HACE MÁS DE QUINIENTOS AÑOS el neerlandés Hieronimus van
Aken, mundialmente conocido como Hieronimus Bosch, pintó su
célebre tríptico El jardín de las delicias. La obra, pintada al óleo
sobre madera de roble de la región del Báltico, la más apreciada
por los pintores flamencos, mide 220 centímetros de alto por 389 de
ancho. Su significado está plagado de simbolismos y, según la
define la historiadora del arte Pepa Corbacho, está «cargada de
humor grotesco, de una irreverencia brutal y de una originalidad
aplastante que demuestra una delirante y prodigiosa imaginación».
Una de las muchas cosas que llama la atención es la inmensa
cantidad de aves que alberga: hasta 1.015 se dan cita en él; 793 en
el panel izquierdo, 209 en el central y 13 en el derecho. Esa profu-
sión ornitológica inspiró a Corbacho y al ilustrador Manuel García
a crear una guía para identificar a estos habitantes alados de uno
de los jardines más singulares y visitados del mundo, una pieza
universal que tantas reacciones sigue provocando en las personas
que acuden a contemplarla al Museo del Prado. La obra se halla en
el museo madrileño desde 1933, tras pasar mas de tres siglos en el
monasterio de El Escorial, en Madrid, formando parte de la colec-
ción de arte privada de Felipe II. «La totalidad de las aves perte necen
a 94 especies distintas, o 101 si tenemos en cuenta a los híbridos,
mezcla de aves y otras criaturas», dice Corbacho. La guía, en la que
aparecen ilustradas todas ellas, distingue las especies reales, que
son 24, de las imaginarias, a las que Corbacho y García se refieren
como esas «especies no reconocidas fuera de El jardín».
No es de extrañar que, en este contexto, la Sociedad Española de
Ornitología, SEO BirdLife, haya elegido el cuadro del Bosco para
transmitir un mensaje rotundo: conservar nuestra biodiversidad,
y en concreto las aves y sus hábitats, es una prioridad urgente y
absoluta. «Para ello optamos por poner en marcha una acción que
fundiera tres elementos clave, como son la naturaleza, el arte y la
tecnología –explica Olimpia García, coordinadora del Área de Comu-
nicación de SEO BirdLife–. En nuestro trabajo vemos que las aves
son centinelas de lo que está ocurriendo en el planeta, nos avisan
con mensajes claros. Su declive no solo nos alerta de que sus pobla-
ciones descienden. La pérdida de especies nos habla de las causas
que lo producen, íntimamente relacionadas con el estado de los
hábitats, los campos, los mares... del estado en el que se encuentra
la naturaleza». Con esta idea en mente, pensaron que su mejor aliado
era el Museo del Prado, con el que ya habían trabajado anteriormente.
«No en vano la naturaleza y las aves son la fuente de inspiración de
muchos de los autores de los cuadros de su colección», recalca.
Así fue como ambas entidades, en colaboración con la empresa
Meta y su tecnología SparkAR, idearon un proyecto que, mediante
un filtro de realidad aumentada, nos acerca literalmente a la palma
de la mano tres especies de aves presentes en la obra que actualmente
están en declive. Una es el martín pescador
(Alcedo atthis), en peligro porque su pobla-
ción ha sufrido en los últimos 20 años una
reducción de más del 50 % debido a la trans-
formación y pérdida de sus hábitats, los
ecosistemas fluviales. La segunda es otra ave
acuática, la espátula (Platalea leucorodia),
considerada en situación vulnerable por el
mismo motivo que la anterior y con el mismo
índice de regresión. Por su parte, el también
vulnerable vencejo común (Apus apus) ha
experimentado un descenso poblacional de
un 40 % y su recuperación pasa por la crea-
ción de unas ciudades más naturalizadas y
sostenibles.
«Con este filtro de realidad aumentada,
desde SEO BirdLife queremos llegar a más
personas a través del arte para atraer la curio-
sidad sobre lo maravillosas que son las aves,
por sus colores, sus formas, sus cantos y la
sensibilidad que despiertan en cualquiera
que se detenga a observarlas», declara Olim-
pia García. A ver si aumentando la realidad
se nos agranda también la concienciación.
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