En los años 70, alguien decidió dragar uno de los canales que conectaba el mar Menor con el Mediterráneo. Aquello supuso toda una revolución: el nivel de salinidad bajó y decenas de especies colonizaron la albufera. Para mediados de los años 90, había 135 millones de ostras planas allí dentro.
Luego, llegó el ser humano.
Así hemos roto la mayor albufera de España. Y es que, precisamente. alo alrgo de esos años 90, los seres humanos llevamos las actividades que realizábamos alrededor del mar Menor a un nuevo nivel. Cosas como "la minería, la agricultura intensiva y un desarrollo turístico descontrolado" han impulsado un proceso de deterioro y degradación (eutrofización) de la calidad ambiental de las aguas que en torno a 2015 y 2016 se produjo una "sopa verde" que acabó con la mayoría de macroalgas y fanerógamas de la laguna.
A efectos prácticos, podemos decir que el ecosistema quedó tan roto que había perdido su capacidad de autorregulación. El 12 de octubre de 2019, un episodio de gota fría provocó un "evento anóxico" que produjo una mortandad masiva de fauna marina. No sería el último.
El problema ahora es cómo solucionarlo.
¿Y si traemos a las ostras de vuelta? Eso es lo que pretende el proyecto RemediOS del Instituto Español de Oceanografía y varias administraciones e instituciones de la región. Y, a priori, puede sonar paradójico: si la degradación acabó con las poblaciones de ostras, ¿cómo vamos a usar las otras para reconstruir el ecosistema de la laguna?
Porque pasó algo más con las ostras. En los 90 también hubo otro 'boom' el de la pesca. Cada ostra plana puede filtrar hasta 200 litros de agua cada día y, según Marina Albentosa, la investigadora senior de RemediOS, la colonia de ostras "filtraba toda el agua de la laguna en dos meses".
Pero empezamos a extraerlas como si no hubiera un mañana.
Si conseguimos controlar el ecosistema y logramos cerrar el ciclo de reproducción, estos bivalvos pueden convertirse en una "solución de bioextracción de nutrientes contribuyendo así a la recuperación de la calidad ambiental de la laguna y evaluando el potencial para la acuicultura de ostras en la zona".
¿Cuántas harían falta? Albentosa estimaba en La Verdad que se necesitarían unos 60 millones de ostras para "obtener resultados apreciables en la laguna". Y, efectivamente, eso supone la mitad de las que había en los 90 cuando la extracción masiva (y "un cúmulo de factores" del que hablamos más arriba) diezmaron a la población.
Pero si conseguimos volver a aquellos 90, la situación daría un vuelco.
¿Pero podemos "volver a los 90"? Esa es la gran pregunta. Y el siguiente paso será en abril de 2025, cuando arrancará la creación de un arrecife junto a las islas del Barón y Perdiguera para sumergir las primeras tandas de ostras y estudiar en la misma laguna, si todo esto es viable.
Algo que esperemos que así sea, porque el pobre mar Menor no recibe demasiadas alegrías.
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