En las décadas de lucha contra el cambio climático, ha habido momentos en los que parecía que llegábamos a un punto de inflexión. Por ejemplo, con el aplaudido tratado firmado en 1992 en Río de Janeiro, en el que las naciones del mundo se comprometían a tomar carta en el asunto; o cuando en 2015, tras intensas deliberaciones, los líderes mundiales se comprometieron en París a poner en marcha planes nacionales para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Pero, pese a estas promesas, este tipo de emisiones han seguido creciendo a nivel global, por lo menos hasta 2020, cuando cayeron un 7 por ciento como consecuencia de la reducción del uso de combustibles fósiles durante los confinamientos a causa de la COVID-19.
A pocas semanas de un nuevo encuentro internacional, esta vez en Glasgow (Escocia, Reino Unido), que pretende reducir las emisiones de carbón, parece que el Congreso de Estados Unidos está planteándose poner en marcha un enorme proyecto legislativo para atajar el cambio climático.
En España, el Gobierno decretó en enero de 2020 la Emergencia Climática, según anunció, para "lograr un proyecto de futuro común, más justo y equitativo, que aproveche las oportunidades de la transición ecológica mediante políticas públicas trasversales, que pongan al ciudadano en el centro". Parece que ese proyecto se dio de bruces con la pandemia.
Pero para algunos, parece que la cosa sí que podría estar cambiando, por lo menos a nivel social. A finales de septiembre, una encuesta de la Universidad Yale/George Mason encontró que, por primera vez, una mayoría de estadounidenses creían que el cambio climático les estaba haciendo daño a sus compatriotas. Puede que un año con episodios climáticos extremos y mortales pudiera haber influido en este cambio de opinión.
La reportera medioambiental de National Geographic Alejandra Borunda y yo hemos hablado con dos expertas sobre si 2021 será un verdadero punto de inflexión tanto para la opinión pública como para la toma de acciones. Katharine Hayhoe es una científica climática en la Universidad Texas Tech (EE. UU.), científica jefa de Nature Conservancy y autora de Saving Us, un libro sobre como hablar de cambio climático.Katharine Wilkinson es una exitosa escritora sobre el clima y co-editora de All We Can Save, un libro de ensayos sobre clima escritos por mujeres.
Kunzig:
Alejandra, este año, el clima no ha parado de encontrar nuevas formas de asustarnos.
Borunda:
No es más que la continuación de una tendencia hacía situaciones cada vez más extremas. Aquí en California, nos dimos cuenta enseguida que posiblemente estuviéramos ante un año muy seco y muy caluroso. Veíamos como se secaban los ríos. Como las crías de salmón se morían. Como los pozos dejaban de dar agua. Cuando llegó el calor, vino acompañado de olas de calor sin precedentes en la costa noroeste. Después, por supuesto, empezaron los incendios, que es otro fenómeno al que nos hemos acostumbrado.
Y eso es solo en el oeste de Estados Unidos. Este tipo de cosas están ocurriendo en todo el planeta: inundaciones devastadoras en Europa que dejan centenares de heridos, que también vemos en China; el huracán Ida, cuya devastación fue desde el Golfo de México hasta la costa noreste de Estados Unidos. Como periodistas medioambientales, cada año damos cuenta de los desastres.
Kunzig:
Todo empezó, no lo olvidemos con un invierno extraordinario en Texas. ¿Cómo fue eso Katharine Hayhoe?
[En España el temporal Filomena puso en jaque a todo el país]
Hayhoe:
Lo que no fue normal fue que hiciera tanto frío durante tanto tiempo. Hay veces que nieva donde yo vivo en Texas, pero normalmente no tenemos una nevada tan intensa durante tanto tiempo. Todo el mundo lo notó. Enseguida se politizó, cuando el gobernador salió en televisión diciendo: "Oh, se han congelado todos los molinos de viento. Por eso no tenemos electricidad". Cuando pasó la emergencia se vio que fue un problema con el gas natural lo que falló, no los molinos eólicos.
Lo que los científicos estamos empezando a poder hacer es dar cifras de cómo ha empeorado el cambio climático este tipo de episodios. Los números son terroríficos. Con las inundaciones mortales de Alemania, los estudios indicaron que era nueve veces más probable que ocurrieran debido al cambio climático. Con los incendios, y con las olas de calor en el oeste, esas posibilidades se disparan a 150 veces debido al cambio climático.
Con las heladas invernales, sabemos que como el Ártico se está calentando el doble de rápido que el resto del mundo, está afectando al vórtice polar. Por lo que ahí también hay una conexión. Por eso, en mi opinión, la mejor manera de hablar sobre lo que está pasando no es calentamiento global sino "extrañamiento" global. No puedes vivir en ningún lugar del mundo sin reconocer que las cosas se están enrareciendo.
Kunzig:
El clima extremo también fue uno de los focos del nuevo informe publicado este verano por el Panel Intergubernamental del Cambio Climático, el IPCC [en sus siglas en inglés].
Hayhoe:
El primer informe del IPCC se publicó en 1990. Desde entonces, ha habido seis informes de evalución. Cada uno es una colección de toda la ciencia que se ha hecho en ese tiempo, revisada por miles de científicos de todo el mundo, al igual que por entidades gubernamentales. Por lo que es la voz más autorizada sobre lo que está pasando.
El último informe dice que el cambio climático es real y [está causado por] los humanos. Qué hay de nuevo en esto: la humanidad nunca ha vivido un cambio tan rápido como el que se está produciendo ahora. Está afectando todos los aspectos de nuestra vida, siendo el más obvio los eventos extremos. El futuro está en nuestras manos. Nuestras decisiones serán lo que más impacto tenga en lo que ocurra en el futuro. Todos los años cuentan, cualquier calentamiento suma, cualquier decisión importa.
Kunzig:
Katharine Wilkinson, en el pasado has hablado de "un gran despertar". ¿Lo estás viendo?
Wilkinson:
El aumento de la intensidad de los episodios climáticos extremos va de la mano con lo que estamos viendo en la opinión pública, pero también, y más importante, la implicación pública. Nadie quiere despertarse de un letargo de esta manera, con los científicos bramando, pese a su tono bajo, con tormentas arrasando, perdiendo electricidad o la devastación de toda una ciudad. Y, aun así, estas están siendo las causas del despertar. Lo que yo estoy captando es que cada vez más gente está preguntando: "¿Qué puedo hacer? ¿Cómo puedo ayudar"
Es a la vez un momento aterrador para vivir en este planeta y un momento extraordinario para estar vivo. Porque tenemos tanto poder. Creo que muchos de nosotros nos sentimos muy pequeño ante la crisis climática, pero podemos hacer tanto. Por eso, ahora, gran parte de mi trabajo se centra en realmente intentar ayudar a la gente a superar [cómo] pueden participar en esta gran transformación.
Hayhoe:
Yo también estoy sintiendo que está cambiando la corriente. Primero, porque estamos viendo [al cambio climático] desarrollarse y afectar nuestras vidas. Pero también vemos que las soluciones están ahí. Las soluciones no están destruyendo la economía ni llevándonos de nuevo a la Edad de Piedra. Las soluciones son energías limpias que limpian nuestro aire y nuestras aguas y nos dan más trabajos rurales que los combustibles fósiles. Las soluciones están haciéndonos volver a algunas maneras de hacer las cosas que ya teníamos, que tienen mucho más sentido y nos hacen mejores garantes de nuestros recursos. Cuando tenemos estas conversaciones sobre cambio climático, en lugar de embotar la cabeza de la gente con datos científicos, lo que realmente conecta con las personas y cambia sus mentes es ayudarles a ver cómo los riesgos les afectan personalmente y cómo las soluciones tiene beneficios inmediatos hoy.
Kunzig:
La pandemia ha demostrado como las cosas más sorprendentes se pueden politizar.
Hayhoe:
El negacionismo climático es solo un ingrediente en un guiso de temas tóxicos. La gente no se despierta una mañana y piensa: "¡Oh! Hoy voy a negar el cambio climático, una ciencia que conocemos desde desde 1850". Se despiertan por la mañana y miran su muro de Facebook para ver lo que están diciendo la gente con la que están de acuerdo, la gente que conocen, la gente de la que se fían. Escuchan a su periodista de referencia, su informativo favorito. Lo que escuchan es una letanía de "si somos este tipo de personas, esto es lo que tenemos que pensar de inmigración, Rusia, COVID, mascarillas, vacunas... y cambio climático".
El mejor predictor de si estamos dispuestos a llevar mascarilla o vacunarnos es saber en que parte del espectro político nos encontramos. ¿Y sabes una cosa? Eso es exactamente lo que ocurre con el cambio climático.
Kunzig:
Katharine Wilkinson, usted y Ayana Johnson co-editaron un libro de ensayos sobre el clima por un grupo diverso de mujeres.
Wilkinson:
La mayor parte de la conversación climática ha sido moldeada por hombres blancos. Sabemos que necesitamos reunir el equipo más grande y más fuerte que podamos y necesitamos un caleidoscopio de perspectivas. Para mi ha sido maravilloso oír a mujeres jóvenes que cogían el libro y decían: "Me daban temblores cuando leía el primer ensayo porque tuve un sentimiento de pertenencia y me sentí empoderada"."
Para realmente conectar con las personas a nivel humano tenemos que poner nuestros corazones y empatía en nuestras historias.
Hayhoe:
Con el cambio climático, estamos sobreexpuestos a historias apocalípticas que tienen poco que ver con nosotros y nos distanciamos de ellas. Pensamos: "Bueno, no puedo hacer nada por salvar a los osos polares". En realidad, [necesitamos] historias sobre cómo nos está afectando [el cambio climático], de manera que nos podamos identificar con ellas, y después historias sobre todas las soluciones alucinantes que se están desarrollando.
No está solo en manos de los medios de comunicación. Esta en las manos de todos nosotros. Porque la única manera en la que se ha cambiado el mundo es cuando la gente corriente lo ha decidido. No las personas famosas o poderosas. La razón por la que ya no tenemos esclavitud, la razón por la que las mujeres pueden votar, la razón por la que se aprobó la Ley de Derechos Civiles, es porque la gente corriente decidió que el mundo tenía que cambiar.
Nos tenemos que activar todos. Obviamente, sino pensáramos que hubiera un riesgo, ¿por qué haríamos nada?
Wilkinson:
La verdad es que quemar combustibles fósiles nos ha metido en este lío, y hay gente en el poder que se quiere asegurar de que sigamos quemando combustibles fósiles durante el mayor tiempo posible. Este tipo de responsabilidad creo que es importante, porque sino la gente dice: "¡Dios mío! El cambio climático es malo. Es algo que está ocurriendo". No, es algo que se está haciendo.
Muchos días, puede no sentirte muy optimista. Puede no que sientas mucha esperanza. Pero, puedes tener el coraje de seguir dando un paso tras otro e intentar ser parte de la solución. Creo que la manera de mantener el coraje es estando conectados. Porque tenemos mucho trabajo por delante y necesitamos muchas, muchas más manos para ayudar a hacerlo.
Kunzig:
¿Que han visto este año que les haya inspirado?
Borunda:
Informar sobre las sombras en Los Ángeles. Dónde están, que accede a ellas. Hay algunas comunidades que tienen toneladas de árboles y espacios preciosos y frescos y otras comunidades que tienen muy pocas. Una de las mejores cosas que pude hacer fue pasar mucho tiempo con gente intentando solucionar el problema. Gente joven de las comunidades que está plantando árboles, que decían: "Estoy haciendo algo aquí. En un sitio que me importa. Por gente por la que me preocupo. Por mi abuela que va andando hasta el autobús bajo un sol de justicia".
Hayhoe:
El año pasado, durante la pandemia, hubo una feria de ciencia virtual. Un equipo de escolares de 11-12 años Lubbock, Texas, la ciudad donde vivo y que es la segunda ciudad más conservadora de EE. UU., ganaron, en su categoría a nivel nacional, con un proyecto que se fijaba en cómo devolver el carbón de nuevo a la tierra. Se llamaban a si mismos Carbon Keepers [Guardianes del Carbón] y desarrollaron un programa para contactar con agricultores locales sobre agricultura de siembra directa y métodos de agricultura regenerativa. Si un escolar de 12 años de Lubbock, Texas, puede marcar la diferencia con soluciones climáticas, puede crear conciencia, incluso hacer llegar a la gente el concepto de que los agricultores pueden ser héroes cuando cuando hablamos de soluciones climáticas. Si ellos lo pueden hacer, ¿por qué no todo el mundo puede?
Después me fijo en la macro escala. El hecho de que, durante la COVID en 2020, el 90 por ciento de la nueva energía instalada en el mundo ha sido energía limpia. Te das cuenta de que las acciones climáticas no son un monolito en la parte baja de una montaña con una pendiente imposible con solo unas pocas manos para subir la cuesta. Ya tiene a millones de manos trabajando en ello, empujando el monolito, que ya se mueve en la dirección correcta. Simplemente necesitamos más manos.
Esta conversación ha sido editada y recortada para mayor claridad.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.
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