21 de octubre de 2024

Las últimas mujeres del mar: Malala quiere que conozcas a las matriarcas buceadoras que defienden el océano en Corea del Sur

Un grupo de mujeres, la mayoría por encima de los 70 años, bromean y se ríen ruidosamente mientras se ponen sus trajes elásticos de neopreno y se preparan para zambullirse en el océano durante las próximas siete horas. Son las haenyeo, las legendarias buceadoras surcoreanas, reconocidas por la UNESCO en 2016 como Patrimonio Cultural Intangible de la Humanidad.

Bajo sus aletas llevan calcetines de lana para protegerse del frío y sus rostros están cubiertos con una careta que libra a sus ojos del agua salada. Ninguna de ellas usará un tanque de oxígeno porque va en contra de sus formas. Son pescadoras, pero también atletas, capaces de sumergirse hasta 10 metros únicamente con su propio aliento. Y aunque saben que debido a la contaminación y al aumento de la temperatura en el océano no conseguirán acumular el botín de antes, eso no las detiene. Su oficio –abandonado por los hombres siglos atrás– es extenuante, pero a ellas las mantiene libres. “Los hombres no pueden con este trabajo ”, dice a la cámara Soon Deok Jang, de 72 años de edad.

Dirigido por la cineasta coreana estadounidense Sue Kim, el documental Las últimas mujeres del mar surge del deseo de celebrar la forma de vida de estas mujeres, justo cuando están en peligro de desaparecer. Lejos de la imagen delicada y romantizada de “sirenas”, que se suele asociar a las haenyeo, la película retrata a un grupo de matriarcas temerarias y vibrantes, muchas de ellas abuelas, que en los últimos años han usado la fuerza de su comunidad para defender tanto su cultura como el océano que les da sustento.

Pero el filme también representa un inicio importante para su productora, la activista paquistaní Malala Yousafzai. Las últimas mujeres del mar marca el arranque de Extracurricular, la nueva compañía de producción que la ganadora del Nobel de la Paz, conocida por su defensa de los derechos de educación de mujeres y niñas, fundó en alianza con Apple TV.

“Empecé esta compañía productora porque quería trabajar con directoras y escritoras increíbles que trajeran a la pantalla perspectivas diversas de mujeres y personas de color”, explica Malala a WIRED en Español. “Elegí Las últimas mujeres del mar[como la primera producción] específicamente porque es el tipo de historia que no solemos ver. ¿Cuántos de nosotros sabemos que las haenyeo son una de las pocas sociedades matriarcales del mundo?, ¿o que tienen capacidades extraordinarias que les permiten aguantar la respiración bajo el mar por más de dos minutos?, ¿o que no solo están protegiendo su comunidad, sino también al océano y al ambiente?”.

Haenyeo en un barco
Haenyeo en un barcoBLOOMBERG / GETTY IMAGES

No es la primera vez que Malala se interesa en la producción e impulso de historias para la pantalla. Después de protagonizar el documental He Named Me Malala, en 2015, la activista fungió como productora ejecutiva del cortometraje nominado al Óscar Stranger at the Gate (2022), así como del documental Bread & Roses (2024) y de la ficción Joyland (2022), la primera película paquistaní en estrenar en Cannes y también en tener a una actriz trans en el protagónico.

Con Extracurricular, la activista busca usar el entretenimiento audiovisual para liberar de estereotipos la imagen que solemos tener del mundo. “Cuando le eché un vistazo a la historia [de las haenyeo] y vi que estaba dirigida por una cineasta maravillosa, dije inmediatamente que sí”, comparte.

Guardianas del mar

Las haenyeo llevan siglos rompiendo los mandatos de su sociedad patriarcal. Se las puede encontrar principalmente en la isla volcánica de Jeju, al sur de la península coreana, en donde pasan jornadas enteras cosechando erizos, abulones, conchas y demás criaturas marinas con ayuda de su tewak, una boya flotante con una red para acumular la pesca. Se cree que su tradición exclusivamente femenina podría remontarse al siglo XVII, cuando un impuesto sobre la labor masculina animó a los hombres a quedarse en casa y a las mujeres a salir a ganarse el sustento. Pero otra teoría propone más bien que los cuerpos femeninos simplemente se han adecuado mejor a este trabajo, gracias a un porcentaje mayor de grasa corporal que facilita la inmersión.

Haenyeo nadando
Haenyeo nadandoDOUGLAS MACDONALD / GETTY IMAGES

Lo que es una certeza es que las haenyeo son pioneras en lo que toca al trabajo de mujeres en Corea del Sur. Han pasado su forma de vida de generación en generación, creando un linaje de mujeres independientes. Y fue esa autonomía, aunada a su gozo de vivir y su sentido del humor, lo que impactó a la directora Sue Kim cuando las vio por primera vez durante unas vacaciones de la infancia.

“Mi primera impresión fue lo geniales y fuertes que se veían”, platica la cineasta, quien ha seguido de cerca a la cultura haenyeo desde entonces. “Pero una vez que empecé a filmarlas encontré un lado distinto, que también era maravilloso, y es que también tienen un lado muy tierno, muy maternal. Tienen esta increíble hermandad y piensan en comunidad”.

Ese sentido de comunidad ocupa el centro de su documental. Es la raíz de la resiliencia haenyeo ante un futuro amenazado por factores ambientales, culturales y económicos. Por un lado, las jóvenes de la región se han sentido cada vez menos atraídas hacia este trabajo submarino, que se vuelve más peligroso con los años. Las haenyeo practican un buceo antiguo y tradicional, sin tecnologías modernas, para mantener el equilibrio ambiental. Sin embargo, debido a la desaparición de la vida marina en las capas más superficiales del océano, hoy deben sumergirse a mayor profundidad para lograr menos ingresos que antes. Estas dificultades han provocado que los números de haenyeo hayan disminuido drásticamente en las últimas décadas: se calcula que en los años 60 había aproximadamente 30,000 de ellas, mientras que hoy son solo alrededor de 4,000.

Haenyeo retirando traje de buceo
Haenyeo retirando traje de buceoCHUNG SUNG-JUN / GETTY IMAGES

“Este documental es importante para ellas”, cuenta Malala, quien acompañó el estreno del filme en el Festival Internacional de Cine de Toronto. “Después de la proyección lloraron muchas veces, porque les importa. Y han confiado en nosotras. Han aceptado compartir más sobre su comunidad. Así que creo que es muy valiente de su parte”.

“No queremos ser las últimas haenyeo

En 2023, durante el rodaje de Las últimas mujeres del mar, el gobierno de Japón anunció su decisión de descargar en el Océano Pacífico más de un millón de toneladas de aguas radiactivas, como parte del proceso para desmantelar la planta nuclear de Fukushima, destruida por un tsunami en 2011. El documental captura el momento en que las buceadoras, preocupadas por el envenenamiento del mar, deciden alzar la voz y protestar abiertamente. “Las vemos convertirse en activistas en la película, y ese activismo viene de una necesidad de auto preservación”, comenta Sue Kim. “Y no es para servirse a sí mismas. Como dice una de nuestras protagonistas: ‘nosotras somos mayores’. Se sienten responsables del océano que le heredarán a sus descendientes”.

A la lucha también se unen dos haenyeo jóvenes, quienes han sabido combinar la tradición heredada de sus ancestras con el lenguaje de su edad: la creación de contenido para YouTube. El documental muestra cómo ambas generaciones terminan por establecer vínculos poderosos de cooperación y cariño, algo que para Malala es clave en un activismo efectivo.

Una haenyeo sonriendo
Una haenyeo sonriendoDOUGLAS MACDONALD / GETTY IMAGES

“Creo que es increíble que no solo se hereden las técnicas y las habilidades de su profesión, sino la sabiduría de proteger el ambiente, mantener el sentido de comunidad y también asegurarse de que hay cooperación entre ellas y con la naturaleza”, explica la activista, quien a través de su fundación, Malala Fund, ha documentado la correlación entre el cambio climático y sus efectos desproporcionados en la vida de niñas y mujeres. “Sé que muchas personas jóvenes sienten mucha pasión por provocar cambios en el mundo, y yo empecé mi activismo como una persona joven, así que admiro su entusiasmo y visión. Pero al mismo tiempo no creo que podamos avanzar en la lucha sin la sabiduría de las generaciones anteriores. Amo eso de las haenyeo, sus lazos, y creo que necesitamos eso. No importa en dónde estemos, necesitamos apreciar el progreso que otras mujeres han hecho antes de nosotras”.

Los lazos intergeneracionales, así como la certeza de que se puede luchar mientras se disfruta de la vida son parte de las lecciones de las haenyeo. Pero, sobre todo, lo que la activista espera es que el documental ayude también a las audiencias a comprender las consecuencias directas que tiene la emergencia ambiental en la vida de miles de comunidades de las que no somos conscientes.

“Quiero que nos conectemos con la historia de las haenyeo, que hablemos de ellas. También quiero que pensemos en su mensaje de hermandad y cómo protegemos el ambiente. Y espero que nos ayude a pensar en cómo las decisiones que se toman en oficinas de corporativos en algún país lejano pueden impactar a las comunidades y a sus formas de vida”, concluye Malala

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