A varios días del ecuador de la COP29, aumenta el escepticismo sobre la posibilidad de acuerdos sobre financiación en la cumbre del clima, en la que este viernes se reveló que hay acreditados más de 1.700 representantes de la industria del gas y del petróleo.
Según un análisis de la coalición "Kick Big Polluters Out" (en español, "echad a los grandes contaminantes"), habría en total 1.773 representantes de la industria de los combustibles fósiles "principales culpables del calentamiento global". En Bakú hay registrados más representantes de las energías sucias que de delegaciones enteras de países vulnerables al cambio climático; y la mayor parte de esos lobistas provienen de países ricos.
El mismo día de la publicación de este informe, un grupo de especialistas en política climática envió una carta abierta al secretario ejecutivo del Convenio de Cambio Climático, Simon Stiell, en la que denunciaron que las cumbres del clima "ya no cumplen su función".
La misiva reconoce que "no hay duda de que el cambio climático es un desafío global" que debe resolverse mediante negociaciones multilaterales, pero critica que la estructura en estos procesos "no puede generar el cambio a una velocidad y escala exponenciales, lo cual es esencial para garantizar un aterrizaje climático seguro para la humanidad".
Es una cumbre de grandes ausencias, ensombrecida desde antes de su inicio por la victoria en las elecciones estadounidenses del republicano Donald Trump, quien manifestó su voluntad de retirar a su país del Acuerdo de París, y con la salida de Argentina y la crisis diplomática entre Azerbaiyán y Francia.
Los datos conocidos este viernes sobre los lobistas, sumados al cuestionamiento por parte de expertos como la exsecretaria ejecutiva de ONU Cambio Climático Christiana Figueres de la estructura de la cumbre climática, sólo arrojan más dudas sobre la posibilidad de que las negociaciones puedan lograr un resultado exitoso.
En ese escenario, la activista sueca Greta Thunberg, que se ha mostrado muy crítica con la celebración del encuentro multilateral en Azerbaiyán "un país que obtiene más del 50% de su PIB de los combustibles fósiles", protagonizó este viernes un nuevo acto de protesta, que tuvo lugar en Armenia.
"Tenemos que dejar de fingir que los países donde no se respetan los derechos básicos, pueden marcar la agenda climática", dijo la ecologista.
Durante el acto, transmitido en directo por YouTube, Thunberg estuvo acompañada por varios activistas climáticos armenios y algunos refugiados de Nagorno Karabaj, que se vieron obligados a huir de su tierra natal tras una operación militar de Azerbaiyán en septiembre de 2023.
Clima de miedo y tensión
El relator especial de la ONU para los defensores ambientales, Michel Forst, denunció en una entrevista a Efe el "clima de miedo" que se percibe en la COP29 de Bakú, a causa de la vigilancia y la represión sobre las voces críticas que ejerce Azerbaiyán, donde en los meses previos a la cumbre "ha habido más de 300 activistas y periodistas detenidos".
Comentó que la "presión" se percibe, incluso, dentro de las instalaciones de la cumbre, dada la excesiva seguridad desplegada en la COP29, algo que subrayaron también a Efe delegados de países, entre ellos España, periodistas y los propios activistas.
"Hay mucha seguridad, tal vez no los reconozcas, pero yo mismo sé que cuando participo en la mesa redonda, cuando menciono la situación en Azerbaiyán, cuando nombro los casos de periodistas o activistas climáticos en este país, me están grabando, y a veces llaman inmediatamente a alguien, no sé a quién, aseguró, pero "yo estoy protegido".
Por su parte, la ministra de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Colombia, Susana Muhamad, habló de la tensión en las negociaciones, fruto del contexto geopolítico y de una cumbre "árida", de clima "cargado" y "difícil", y con "poca afluencia de la sociedad civil".
Criticó asimismo la lentitud con que avanzan las negociaciones en materia de financiación, que entre otras cosas decidirán la cuantía y estructura de la nueva meta de financiación climática: cuánto deberán pagar los países ricos al mundo en desarrollo para costear allí la acción climática.
Esfuerzos insuficientes
El Gobierno suizo anunció este viernes sus planes climáticos actualizados, como ya hizo Brasil y también Emiratos Árabes Unidos y deberán hacer todos los países firmantes del Acuerdo de París para febrero de 2025.
El nuevo objetivo de Suiza es reducir las emisiones en un 50% para 2030 respecto a los niveles de 1990, algo que las organizaciones ecologistas calificaron como "decepcionante".
"Los países, en particular los ricos e históricamente emisores importantes como Suiza, no sólo deben presentar sus objetivos climáticos para 2035, sino también tomar medidas audaces en esta década crítica", señalaron desde la oenegé ecologista 350.org en un comunicado.
"Sin embargo, el objetivo actualizado de Suiza para 2030 no incluye reducciones de emisiones más ambiciosas, sino que ofrece una respuesta burocrática a varias decisiones de la ONU en relación con las NDC", prosiguieron.
"Sin una mayor ambición y unos objetivos claros y específicos para cada sector, el progreso se tambalea. Además, en esta «COP de Finanzas», Suiza debe poner sobre la mesa una mayor financiación climática para pagar la parte que le corresponde y apoyar los esfuerzos mundiales para combatir la crisis climática".