Los impactos sobre las fuentes de pro-
ducción de alimentos en el mundo, provocados por la crisis de insostenibilidad
de ríos, lagos y humedales, son tan demoledores como desconocidos.
2.1. La pesca: proteína de los pobres
Aunque el pescado no suele ser la prin- cipal fuente de proteínas en la dieta de
2.1. La pesca: proteína de los pobres
Aunque el pescado no suele ser la prin- cipal fuente de proteínas en la dieta de
los países más desarrollados (el 10% en
Europa y EEUU), su importancia en
países empobrecidos o en desarrollo es
mayor. En África representa más del
20% de las proteínas animales y en Asia
el 30%5. No en balde suele decirse que
la pesca es la proteína de los pobres. A lo largo del siglo XX, la construc-
ción de grandes presas ha arruinado la
pesca fluvial, provocando la extinción
de muchas especies. Entre los casos mejor documentados cabe citar los del río
Urrá, en Colombia, Singkarak en
Sumatra, Lingjintan en China, Theun
Hiboun en Laos o Pak Mun en
Tailandia. En estos casos, y en otros muchos, los problemas alimentarios generados han afectado y afectan a cientos
de miles de familias pobres en comunidades ribereñas.
– En la actualidad, el acelerado crecimiento industrial de Tailandia está motivando la construcción de gran- des presas y trasvases desde el Mekong, que amenazan con desencade- nar graves quiebras ecológicas en la cuenca y sobre todo en el Delta.
– En el Amazonas, donde viven más de 3.000 especies de peces, se obtienen 200.000 toneladas anuales de pescado, en su mayoría destinadas al autoconsumo y a los mercados locales. Sin embargo, la irrupción de la pesca industrial, la deforestación, los vertidos mineros, la construcción de presas y la desecación de hume- dales están quebrando esta fuente de alimentos proteicos, provocando que especies tan emblemáticas co- mo el tambaquí estén, de hecho, en vías de extinción. A lo largo de la última década se han producido quiebras ecológicas en gran- des sistemas lagunares que han deriva- do en verdaderas catástrofes humanitarias, en la medida que se ha arruinado la pesca.
– En el Lago Chad, el debilitamien- to del monzón y la irrupción de largas sequías, como consecuencia del cambio climático en curso, han provocado la reducción en un 80% de la lámina de agua, transformando el cuarto mayor lago de África en un humedal que puede prácticamente atravesarse a pie.
– En el caso del Mar de Aral, la de- rivación del 90% de los caudales delos ríos Amu Daria y Syr Daria para regar algodón ha reducido la lámina de agua a menos de la mitad (pasan- do de 64.500 km2 a 30.000 km2), al tiempo que la salinidad se ha triplicado. A consecuencia de ello, han desaparecido las pesquerías que producían 44.000 toneladas anuales de pescado y generaban 60.000 puestos de trabajo.
– En la enorme cuenca del Mekong,
el lago Tonle Sap o Gran Lago de
Camboya, no sólo es una pieza cla-
ve de regulación de caudales, sino
un verdadero pulmón de vida. Con
una superficie que oscila entre 3.000
km2, en los meses secos, y 13.000
km2, cuando recibe los masivos cau-
dales monzónicos, el lago genera
una de las pesquerías más fértiles del
mundo, con unas 100.000 toneladas
de pescado anuales. De hecho, ésta
ha sido tradicionalmente la principal
fuente de proteínas para 9,5 millones
de camboyanos. En el lago existen
en torno a 400 especies de peces. La
periódica inundación de esos más de
10.000 km2 de campos y bosques ali-
menta un ciclo ecológico de trascendental importancia. Por un lado,
fertiliza los campos que inunda, en
un ciclo natural que permite cultivar
cerca del 50% del arroz producido
en Camboya; pero, por otro lado, los
peces desovan y se alimentan en las
áreas de bosque inundado, aprove-
chando la gran riqueza de nutrientes
que allí se genera.
– Ciclos similares se producen a lo largo de miles de kilómetros, en las zonas de inundación ribereñas del Mekong y sus afluentes, hasta llegar al delta, uno de los más productivos del mundo. Se estima que 52 millones de personas dependen del río en su alimentación básica.
– Ciclos similares se producen a lo largo de miles de kilómetros, en las zonas de inundación ribereñas del Mekong y sus afluentes, hasta llegar al delta, uno de los más productivos del mundo. Se estima que 52 millones de personas dependen del río en su alimentación básica.
– En la actualidad, el acelerado crecimiento industrial de Tailandia está motivando la construcción de gran- des presas y trasvases desde el Mekong, que amenazan con desencade- nar graves quiebras ecológicas en la cuenca y sobre todo en el Delta.
– En el Amazonas, donde viven más de 3.000 especies de peces, se obtienen 200.000 toneladas anuales de pescado, en su mayoría destinadas al autoconsumo y a los mercados locales. Sin embargo, la irrupción de la pesca industrial, la deforestación, los vertidos mineros, la construcción de presas y la desecación de hume- dales están quebrando esta fuente de alimentos proteicos, provocando que especies tan emblemáticas co- mo el tambaquí estén, de hecho, en vías de extinción. A lo largo de la última década se han producido quiebras ecológicas en gran- des sistemas lagunares que han deriva- do en verdaderas catástrofes humanitarias, en la medida que se ha arruinado la pesca.
– En el Lago Chad, el debilitamien- to del monzón y la irrupción de largas sequías, como consecuencia del cambio climático en curso, han provocado la reducción en un 80% de la lámina de agua, transformando el cuarto mayor lago de África en un humedal que puede prácticamente atravesarse a pie.
– En el caso del Mar de Aral, la de- rivación del 90% de los caudales delos ríos Amu Daria y Syr Daria para regar algodón ha reducido la lámina de agua a menos de la mitad (pasan- do de 64.500 km2 a 30.000 km2), al tiempo que la salinidad se ha triplicado. A consecuencia de ello, han desaparecido las pesquerías que producían 44.000 toneladas anuales de pescado y generaban 60.000 puestos de trabajo.
– En el lago Victoria, la introducción
de especies exóticas (como la perca
del Nilo) y el desarrollo de la pesca
industrial para la exportación han
acabado en catástrofe humanitaria,
al provocar la ruina de la pesca tradicional como fuente alimentaria de
las comunidades ribereñas.
– En Bangladesh, en tan sólo dos dé- cadas, la pesca industrial y su co- mercialización internacional, han multiplicado el volumen de captu- ras, produciendo problemas de sobreexplotación. Paradójicamente, la ración per cápita de pescado en la zona se ha reducido a la tercera parte.
El desarrollo de grandes infraestructuras hidráulicas no sólo ha afectado a la pesca en ríos y lagos, sino también en los mares.
– En el caso del Nilo, la gran Presa de Asuán, más allá de afectar grave- mente a la pesca fluvial –de las 47 especies que se pescaban desapare- cieron 30–, hizo desaparecer el 90% de las capturas de sardina y boque- rón en todo el Mediterráneo Oriental, arruinando a miles de familias pescadoras. Hoy se sabe que estas especies, como otras, desovanen la desembocadura de los grandes ríos, donde aprovechan la riqueza en nutrientes continentales que aportan las crecidas periódicas. Este fenómeno de fertilización de las plata- formas costeras es más relevante en mares cerrados o cuasi-cerrados, como el Mediterráneo, pobres en plancton.
– En Bangladesh, en tan sólo dos dé- cadas, la pesca industrial y su co- mercialización internacional, han multiplicado el volumen de captu- ras, produciendo problemas de sobreexplotación. Paradójicamente, la ración per cápita de pescado en la zona se ha reducido a la tercera parte.
El desarrollo de grandes infraestructuras hidráulicas no sólo ha afectado a la pesca en ríos y lagos, sino también en los mares.
– En el caso del Nilo, la gran Presa de Asuán, más allá de afectar grave- mente a la pesca fluvial –de las 47 especies que se pescaban desapare- cieron 30–, hizo desaparecer el 90% de las capturas de sardina y boque- rón en todo el Mediterráneo Oriental, arruinando a miles de familias pescadoras. Hoy se sabe que estas especies, como otras, desovanen la desembocadura de los grandes ríos, donde aprovechan la riqueza en nutrientes continentales que aportan las crecidas periódicas. Este fenómeno de fertilización de las plata- formas costeras es más relevante en mares cerrados o cuasi-cerrados, como el Mediterráneo, pobres en plancton.
– Un impacto similar se produjo en
el Mar de Cortés (California
Mexicana), como consecuencia del
trasvase del Río Colorado para abas-
tecer los regadíos de Imperial Valley
y alimentar el desarrollo urbanístico
de Los Ángeles-San Diego en
Estados Unidos.
2.2. Afectaciones agro-ganaderas
Por último, cabe añadir que la profunda alteración de los caudales fluviales, en cantidad y calidad, en muchos de los grandes ríos del mundo, está haciendo entrar en crisis formas tradicionales de producción agraria ligadas a los ciclos fluviales de crecida.
– En Nigeria, la construcción de la Presa de Bakalori supuso la pérdida del 53% de los cultivos tradicionales, ligados a los ciclos de inunda- ción en las llanuras aluviales; al tiempo que arruinó los pastos que servían de base a la ganadería y afec- tó seriamente a los acuíferos, como reservas vitales en sequía.
– Casos similares se han dado, tal y como refleja el informe final de la World Commission on Dams, en el Río Senegal, con cerca de 800.000 damnificados en sus cultivos tradicionales; en el Embalse de Sobradinho (Brasil), con cerca de 11.000 familias campesinas grave- mente afectadas; en las Presas de Tarbela y Kotri, en Pakistán.
2.2. Afectaciones agro-ganaderas
Por último, cabe añadir que la profunda alteración de los caudales fluviales, en cantidad y calidad, en muchos de los grandes ríos del mundo, está haciendo entrar en crisis formas tradicionales de producción agraria ligadas a los ciclos fluviales de crecida.
– En Nigeria, la construcción de la Presa de Bakalori supuso la pérdida del 53% de los cultivos tradicionales, ligados a los ciclos de inunda- ción en las llanuras aluviales; al tiempo que arruinó los pastos que servían de base a la ganadería y afec- tó seriamente a los acuíferos, como reservas vitales en sequía.
– Casos similares se han dado, tal y como refleja el informe final de la World Commission on Dams, en el Río Senegal, con cerca de 800.000 damnificados en sus cultivos tradicionales; en el Embalse de Sobradinho (Brasil), con cerca de 11.000 familias campesinas grave- mente afectadas; en las Presas de Tarbela y Kotri, en Pakistán.
En todos estos casos, como en tan-
tos otros, la pretendida transición a for-
mas de producción más eficientes
(transformación en regadíos modernos,
en lugar de aprovechar los ciclos perió-
dicos de inundación fluvial) ha desem-
bocado, paradójicamente, en graves
problemas alimentarios, al no ponerse
los medios y el tiempo necesarios para
que tales procesos de transición maduren y sean asumidos, en su caso, por las
propias comunidades.
2.3. Del productivismo a la eficiencia eco-social
A pesar de su gravedad, estos impactos no suelen reflejarse en las estadísticas económicas oficiales, en la medida en que buena parte de esos alimentos se di- rige a mercados locales y al autoconsu- mo, sin entrar en los grandes circuitos comerciales.
Se suele argumentar, por otro lado, que estos modelos de producción, vinculados a los ciclos fluviales y a técnicas artesanales de pesca, son ineficien- tes. No obstante, si se contabilizan los valores ambientales y sociales en juego y se asumen objetivos de sostenibilidad, distribución equitativa y acceso efectivo a los alimentos por parte de los más pobres y vulnerables, esa pretendida ineficiencia se torna en altos niveles de eficiencia eco-social.
2.3. Del productivismo a la eficiencia eco-social
A pesar de su gravedad, estos impactos no suelen reflejarse en las estadísticas económicas oficiales, en la medida en que buena parte de esos alimentos se di- rige a mercados locales y al autoconsu- mo, sin entrar en los grandes circuitos comerciales.
Se suele argumentar, por otro lado, que estos modelos de producción, vinculados a los ciclos fluviales y a técnicas artesanales de pesca, son ineficien- tes. No obstante, si se contabilizan los valores ambientales y sociales en juego y se asumen objetivos de sostenibilidad, distribución equitativa y acceso efectivo a los alimentos por parte de los más pobres y vulnerables, esa pretendida ineficiencia se torna en altos niveles de eficiencia eco-social.
Sin duda, es necesario cambiar el enfoque tradicional de los organismos in-
ternacionales relacionados con la ali-
mentación en lo que se refiere a la
gestión de aguas. La mitificación pro-
ductivista del regadío ha llevado, por un
lado, a ignorar los impactos de las políticas hidráulicas sobre las pesquerías, al
tiempo que, por otro lado, se ha tendido
a centrar la solución del hambre en el
crecimiento del regadío. Todavía se en-
fatizan los diagnósticos que centran la
pretendida solución en incrementar la
producción de alimentos, olvidando
que, a menudo, el problema es de acce-
so de los más pobres a los alimentos que
de hecho existen... Afortunadamente,
cada vez se abre más espacio a otros en-
foques. Como los que desde hace años
viene haciendo Vía Campesina, enfati-
zando la denuncia de la pobreza y la necesidad de proteger las formas de vida
tradicionales que vertebran el medio
rural, particularmente en los países em-
pobrecidos y en desarrollo, frente a la
agresividad del neoliberalismo impe-
rante en el modelo de globalización
vigente. O como aquellos que identifi-
can la quiebra de los ciclos naturales que
regeneran la fertilidad de la tierra, de
los mares y de los ecosistemas acuáti-
cos continentales, como clave del
problema.
LA Crisis del Agua
Pedro Arrojo Agudo
Cuadernos de Cristianismo y Justicia
LA Crisis del Agua
Pedro Arrojo Agudo
Cuadernos de Cristianismo y Justicia
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