Lo que conocemos como biodiversidad se ha demostrado fundamental para la vida humana en la Tierra. Esta evidencia que nos mantiene vivos está amenazada por el hecho de que la estamos destruyendo a un ritmo sin precedentes en toda nuestra historia.
Si nos remontamos a la Primera Revolución Industrial, podemos observar que las actividades humanas que surgieron en esas fechas empezaron a degradar y destruir de forma palpable los principales ecosistemas del Planeta (bosques, praderas, humedales y ríos, por citar algunos de los principales) amenazando así de manera inconsciente el bienestar humano.
Hasta un 75% de la superficie terrestre no cubierta de hielo ya ha sido significativamente alterada, la mayoría de mares y océanos están contaminados y se ha perdido más del 85% de los humedales
Quizás la circunstancia más importante que ha provocado en las últimas décadas una mayor pérdida de biodiversidad en los sistemas terrestres es el cambio en los usos del suelo, que ha provocado que hábitats autóctonos se conviertan en tierras de cultivo.
Tampoco nos podemos olvidar que mares y océanos sufren de sobreexplotación y los efectos de la contaminación, especialmente la causada por los plásticos que acaban en ellos.
Si lo observamos a escala global, todavía el cambio climático aún no es el factor determinante de la pérdida de biodiversidad, pero se estima que un futuro cercano se erija como uno de los factores principales de este deterioro.
La pérdida de biodiversidad traspasa la vertiente ambiental de la sostenibilidad, siendo un auténtico desafío para tanto para la economía como para nuestra ética y moral.
Hablamos, por tanto, de una cuestión de autoprotección y de supervivencia como especie, ya que la biodiversidad nos proporciona alimentos, agua, energía, medicinas y materias primas esenciales.
La biodiversidad también resulta clave en la regulación de nuestro clima, la calidad del agua, la regulación de la contaminación, la polinización, control de inundaciones y de grandes mareas.
Además, la naturaleza está presente en todos los aspectos relacionados con la salud humana y contribuye a la misma con servicios inmateriales, como el aprendizaje y la inspiración, proporcionando experiencias que conforman nuestras identidades, esencial para lograr calidad de vida e integridad cultural.
El Índice Planeta Vivo (IPV), que desarrolla WWF, hace un seguimiento desde 1970 de la abundancia de casi 21.000 poblaciones de mamíferos, aves, peces, reptiles y anfibios en todo el Planeta.
En el IPV 2020 se incluye a casi 400 especies nuevas y 4.870 nuevas poblaciones
Desde la publicación del último Índice Planeta Vivo en 2018, el número de especies incluidas ha aumentado en la mayoría de las regiones y grupos taxonómicos, especialmente en el caso de los anfibios.
Lo preocupante y que causa alarma en este estudio es que el IPV global 2020 ha detectado una disminución media del 68% de las poblaciones estudiadas de mamíferos, aves, anfibios, reptiles y peces entre 1970 y 2016.
Seguramente parte del problema sea la explosión de población, comercio y consumo que hemos experimento a nivel mundial en los últimos 50 años.
Esto ha provocado, por ejemplo, una expansión urbanística acelerada que ha alterado de manera sustancial nuestro estilo de vida, haciéndolo insostenible.
Y este cambio de estilo de vida ha provocado una enorme degradación de la naturaleza y de la estabilidad de los ecosistemas de la Tierra de los que dependemos y cuyos servicios ecosistémicos disfrutamos.
No podemos olvidar que nuestras economías dependen de la naturaleza, y solo reconociendo esta realidad y actuando sobre ella podremos proteger y aumentar la biodiversidad y mejorar nuestra prosperidad económica.
La naturaleza nos está pidiendo auxilio, no solo para asegurar la asombrosa diversidad con la que tenemos el deber de coexistir, sino porque ignorarla pone en juego el futuro de casi ocho mil millones de personas.
¿O acaso ignoras que la pandemia Covid-19 es la naturaleza enviándonos un claro mensaje?
Si quieres profundizar en este asunto, te recomendamos el informe de WWF titulado Informe Planeta Vivo 2020: Revertir la curva de la pérdida de biodiversidad de Almond, R.E.A., Grooten M. y Petersen, T., disponible en nuestro fondo documental ecointeligente.
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