar las microcuencas y monitorear los niveles de humedad. La práctica tiene un alto potencial de crecimiento en condiciones de sequía extrema.
El proyecto utiliza las metodologías establecidas en el Programa Global de Doctores de los Suelos respaldado por la FAO. La plataforma ofrece un espacio para el aprendizaje, la interacción y el diálogo entre diferentes actores interesados en el uso apropiado y la conservación de los suelos.
“En colaboración con la UNAM estamos capacitando a productores para que aprendan a tener un mejor diagnóstico de su suelo. Así pueden tener una mejor propuesta de manejo con base en sus conocimientos y la incorporación de innovaciones de otros centros de investigación y fuentes científicas”.
El programa también considera capacitaciones para transformar los excedentes de las cosechas en productos que representen otra fuente de ingresos para las mujeres de las comunidades involucradas.
“Pese a que la región tiene suelos muy degradados, hay excedentes de la producción que no se logra consumir de forma local. Estamos buscando alternativas para convertirlos en mercancía que se venda en los mercados de la zona. Lo que pasa en la Mixteca es que muchos de los productos vienen de fuera. Buscamos que las personas consuman artículos producidos en la zona”.
El plan Agricultura Climáticamente Inteligente inició en junio de 2024 y terminará en diciembre de este año. Proyecto Mixteca Sustentable espera haber establecido para entonces en 12 localidades 40 parcelas con buenas prácticas de manejo de los cultivos, incrementar en 30% el rendimiento de la cosechas para mejorar la seguridad alimentaria y establecer el sistema de monitoreo climático. Esta herramienta será operada por las instituciones gubernamentales locales, las instituciones educativas y los representantes de las comunidades nativas.
La iniciativa pretende hacer crecer el grupo de mujeres que trabaja en la transformación de los excedentes e impulsar 10 bancos de semillas nativas para recuperar las prácticas ancestrales del lugar. La meta final es crear y publicar un manual de trabajo con prácticas agrícolas responsables y climáticamente inteligentes que favorezcan a la comunidad y al medio ambiente.
La población ocupada en el sector de la agricultura, ganadería, silvicultura, pesca y caza en México superó los 6.5 millones de personas durante el primer trimestre de 2023. El sector tiene el gran reto de optimizar los bajos recursos federales destinados para su crecimiento, en medio de un entorno inflacionario, eventos climáticos extremos y una creciente preocupación por el impacto que las actividades agrícolas tienen en el medio ambiente.
Proyecto Mixteca Sustentable reconoce que es necesario involucrar a los pueblos originarios y aprovechar sus conocimientos ancestrales para garantizar a futuro las fuentes de ingresos entre los pueblos indígenas. Cubrir con eficiencia con la asignatura es vital para cumplir los compromisos de desarrollo sostenible pactados entre México y el resto de la comunidad internacional.
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