El reciclaje industrial, la reincorporación del residuo al proceso productivo, conduce a la reducción de la polución, a la economía de materias primas y energía, a la disminución de los gastos que las empresas emplean en su almacenamiento y eliminación y disminuir los costes sociales. El reciclaje exige unas consideraciones de calidad que a menudo no se pueden complir.
Las condiciones generales de evaluación de un residuo para su uso en la construcción y obra civil son:
- Que la cantidad disponible sea lo suficientemente grande para justificaar el desarrollo de sistemas de manipulación, tratamiento y transporte.
- Unas distancias de transporte razonables.
- No peligrosidad para la obra ni su calidad global, ni antes ni después de la ejecución.
- No contaminar el medio ambiente o por lo menos hacerlo dentro de unos límites toleranbles que no excedan los habituales.
La ingeniería civil puede consumir grandes cantidades de esos materiales de rechazo. Ya en 1975 la OCDE publicó un espectacular informe sobre las utilizaciones de residuos en la construcción de carreteras, y en 1978 el congreso de París reveló una impresionante lista de aplicaciones de los residuos a la construcción: desde escorias siderúrgicas, escorias de acería, cenizas, residuos de demolición, sulfatos residuales etc...
Pero para utilizar los residuos hay que prestar especial atención a aquellas aplicaciones que pueden ponerlos en contacto con elementos erosivos como la lluvia y los recursos hidráulicos freáticos, ya que su combinación puede crear un serio impacto ambiental.
Nacho Padró
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