17 de febrero de 2025

Un estudio revela que tenemos un 50% más de microplásticos en el cerebro que hace una década

 Los microplásticos se han convertido en una amenaza invisible pero omnipresente en nuestro entorno. Un reciente estudio ha revelado un dato alarmante: en la última década, la cantidad de microplásticos presentes en el cerebro humano ha aumentado en un 50%. 

Para entender la magnitud de este problema, los investigadores comparan la cantidad de microplásticos en el cerebro con el equivalente a una cucharada de plástico ingerida de manera inadvertida a lo largo del tiempo.

Este hallazgo plantea serias preocupaciones sobre el impacto de los microplásticos en la salud humana, especialmente en el funcionamiento del cerebro.

A pesar de que hasta hace poco se pensaba que estas partículas no podían atravesar la barrera hematoencefálica, estudios recientes han demostrado que sí pueden llegar al cerebro, posiblemente a través del torrente sanguíneo o del sistema digestivo.

Una vez allí, pueden desencadenar procesos inflamatorios y neurodegenerativos, cuyo impacto aún está en proceso de investigación.

No queda ningún lugar en el planeta libre de microplásticos

Los microplásticos han invadido todos los ecosistemas del planeta, incluyendo aquellos que, en teoría, deberían estar menos expuestos a la contaminación. 

La Antártida, considerada un laboratorio natural para estudiar los efectos del cambio climático y la contaminación ambiental, tampoco está exenta de este problema.

La meteoróloga Mercedes Martín, quien se encuentra en la región, ha informado durante los informativos de Antena 3 sobre la alarmante presencia de microplásticos en el hielo y la nieve de la Antártida.

Según un estudio reciente, la concentración de microplásticos en la nieve antártica es 100 veces mayor de lo que se pensaba. Este descubrimiento sugiere que los microplásticos han estado llegando al continente helado durante mucho más tiempo del estimado. 

La contaminación en esta zona, a menudo considerada virgen, plantea preguntas sobre la magnitud de la crisis ambiental a nivel global.

¿Cómo han llegado los microplásticos hasta la Antártida?

Los microplásticos pueden viajar largas distancias a través de corrientes oceánicas y la atmósfera. Sin embargo, los estudios recientes han revelado que parte de la contaminación en la Antártida podría tener un origen local. 

Según la meteoróloga Mercedes Martín, el análisis de las muestras recogidas en la región detectó una alta concentración de poliamida, un material presente en la ropa térmica, las cuerdas y las banderas utilizadas en los campamentos de investigación y expedición. 

Esto sugiere que, además del transporte global de microplásticos, la actividad humana en la región también está contribuyendo a la contaminación del ecosistema antártico.

El impacto de esta contaminación en la fauna local y en los ecosistemas aún está siendo evaluado, pero los científicos advierten que la presencia de microplásticos en estos entornos puede afectar la cadena alimentaria, poniendo en riesgo a especies que dependen del equilibrio de este ecosistema único.

Consecuencias de la contaminación por microplásticos en el cerebro 

El hallazgo de microplásticos en el cerebro plantea múltiples interrogantes sobre sus efectos en la salud humana. Algunos estudios sugieren que estas partículas pueden inducir estrés oxidativo, inflamación y afectar la comunicación neuronal

Además, se ha planteado la posibilidad de que puedan contribuir al desarrollo de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y el Parkinson, aunque esta hipótesis aún requiere más investigación.

Uno de los problemas más preocupantes es la acumulación progresiva de estas partículas en el organismo. A medida que los microplásticos se infiltran en nuestra alimentación y en el agua que consumimos, su presencia en el cuerpo humano podría aumentar con el tiempo, generando efectos aún desconocidos.

Voluntarios hacen una recogida de pellets de la arena, Galicia, a 7 de enero de 2024, en A Coruña, Galicia (España).

¿Cómo podemos reducir la exposición a los microplásticos?

Aunque la contaminación por microplásticos es un problema global, hay algunas medidas que pueden tomarse para reducir su impacto en la vida cotidiana:

  • Reducir el consumo de plásticos de un solo uso: optar por envases reutilizables y evitar productos con microplásticos añadidos, como algunos exfoliantes y pastas de dientes.
  • Filtrar el agua potable: algunos filtros de agua pueden ayudar a eliminar partículas plásticas presentes en el agua del grifo.
  • Consumir menos productos procesados: algunos estudios han encontrado una mayor cantidad de microplásticos en alimentos ultraprocesados y en aquellos que han estado en contacto prolongado con envases plásticos.
  • Evitar el uso excesivo de ropa sintética: los tejidos sintéticos, como el poliéster, liberan microplásticos en cada lavado. Optar por fibras naturales puede ayudar a reducir esta contaminación.
  • Participar en la concienciación ambiental: apoyar iniciativas que promuevan la reducción de plásticos y exigir regulaciones más estrictas sobre su producción y uso.

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