28 de octubre de 2024

Por qué tenemos que hablar de las personas mayores y el cambio climático en África

 El 60 % de las mujeres trabajadoras en el mundo se ven atrapadas en los trabajos precarios que ofrece la economía informal. En Ecuador, muchas de ellas se dedican a la recolección de plásticos en las calles, un trabajo invisible y precario que apenas les permite ganar entre 5 y 6 dólares diarios, cantidades insuficientes para cubrir las necesidades básicas de sus familias. 

Pese a la importancia de su trabajo para el sustento doméstico y el impacto ambiental positivo que generan, estas trabajadoras siguen sin recibir un reconocimiento social o económico adecuado.

Trabajo y desigualdad

Con un índice de desigualdad de género cercano al 40 %, las mujeres trabajadoras ecuatorianas no solo se enfrentan a la precariedad económica sino también a una marcada desigualdad de género, ambas barreras que deben superar para acceder a un trabajo digno y a oportunidades de crecimiento. 

Sin embargo, estas mujeres han mostrado una gran capacidad de organización y empoderamiento, creando y liderando asociaciones y cooperativas con las que buscan mejorar sus condiciones de vida. 

No consuma noticias, entiéndalas.

Mujeres de triple impacto

Las recolectoras de plástico generan un triple impacto –económico, social y ambiental– que no ha sido visibilizado ni valorado.

En Ecuador, se generan cada año más de 14 000 toneladas de residuos sólidos, de las que solo se recicla el 6 %. En la sierra andina, el 70 % de las personas dedicadas a esta labor son mujeres

Pese a la importancia económica y medioambiental del trabajo que realizan las mujeres ecuatorianas recolectoras de residuos plásticos, esta sigue siendo desestimada. Si ellas dejaran de realizar esta actividad, las ciudades enfrentarían graves problemas de contaminación y salud pública. Pero, por otra parte, al ser un trabajo informal, ni refleja los costes reales de la gestión de residuos ni ellas cuentan con los salarios y las condiciones laborales que les corresponden. 

La respuesta institucional

La Ley Orgánica de Economía Circular Inclusiva y su Reglamento General representan avances hacia una gestión más sostenible de los residuos. No obstante, son insuficientes para mejorar las condiciones de trabajo de las recolectoras de plástico en Ecuador.

Por ello, es indispensable el diseño y desarrollo de políticas públicas que aborden la desigualdad de género, la precariedad económica y el cuidado ambiental. Los gobiernos locales juegan un papel crucial en la integración de estas trabajadoras en un sistema formal, que les ofrezca mejores condiciones laborales y un reconocimiento digno por su trabajo. 

Sin un compromiso colectivo de quienes conforman el ecosistema local (ciudadanos, expertos y gobiernos), será difícil transformar esta realidad y contribuir a que se alcancen los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030. 

Fuente: ONU











En este contexto, las instituciones educativas debemos asumir la labor de sensibilizar a la sociedad, generar estudios que visibilicen la realidad de estas mujeres y proponer políticas laborales, sociales y medioambientales más inclusivas y justas.

¿Hacia dónde avanzar?

Reconocer, visibilizar, poner voz y corazón a la labor de las mujeres recolectoras de plástico es esencial para combatir la pobreza, reducir la desigualdad de género y potenciar el reciclaje en Ecuador. La Organización Internacional del Trabajo estima que más de 740 millones de mujeres en el mundo enfrentan condiciones precarias de trabajo. 

Es hora de otorgarles el reconocimiento que merecen, y abordar de manera efectiva los desafíos de pobreza, desigualdad y sostenibilidad que aún persisten en Ecuador y muchas otras partes del mundo.

No podemos olvidar que, este año, el Nobel de Economía ha sido otorgado a los investigadores Daron AcemogluSimon Johnson y James A. Robinson por sus estudios acerca de cómo la fortaleza de las instituciones influye en la prosperidad económica de los países. De su trabajo se deduce que contar con instituciones públicas comprometidas y profesionales genera menores cotas de informalidad y mayores niveles de bienestar en los países.

Aumenta la demanda de perfiles vinculados a la sostenibilidad

 Varios estudios constatan que, junto a los perfiles tecnológicos, está aumentando la demanda de profesiones que actúan sobre el medio ambiente desde diversas perspectivas, como la ingeniería, el diseño o la auditoría.

La Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible acordados han provocado un crecimiento paulatino de los denominados empleos verdes que son, según describe la Organización Internacional de Trabajo, aquellos trabajos que contribuyen a preservar y restaurar el medio ambiente, ya sea en los sectores tradicionales como la manufactura o la construcción o en nuevos sectores emergentes como las energías renovables. 

Así, en el informe 'The Future of Jobs Report' del Foro Económico Mundial que analiza las transformaciones en el mercado laboral a nivel global para el período 2023-2027, se apunta que los sectores con mayor crecimiento de empleo estarán relacionados con la tecnología, la digitalización y la sostenibilidad. 

Según este informe, el 81% de las empresas cree que la implementación de los estándares de ESG (Ambientales, Sociales y de Gobernanza) se incrementará y ello requiere a expertos que puedan implementar las medidas necesarias de ejecución y verificación. Y, de hecho, en un ranking del mismo estudio, los especialistas en sostenibilidad ocupan la segunda posición en empleos en expansión.

Otro dato que constata la importancia del talento verde es que, a nivel mundial, entre 2022 y 2023, las contrataciones para empleos verdes aumentaron un 15,2%, según el informe Global Green Skills Report 2023 de Linkedin.

Ingenieros, científicos y auditores

En el caso de España, se estima que el 14% de los empleos en España ya están vinculados al medio ambiente, con una demanda creciente de habilidades verdes, como ingeniería y diseño sostenible (informe Randstad 'Tendencias de la formación para el futuro del empleo 2023)'. Además, se calcula que la transición energética generará, de manera indirecta, unos 118.000 empleos anuales en España hasta 2030, especialmente en los sectores de energías renovables, ahorro y eficiencia energética, redes y electrificación.

El desarrollo de las energías renovables necesita de ingenieros e ingenieras expertos en la implantación de sistemas de energía hidráulica, eólica, fotovoltaica, etc. Es, por tanto, uno de los sectores con mayor demanda y es posible formarse con el Grado en Ingeniería en Energías Renovables que ofrecen centros como la Universidad Autónoma de Barcelona o la Universidad del País Vasco.

Por otro lado, la nueva legislación CSRD (Directiva europea sobre información corporativa en materia de sostenibilidad) obliga a las empresas a reportar unos indicadores de manera exhaustiva y va a requerir de expertos para realizar los informes de sostenibilidad y también para verificarlos, al igual que se hace con los informes financieros. Es por ello que el sector de la auditoría abre también una nueva ventana laboral para profesionales vinculados a la sostenibilidad. En estos momentos, el perfil de auditor experto en sostenibilidad escasea y de la demanda del mercado por estos profesionales ha nacido el primer Máster de Auditoria en Sostenibilidad, impulsado por el Col·legi de Censors Jurats de Comptes de Catalunya conjuntamente con la Universidad Abat Oliva CEU. 

Otra de las profesiones verdes con más salida laboral sería la de los ambientólogos, que desempeñan múltiples funciones como pueden ser la gestión de áreas de conservación, el asesoramiento en materia de protección del medio ambiente, la restauración de suelos contaminados,… Es seguramente una de las formaciones más consolidadas en el sistema español universitario y, en este sentido, el Grado en Ciencias Ambientales está muy extendido en todo el territorio. 

En el ámbito empresarial, el concepto de economía circular ha cobrado fuerza en los últimos años y la legislación de la UE sobre gestión de residuos pretende potenciar el uso de materias primas con más eficiencia y la reducción de residuos, a partir del reciclaje y bajo la premisa de menos materias primas, menos residuos, menos emisiones. Por ello, el experto en economía circular es clave para impulsar negocios bajo esa mirada sostenible y es una salida profesional que viene para quedarse. Actualmente, existe el Máster en Economía Circular en varias universidades españolas (Universidad CEU San Pablo, Universidad del País Vasco y Universidad Zaragoza).

Por último, otro de los campos con más futuro profesional es el del diseñador de productos sostenibles, es decir, diseño a partir de nuevos materiales más respetuosos con el medioambiente. Existen ya algunas formaciones específicas como el Máster de Diseño Sostenible (título propio de IED, Istituto Europeo di Design), el Máster de Diseño Sostenible de Producto (tech school of design) o el Máster en Diseño mediante Nuevos Materiales (título propio de la Universidad de Vic - Universitat Central de Catalunya).

21 de octubre de 2024

Los bosques determinarán el clima del futuro

 ¿Imaginas, dentro de unos pocos años, poder elegir entre la cartas de vino de un restaurante un exquisito cabernet sauvignon con denominación de origen de la estepa rusa? A día de puede sonar completamente disparatado, sin embargo, al ritmo en que las condiciones climáticas están cambiando en nuestro planeta, esto podría ser una realidad dentro de 2 o 3 décadas, pues el patrón de distribución de los árboles en el mundo parece estar cambiando.

LA TUNDRA EN RETROCESO

Mientras que en algunas regiones tropicales los árboles mueren debido al cambio climático, la deforestación o los incendios forestales, otras zonas del mundo parecen estar experimentando un constante y progresivo reverdecimiento. Así, en la tundra siberiana, por ejemplo, algunas pequeñas plantas leñosas están comenzando a tomar el tamaño de arbustos, pequeños arbustos están comenzando a tornarse arboles de modesto porte, y algunos árboles más grandes están comenzando a salpicar un paisaje antes dominio exclusivo de líquenes y musgos.

Musgos y líquenes que, por ejemplo en Alaska, están empezando a ser sustituidos por abetos. Mientras tanto, en Noruega, abedules y pinos avanzan hacia los polos ganando terreno a la tundra. Y es que a lo largo de la línea de árboles del norte de la Tierra, la tundra está retrocediendo dando paso a nuevos árboles.

UN PLANETA CON MÁS CO2, UN PLANETA CON MÁS ÁRBOLES

El caso de la tundra es especial. La tundra siempre ha sido para los seres humanos un lugar carente de vegetación e inhóspito reservado a unos pocos pueblos especialmente adaptados a sus condiciones climáticas como los inuit, los aleutianos o los nenets. Un lugar, hasta cierto punto incomprendido, pero no el único en el que la vegetación está comenzando a medrar ante todo pronóstico.

Lejos del extremo norte de nuestro planeta, en otras zonas más áridas, también se está experimentando un incremento de la masa arbórea que se achaca a un mayor incremento en la concentración de CO2.

El CO2 es uno de los principales gases de efecto invernadero y por tanto, uno de los responsables más directos del calentamiento global. Sin embargo, un efecto colateral menos conocido del CO2, es que un incremento de este gas también incide en el metabolismo de las plantas, permitiendo a estas usar el agua de manera más eficiente y prosperar en condiciones más secas.

Es decir, el CO2 también actúa como una especie de fertilizante que propicia que los árboles incrementen su biomasa en forma de hojas y madera, lo que puede conducir a un futuro con más árboles que, además, crecerán de forma más rápida. Este CO2 atmosférico permite también que los árboles reduzcan la pérdida de agua, ya que no necesitarían abrir tanto sus estomas para absorber el propio CO2, lo que podría permitir que las plantas echen raíces en donde hoy no pueden.

¿EL AUMENTO DE ÁRBOLES FRENARÁ EL CALENTAMIENTO GLOBAL?

Una pregunta tan general no se puede entender en términos de "sí" o "no". Mientras que en los trópicos las masas boscosas están disminuyendo su capacidad de secuestrar CO2, cada día se agravan los efectos de la deforestación, las sequías son cada vez más acusadas y los incendios forestales más frecuentes, en las regiones más frías las últimas investigaciones están demostrando que las condiciones climáticas y el aumento en la disponibilidad de CO2se está traduciendo en un aumento tanto de la extensión como de la productividad de los bosques. En el futuro, más CO2 también impulsará a los bosques a expandirse a nuevas áreas.

Por otro lado, es sabido que los árboles son eficientes reguladores de la temperatura. En las ciudades, por ejemplo, pueden reducir el calor entre 1 y 12 ºC. Sin embargo, aún no está suficientemente claro como a nivel global podría afectar a las temperaturas el aumento de masas boscosas, y en este sentido otras investigaciones cuestionan el impacto positivo del desarrollo de nuevos bosques.

Por ejemplo, un incremento en las masas boscosas en zonas no tropicales podría traducirse en un incremento de los incendios no solo en los bosques templados, sino en los actuales bosques boreales.

Otro aspecto muy discutido es la capacidad de los nuevos bosques para cambiar la reflectividad, o el albedo de las superficies terrestres, es decir, la cantidad de radiación solar que la superficie de la Tierra devuelve reflejada al espacio y que incide directamente en el cambio climático.

Las superficies cubiertas de nieve y hielo, o de alta montaña, tienen un albedo de entre el 80% y el 90%, mientras que un dosel denso de árboles puede tener un albedo del 15% o un bosque de coníferas del 8%; algo especialmente relevante en las áreas boreales de nuestro planeta, donde la sustitución de las superficies cubiertas de nieve por árboles podría disminuir el albedo a nivel global incrementando las temperaturas. Dicho de otra manera, a menor albedo, más se calienta la Tierra.

¿Podría entonces la aparición de nuevos bosques resultar en una aceleración de calentamiento global a largo plazo? Si esto es así ¿son los bosques una posible solución a la necesaria descarbonización de la sociedad? Preguntas como estas impulsan a los científicos a resaltar la importancia y tratar de comprender mejor cómo interactúan los bosques y el clima de la Tierra a nivel global.

Reino Unido ha dejado de quemar carbón por primera vez en su historia. En su lugar, ahora quema basura

 Reino Unido cerró la última central de carbón para reducir su alto nivel de contaminación después de 142 años para dar paso a las energías limpias. Irónicamente, uno de los métodos para producir energía es seguir quemando algo contaminante.

Reino Unido ha dejado de quemar carbón, hito histórico. Llegando a satisfacer el 76% de la demanda del suministro eléctrico durante la década de los 80, Reino Unido puso fin a la industria del carbón para dar paso a la transición energética. El primer país del G7 en eliminar el carbón, ahora enfrenta una mayor dependencia de las importaciones de Europa. Sin embargo, también ha optado por otro tipo producción de energía: incineración de la basura.

El problema es que ahora está quemando basura. El uso de las incineradoras para quemar basura doméstica, incluyendo plásticos, ha ido creciendo con el fin de generar electricidad y gestionar los residuos de una forma económica. Alrededor del 3,1% de la energía proviene de esta práctica que ha ido aumentando el número de incineradoras de 38 a 52 y la capacidad de las existentes. Cabe añadir, que solo ha sido en Inglaterra e Irlanda del Norte, porque tanto en Gales como en Escocia han prohibido la creación de nuevas incineradoras. Esta práctica de generación de electricidad es altamente contaminante porque produce gases de efecto invernadero.

¿Por qué contamina tanto la basura incinerada? El hecho de quemar cartón, plásticos u otros desechos en un espacio cerrado puede ser altamente contaminante. Un estudio ha demostrado que el 29% de la contaminación proviene de la combustión de elementos no aptos para la incineración en espacios cerrados. Pero, ¿qué ocurre en una incineradora?

En las incineradoras queman desechos de plásticos, los cuales a su vez provienen de combustibles fósiles. En definitiva, al quemar plástico se liberan grandes cantidades de gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono. Aunque se gestiona el uso de los vertederos, los plásticos producen 175 veces más de dióxido de carbono que enterrarlo en vertederos. Para reducir esta cuantía el Gobierno del Reino Unido estableció un Plan de Mejora Ambiental en 2023 para garantizar que los residuos plásticos no superen los 42 kg per cápita al año para el año 2028.

¿Por qué basura y no cualquier otra fuente de energía? La gestión de las basuras mediante la incineración se promovió como una solución sostenible, pero el resultado ha sido totalmente diferente.

Además, los ayuntamientos en el Reino Unido están sujetos a unos contratos a largo plazo con operadores de incineradoras. Algunos de estos contratos tienen una vigencia de más de 20 años, lo cual les obliga a seguir quemando residuos si no quieren hacer frente a una sanción económica.

Pero, ¿qué les pasa con las renovables? El Reino Unido se ha comprometido a reducir sus emisiones en un 68% con respecto a los niveles de 1990 para 2030 según datos de la EIA. Después del cierre de la última central de carbón, Ratcliffe-on-Soar, se estima que el crecimiento hacia el sector renovable debería crecer.

Sí que es cierto que las energías renovables representan un 41,7% según datos de la consultora Arthur J. Gallagher (UK) Ltd y tiene la eólica como protagonista. Además, Reino Unido destaca por su inversión en eólica offshore, pero veremos qué pasará en adelante tras el levantamiento de la prohibición del gobierno anterior sobre la eólica terrestre.

A pesar de las medidas, el Reino Unido depende del gas natural, que suministra gran parte de la electricidad. Ante la inanición de los ministros muchos hogares se van a tener que enfrentar a facturas elevadas y altas emisiones de carbono si no hay un plan de acción para las futuras construcciones.

Los culpables de que tanta basura de las playas acabe en el océano no son los turistas, somos todos

 La acumulación de residuos marinos es un problema ambiental bastante consolidado en la práctica totalidad de las zonas costeras del mundo. Las áreas afectadas no solo sufren un deterioro ambiental, sino que también ven dañada su imagen y su atractivo turístico. Los turistas y residentes perciben estas zonas como contaminadas, lo que reduce su competitividad, en buena parte por la difusión en redes sociales de este tipo de problemas.

Aunque la presencia de residuos visibles (macroresiduos) no siempre implica una mala calidad global del agua, la percepción de un entorno descuidado puede llevar a una reducción en la inversión turística. Y eso implica que al problema ambiental se suma el impacto negativo en lo económico.

Relación entre residuos y usos urbanos

Numerosos proyectos oceanográficos a nivel global, como From pollution to solution, han estudiado el origen, la clasificación y la descomposición de los residuos marinos. Además, en la última década se ha hecho especial hincapié en comprender los tipos de residuos, la dispersión de microplásticos y la distribución global debida a las corrientes oceánicas.

Paralelamente, como consecuencia del impacto en la competitividad turística, han ganado relevancia los estudios a pequeña escala sobre la relación entre residuos y áreas urbanas en zonas litorales concretas.

El objetivo es comprender tanto el origen de estos residuos como su relación con los usos urbanos. Pero también encontrar soluciones específicas y personalizadas para cada área, algo imprescindible por la complejidad que implican las intervenciones urbanas en zonas litorales sensibles

Los estudios de relación entre residuos y zonas urbanas en los territorios turísticos del litoral poseen una dificultad inherente: al no poder –por ahora– obtener datos de basuras por tecnologías satelitales o muestreos de la columna de agua, se necesitan muchas inmersiones realizadas por buceadores para la obtención de datos.

Con la mejor de las intenciones, diferentes plataformas y asociaciones han promovido “limpiezas de fondos” en las que se extraen de forma no discreta todos los residuos marinos, y posteriormente se hacen algunas mediciones. Por esta vía se obtiene una cantidad ingente de datos, pero ni son homogéneos –no tienen los mismos códigos de identificación de residuos que en las investigaciones– ni se puede comprobar su veracidad, además de que no están geoposicionados. 

Algunas de estas iniciativas, como Dive Against Debris, de la Asociación Profesional de Instructores de Buceo (PADI, por sus siglas en inglés), han recogido cientos de miles de datos a nivel global y desde luego es una ayuda para comprender la escala del problema, pero la información que proporcionan no se puede comparar ni analizar con criterios científicos.




















Botella de vidrio encontrada en el fondo del océano. Juan D. López-ArquilloCC BY-SA

Las áreas más pobladas, las más sucias

Otro ejemplo de proyecto es Ecopuertos, que incluye diferentes iniciativas de medida, limpieza y sensibilización ambiental. Varios de ellos (como Ecopuertos-malecón y Ecopuertos-fondeo) ayudaron a detectar por primera vez las relaciones entre los residuos marinos y su origen en Canarias. En este caso, la información obtenida sí está bien estructurada para su análisis.

Por otro lado, los proyectos TireOut! y Resless de la Universidad Europea de Canarias en la isla de Tenerife trabajan para determinar los factores que determinan la aparición de residuos marinos en los territorios turísticos del litoral. 

Para ello, se definieron y calcularon densidades de población y usos urbanos en diferentes tipos de núcleos (turísticos, residenciales, tradicionales, naturales y portuarios) y se realizaron varias campañas de localización y clasificación de residuos estableciendo áreas de monitorización o transectos subacuáticos permanentes. 

Estas áreas permitieron cuantificar y caracterizar los residuos presentes, estableciendo una relación directa entre la densidad urbanística y la presencia de basura marina, con un análisis especial de los neumáticos de automóvil encontrados en los fondos.




















Neumático encontrado en el fondo marino en Tenerife. Juan D. López-ArquilloCC BY-SA

Los datos del proyecto Resless han demostrado que las áreas con mayor densidad de población presentan una mayor acumulación de residuos en sus zonas costeras. Este fenómeno no es exclusivo de las actividades turísticas; de hecho, se observa que las áreas residenciales densamente pobladas tienden a contribuir más a la contaminación marina que las zonas predominantemente turísticas. 

El comportamiento humano, la falta de conciencia ambiental y la insuficiente infraestructura de recolección de residuos agravan el problema en todas las zonas, independientemente de su densidad y uso. Las actividades marinas, como la pesca y la navegación, también son fuentes significativas de residuos, en especial, de neumáticos abandonados en los fondos.

La culpa no es solo de los turistas

Estos proyectos desafían la suposición, alimentada por movimientos de rechazo al turismo masivo, de que el turismo es el principal culpable de la basura en las playas y los océanos. 

Además, pese a que en cada campaña se retiraron los residuos marinos, se observó su continua reaparición, mostrando que las áreas urbanizadas tienen una tasa de reaparición significativamente más alta, lo que indica que las limpiezas de fondos periódicas no son suficientes para combatir el problema de manera efectiva.

Por ello, en las conclusiones del proyecto se subraya sobre todo la importancia de integrar la gestión de residuos en las políticas de planificación urbana. La creación de sistemas de monitoreo efectivos, junto con la implementación de políticas de prevención de residuos, es crucial para proteger los ecosistemas marinos y mantener la competitividad de los territorios turísticos del litoral. 

Metodológicamente, la combinación de la recopilación de datos utilizando sistemas de información geográfica a nivel urbano y la documentación in situ mediante inmersiones para la detección de residuos marinos ofrece una herramienta versátil y eficaz para evaluar la densidad y distribución de los desechos plásticos en los fondos litorales. Y puede ser implementada en otras zonas costeras turísticas a nivel mundial que enfrentan problemas de contaminación por plásticos.