People for the Ethical Threatment of Animals (PETA), asociación estadounidense dedicada al tratamiento ético de los animales, ha pedido a las autoridades españolas la investigación y el cierre del complejo temático marino Loro Parque (Tenerife) por tratarse de una "prisión para orcas y una trampa para turistas".
Basan sus acusaciones en unas fotografías tomadas, según la organización ecologista, en marzo de este año. En ellas se ve a algunas de las orcas del zoológico con heridas en forma de "marcas de rastrillo", "mucosidad anormal" en los ojos, "dientes perdidos o limados" y un "comportamiento errático e inusual".
"SeaWorld y Loro Parque no han tomado medidas para corregir los problemas de salud de las orcas, los cuales han sido documentados ampliamente por la experta en orcas Ingrid Visser durante al menos cuatro años", asegura Mimi Bekhechi, directora de PETA. "Estamos instando al Servicio de Protección de la Naturalezaa actuar y cerrar estas instalaciones que causan sufrimiento a los animales", añaden desde la organización. Loro Parque asegura que son unas acusaciones infundadas que sólo buscan hacer daño.
El parque marino tinerfeño cuenta actualmente con seis orcas: cuatro prestadas indefinidamente por el zoológico estadounidense SeaWorld, una nacida en cautividad en 2010 y otra cedida por las autoridades holandesas. De hecho, esta última se trata de la orca Morgan, un cetáceo rescatado en 2010 en la costa holandesa del mar de Wadden y que ya ha sido objeto de polémica en otras ocasiones entre el parque y las organizaciones ecologistas. A pesar de que en un primer momento sólo iba a permanecer en cautividad hasta que alcanzase un peso óptimo, desde Loro Parque aseguran que "un problema de oído incapacita al animal para la caza o la vida social" que tendría que llevar en libertad. Por su parte, los ecologistas creen que es sólo una excusa para mantenerla en cautiverio.
Problemas de salud
Una de las denuncias de PETA, en referencia a Morgan, es que "ha sido atacada por las otras orcas con las que comparte su diminuto tanque". Desde Loro Parque afirman que disponen de cuatro piscinas "perfectamente acondicionadas y de considerable tamaño". Javier Almunia, director de Medioambiente del centro, dice a EL MUNDO que "los ataques son normales entre animales, no sólo en cautividad sino también en la naturaleza" y que "son una forma de mantener la jerarquía". Sin embargo, David Perle, de PETA Latino, rechaza esta afirmación. Explica a este periódico que "en libertad, las orcas pueden huir de sus agresores al disponer de todo el vasto océano, lo que minimiza el impacto de los enfrentamientos". La organización aseguran tener documentadas más de 650 "marcas de rastrillo" sufridas por Morgan en menos de un año.
También llaman la atención en sus fotografías sobre los "severos traumatismos dentales" que presentan las orcas del Loro Parque. En ellas, puede verse cómo sus dientes han sido limados o incluso perdidos mientras "roían las paredes del tanque, un comportamiento que suelen desarrollar cuando están en cautividad", asegura PETA. El director de Medioambiente de Loro Parque no ha desmentido que esa sea la causa del mal estado de las dentaduras de los cetáceos pero sí ha querido aclarar que éstas "son mucho más frágiles que las de otras predadores" y que ésto puede "observarse también en orcas en libertad".
El tamaño de las piscinas no es lo único que preocupa a PETA del lugar en el que viven los animales. "Hemos observado una mucosidad inusual en torno a los ojos de las orcas que probablemente sea una respuesta física a las sustancias irritantes que se encuentran en el agua del acuario", asegura un veterinario de PETA Estados Unidos. A esto, Almunia responde que "es algo normal, tienen que acostumbrar sus ojos a ver dentro y fuera del agua". Pero David Perle, de PETA Latino, replica que "esto ha sido observado únicamente en orcas silvestres que quedaron encalladas por periodos largos de tiempo, produciéndose por la exposición excesiva al aire contaminado, el polvo y otros irritantes".
La organización conservacionista asegura también haber "observado durante largo tiempo a las orcas de Loro Parque flotar de modo apático; a diferencia de sus congéneres silvestres que están casi continuamente en movimiento". Almunia asegura que esto es "anecdótico", ya que "lo hacen mientras duermen o descansan" y que no pueden ser comparadas con las que se encuentran en libertad puesto que "no tienen necesidad de cazar". Perle, por su parte, denuncia que "éste es un comportamiento reconocido como anormal, de manera similar a la oscilación de los elefantes encadenados o el movimiento de un lado para otro de los osos enjaulados".
Alberto Muñoz
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