Entre nosotros convive un movimiento económico en el que todos tenemos a nuestra disposición instrumentos para compartir con rapidez y eficacia lo que tenemos o nuestras habilidades. Estos instrumentos, implementados recientemente en Internet, han permitido que millones de personas encuentren a otras con las que compartir lo que necesitan.
Así nació lo que llamamos economía colaborativa, una forma diferente de economía que depende mucho más del capital social que del capital de mercado y que se alimenta más de la confianza social en los bienes comunes que en las fuerza anónimas que rigen el mercado.
Rachel Botsman nos describe el camino que nos ha llevado al consumo colaborativo, principal exponente de este movimiento, observando 4 etapas: una primera, en la que los programadores compartían código; una segunda, donde compartíamos nuestras vidas en las Redes Sociales; una tercera, donde compartimos el resultado de nuestra creatividad en medios como Youtube y Flickr; y la última y cuarta etapa, donde se utiliza toda esta tecnología para compartir cualquier clase de activos del mundo real.
Veamos en las formas en las que nos podemos encontrar la economía colaborativa:
Consumo colaborativo
El consumo colaborativo es probablemente la forma más conocida en la actualidad. Se trata de aprovechar el poder de Internet y de las redes peer-to-peer para reinventar cómo compartir, alquilar, intercambiar o comerciar bienes y servicios.
Hemos escrito mucho sobre esto: carsharing (Avancar, BlueMove, RespiroMadrid), alquiler de coches entre particulares (SocialCar, Getaround, Drivy), compartir trayectos (BlaBlaCar, Carpooling), alquiler de espacios vacacionales entre particulares (Airbnb, Wimdu, AlterKeys, MyTwinPlace) y muchos más.
Movimiento Maker
El Movimiento Maker y la Peer Production están marcando el comienzo de una nueva revolución industrial, a menudo llamada Tercera Revolución Industrial, aunque también se habla de Industria 4.0. Su base es la cultura Do It Yourself(DIY) y la aplicación de los principios del software libre a la fabricación. Esto ha sido posible gracias a la democratización de las herramientas de fabricación digital, al desarrollo de espacios creativos compartidos (FabLabs, HackerSpaces, MakerSpaces)y al intercambio de conocimientos e información entre los fabricantes.
Este conjunto de actividades está permitiendo la relocalización de la producciónen las ciudades que vuelven a ser centros productivos. Un ejemplo puede ser el Ayuntamiento de Barcelona (España) y su proyecto FabCity, que pondrá una fábrica digital (Ateneu de fabricació digital) en cada barrio de la ciudad para 2020.
Algunos ejemplos son: FabLabs, impresión 3D, Shapeways, Wikispeed, WikiHouse, Arduino, Raspberry Pi, OpenStructures, Open Source Ecology …
Finanzas participativas y el capital distribuido
Tras experimentar los devastadores efectos de la crisis financiera, muchos ciudadanos han optando por reinventar el concepto de dinero, parte de sus funciones y la manera en que este se crea y se hace circular. En el fondo, el dinero es un medio de intercambio basado en la confianza entre aquellos que lo usan. En el momento que podemos generar esta confianza entre los miembros de una comunidad por otros mecanismos, podemos empezar a depender menos del dinero y de los bancos.
Seguro que conocéis diversas modalidades como la microfinanciación(crowdfunding), los préstamos entre personas, el ahorro colaborativo … También es reseñable el auge de las monedas sociales y las criptomonedas digitales que crean nuevas formas de intercambio de valor.
He aquí algunos ejemplos: Kickstarter, Ulule, Verkami, Goteo, Prosper, Comunitae, BitCoin …
Conocimiento abierto
Este concepto crea la base para la construcción de sociedades colaborativas y sostenibles mediante la apertura y la democratización de los gobiernos, la ciencia, la educación, la cultura y la economía. El conocimiento abierto representa los cimientos de la economía colaborativa y afecta al resto de sus formas.
La velocidad y el impacto de la economía colaborativa solo han sido posibles gracias a que muchas de las personas que lideran proyectos emplean prácticas y herramientas abiertas, que permiten a los modelos de la economía colaborativa crecer y distribuirse mucho más rápido de lo que lo harían en una economía capitalista tradicional. Buen ejemplo de estos es la innovación abierta.
Al tratarse de bienes inmateriales (ideas, conocimiento ó datos), cuando se comparten, se genera abundancia absoluta de los mismos. Esta aproximación deja completamente fuera de juego a la economía tradicional, basada en la gestión de los recursos escasos.
Algunos ejemplos de practicantes del conocimiento abierto son: Licencias Creative Commons, Software libre, Open Source Hardware Association, Open Knowledge Foundation, Coursera, Open Data, Open Government, Open Science y los movimientos Open Access en general.
Si te interesa el mundo de la economía colaborativa, no podemos finalizar de mejor manera que recomendando el fenomenal libro de Albert Cañigueral titulado Vivir con menos: descubre las ventajas de la nueva economía colaborativa, también disponible en la zona de descargas de ecointeligencia.
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