7 de abril de 2025

Las claves de la supervivencia de la anguila europea

 Han pasado más de 100 años desde que Johannes Schmidtrecorrió los océanos del mundo en su barco Thor en busca de lugares de cría de anguilas para descubrir que, contrariamente a la creencia popular, la anguila europea (Anguilla anguilla) no pasa toda su vida en aguas continentales europeas, sino que cruza dos veces el Atlántico para reproducirse en el mar de los Sargazos, desplazándose a distancias muy considerables (5 000-10 000 km). 

Desde el lejano mar de los Sargazos, las diminutas larvas recién nacidas nadan hacia las costas europeas y norteafricanas, donde se transforman primero en angulas, luego en juveniles y, finalmente, en anguilas amarillas. 

Tras varios años de alimentación y crecimiento, las anguilas amarillas se transforman en anguilas plateadas e inician el viaje de regreso al mar de los Sargazos para reproducirse y morir. 

Por desgracia, en las últimas décadas, amenazas como el cambio climático, la sobrepesca, la contaminación, las presas hidroeléctricas y las enfermedades han mermado gravemente sus poblaciones. Aun así, las anguilas que logran sobrevivir continúan su ciclo vital. ¿Cómo consiguen resistir tales amenazas? ¿Qué ventajas o capacidades de adaptación les permiten mantenerse a flote?




















Mapa migratorio de la anguila europea. Los autoresCC BY-SA

Adaptaciones sensoriales

Para empezar, las anguilas son fotofóbicas. En ríos, lagunas y humedales son activas por la noche, mientras que durante el día permanecen enterradas en el fango o se ocultan entre las rocas. Cuando las anguilas adultas se adentran en el mar, lo hacen con marea baja y de noche

En el mar, las anguilas, larvas y angulas suelen descender a las profundidades durante el día o con luna llena y sólo salen a la superficie por la noche. Este comportamiento les ayuda a evitar a los depredadores, los pescadores y las inclemencias meteorológicas

Las anguilas europeas tienen una capacidad visual limitada, pero compensan esta desventaja con un excelente sentido del olfato, ya que pueden detectar olores muy diluidos, como el de los tiburones. Sus bulbos olfatorios altamente desarrollados pueden detectar fácilmente depredadores, presas y feromonas (sustancias químicas importantes para el comportamiento migratorio y reproductivo). 

Además, al igual que muchos otros peces teleósteos, las anguilas gozan de muy buena audición. En esto les ayudan los otolitos, pequeñas estructuras calcáreas que desempeñan funciones auditivas, de control del equilibrio y de percepción de la presión, la profundidad, la gravedad y el movimiento del agua. 

















Anguila europea. Javier Murcia / Canal Mar Menor

Al igual que los peces elasmobranquios y algunos teleósteos, las anguilas tienen una línea lateral dotada de neuromastos y vejigas natatorias. Los neuromastos se encargan de detectar ondas, vibraciones y cambios de presión. Por su parte, las vejigas natatorias les ayudan a navegar verticalmente dentro de la columna de agua y también a detectar ondas y vibraciones. 

















Anguila europea, puede observarse la línea lateral. Canal Mar Menor

Adaptaciones natatorias

A diferencia de las larvas, que nadan muy despacio y cuentan con la ayuda de las corrientes oceánicas, las angulas y las anguilas presentan una cinética de natación diferente, lenta y ondulante, en la que interviene el tronco. 

Para esconderse de los depredadores, las anguilas se sumergen a grandes profundidades oceánicas, alcanzando profundidades de unos 400-700 e incluso 1 000 metros y soportando bien los cambios bruscos de temperatura, las altas presiones del agua y el ayuno. 

En comparación con los peces fusiformes (como, por ejemplo, el atún), el cuerpo serpentiforme de la anguila no le permite alcanzar grandes velocidades de natación, pero su capacidad para desplazarse verticalmente, orientarse y manejar las corrientes le permite cruzar el Atlántico y reproducirse con éxito.

Adaptaciones en la orientación

Para orientarse en las costas, desembocaduras de los ríos y estuarios, las angulas utilizan varias estrategias. Una de ellas es el Trasporte Selectivo por Corrientes de Marea, que consiste en desplazarse río arriba con la marea alta y permanecer en el fondo durante la marea baja. Así, la marea les sirve de ascensor. 

El segundo fenómeno, denominado reotaxis positiva, consiste en avanzar a contracorriente cuando es necesario. Para encontrar los ríos, las angulas y los juveniles analizan señales químicas, gradientes de salinidad y temperatura. Se sienten atraídos por el olor de ciertas sustancias en descomposición producidas por algas, hongos y bacterias de agua dulce, así como por las feromonas liberadas previamente por las anguilas adultas. 

Además, las anguilas tienen partículas de hierro y magnetita en el cráneo que les ayudan, de un modo extraordinario, a orientarse en los campos magnéticos terrestres y a percibir la posición de los cuatro puntos cardinales. 

Estos animales también son capaces de memorizar el calendario de mareas y fases lunares. Asimismo, se adaptan muy bien a los cambios de salinidad y temperatura, a todo tipo de presas y tienen grandes dotes depredadoras.


Leer más: La anguila europea sobrevive a un viaje de miles de kilómetros: cómo lograr que también sobreviva al hombre


La supervivencia de la anguila europea

En resumen, a pesar del triste escenario en el que se encuentra, la anguila europea tiene unas habilidades asombrosas que, de momento, le ayudan a sobrellevar la difícil situación. 

Como hemos visto, gracias a su excelente olfato, oído, percepción sensorial y natación vertical, algunos grupos de anguilas logran sobrevivir a pesar de las grandes amenazas a las que se enfrentan. 

Sin embargo, el gran problema de la anguila europea es que no solo tiene que hacer frente al cambio climático, los grandes obstáculos, los cambios en las corrientes, la contaminación, las enfermedades, los depredadores, etc., sino que tiene que lidiar con todo ello al mismo tiempo. 

Por tanto, si no nos esforzamos y no mejoramos las condiciones de vida de la anguila europea, pronto podríamos decir adiós a esta magnífica especie, como ha ocurrido con muchas otras. De nosotros depende que este majestuoso animal siga cruzando el océano Atlántico año tras año para completar su ciclo vital.

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