Por Antonio López Gabaldón.- Una bicicleta, un cono de tráfico, redes agrícolas y restos de una barbacoa poco tienen que ver entre sí, salvo por el hecho de aparecer tirados como basura en la ribera de un río: gracias a una nueva aplicación, cualquier persona puede ayudar a evitar que acaben en el mar.
Y es que la corriente fluvial termina empujando estos y otros restos hasta la desembocadura de los cauces, de manera que los desperdicios terminan contaminando el océano; de hecho, según el programa de las Naciones Unidas para el Medioambiente (PNUE), el 80 % de los residuos encontrados en el mar tienen un origen continental.
Bajo un cielo nublado y acompañados por la lluvia y las bajas temperaturas características de un otoño en el País Vasco, los voluntarios de la Fundación Surfrider -la ong responsable de la nueva aplicación- que se desplazan en kayak por el río Oria no tienen que esforzarse demasiado para encontrar, en unas aguas en apariencia limpias, infinidad de restos de plástico, textiles y envases en ambas orillas.
A medida que los voluntarios se acercan hasta la desembocadura del Oria en el Cantábrico, la basura se va acumulando en las partes más altas de la ribera, por donde pasean los viandantes, pero una marea baja les ha permitido encontrar objetos tan dispares como un cono de tráfico o una bicicleta enterrados en el lodo del río que con la retirada de las aguas ha quedado al descubierto.
En las aguas de superficie, lo común es encontrar restos de ropa, bolsas de plástico enredadas en las ramas, redes agrícolas, latas de cerveza o toallitas desechadas.
Para facilitar que ríos como el Oria se regeneren y evitar además que todos estos residuos y otros similares acaben llegando al mar la Fundación Surfrider Europa ha diseñado una aplicación gratuita con la que cualquier ciudadano puede notificar y registrar la basura que encuentre en la zona para que pueda ser recogida.
La aplicación emplea la cámara del teléfono móvil, un sistema de geolocalización y la inteligencia artificial para identificar la basura depositada a la vista y clasificarla como fragmentos de plástico, botellas, envases de comida, muebles, electrodomésticos y desperdicios de agricultura, pesca e industria.
De esta forma, los deportistas -senderistas, usuarios de kayak o caona y otros- o amantes de la Naturaleza que paseen habitualmente junto al río, o cualquier visitante ocasional, podrá contribuir con su pequeño grano de arena registrando los desperdicios que encuentre.
Ríos de Europa
Este proyecto ya funciona en Francia y Alemania y el objetivo es terminar implicando a los ciudadanos de todo el viejo continente a la hora de cartografiar la contaminación plástica de todos los cauces fluviales europeos para, una vez analizados los datos, poder identificar el origen de esta polución y poder exigir, tanto a las partes implicadas como a las distintas administraciones, su respectiva responsabilidad en la limpieza.
La Fundación Surfrider Europa aspira a catalogar qué ríos están más contaminados y hasta qué punto, compararlos entre sí y certificar las áreas en las que se produce la acumulación de las basuras para poder actuar en ellos.
Sus previsiones apuntan a poder hacer público a finales de este mismo año, probablemente en noviembre, el mapa con los resultados obtenidos hasta el momento con la intención de actualizarlos permanentemente.
Hasta la fecha, ya han colaborado en este proyecto 860 personas que han recorrido más de 2.500 kilómetros de ríos europeos para dejar constancia de la basura visible acumulada en ellos.
Creada en 1990, la Fundación Surfrider Europa, está comprometida con la protección de lagos, ríos y océanos y opera en 12 países europeos con sus grupos de voluntarios para la sensibilización de la población y la limpieza de las masas de agua. EFEverde
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