Biosorra es una empresa creada por un grupo de jóvenes investigadores que buscan encontrar la solución a un futuro más sostenible. Su historia comienza con un viaje de máster a Kenia, allí descubrieron que se quemaban todos los residuos generados y eso, sumado a la gran sequía que tenían sus cultivos, fue la clave para crear un mecanismo de reutilización.
"Es transformar el carbono que viene de ese residuo en una especie de fertilizante orgánico, que es muchísimo más barato, y absorbe agua, por lo que se disminuiría el consumo de agua, e incrementa la productividad del cultivo", así explica Inés Serra, Cofundadora y CEO de Biosorra, el mecanismo que siguen.
Sin embargo, la idea principal tiene bastantes años. Los mayas fueron los creadores de Terrapreta: utilizar biocarbono vegetal que producía una mayor longevidad de los cultivos y causaba una mayor penetración y fertilidad en el suelo. Pero Biosorra ha conseguido modernizar la idea: "Hemos mejorado la tecnología a nivel industrial y hemos conseguido hacer esto a gran escala. También como modelo de negocio, porque monetizamos a través de ventas de carbon credits y compensación de CO2".
La clave principal de este proyecto es la preservación del CO2. Un proceso conocido como pirólisis y que crean gracias a una descomposición de la biomasa por calor y ausencia de oxígeno. Hacerlo en Kenia no es casualidad ya que el 80% de la población vive de la agricultura, pero entrar al mercado en España sería igual de conveniente. Otro uso que se se suele hacer con estos residuos es dejar que composten, pero a los 60 días emite metano, el cual es bastante perjudicial para el planeta. "Es simplemente transformar en una buena capturación de CO2", instiste la CEO de Biosorra.
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