En el siglo 19, las mujeres comenzaron a usar la bicicleta de manera más masiva como un medio de transporte y con ello empezaron a sobreponerse a los prejuicios que otros les imponían sobre su uso.
De esta manera, nació una relación que hizo posible una liberación a los roles que la sociedad establecía, les permitió democratizar su movilidad por la ciudad y ampliar el abanico de actividades en las que podían participar y también organizar.
En este artículo te contamos sobre tres mujeres que en Estados Unidos fueron pioneras en reivindicar la bicicleta.
Annie “Londonderry” Kopchovsky
Dar la vuelta al mundo en bicicleta durante 15 meses y ganar 5 mil dólares fue la apuesta que dos hombres hicieron en Boston y que Annie Kopchovsky decidió probar que sí lo podía hacer una mujer.
Era 1894 y fue así como empezó el viaje que la llevó a pedalear por Nueva York y Chicago, en donde implementó una campaña de publicidad muy novedosa para la época y que consistía en llevar pancartas en su espalda de la marca de agua Londonderry Lithia, la que la volvió conocida como “Londonderry”.
Tras dejar Estados Unidos, el viaje continuó por Europa y el norte de África, finalizando en Asia y volviendo posteriormente a Boston. Al llegar a su ciudad, en donde la esperaba su marido junto con sus tres hijos, se dedicó a su labor de periodista para difundir todo su viaje que la hizo reconocida como “la primera mujer en recorrer el mundo en bicicleta” y durante el que adoptó una falda-pantalón llamada bloomers y usó una bicicleta Sterling, en ese entonces, solo para hombres.
Kittie Knox
La Liga de Ciclistas Americanos es una organización que hoy en día reúne a más de 100 mil ciclistas de todo Estados Unidos que buscan hacer del país uno más amigable con las bicicletas. Para esto, promueve estándares y prácticas sobre cómo se puede diseñar infraestructura ciclista segura, congrega a diversas organizaciones ciclistas y realiza actividades masivas.
Si bien la Liga de Ciclistas Americanos es conocida con este nombre desde hace varias décadas, data de 1880 cuando fue fundada bajo el nombre de la Sociedad Americana de Wheelmen. En un principio, los integrantes blancos de la organización se oponían a la participación de afroamericanos, por lo que rechazaban la llamada “barra de color” que creó la organización para incluirlos.
Sin embargo, en 1893, la ciclista afroamericana Kittie Knox, obtuvo su tarjeta de membresía, por lo que no se le pudo negar su participación las actividades oficiales de la sociedad. La más recordada es la reunión anual de la organización realizada en 1895, a la que Knox llegó con su bicicleta y su tarjeta.
María Ward
A finales del siglo 19 era común que las actividades fueran clasificadas según los roles que se le asignaba a cada género según las habilidades que la sociedad suponía tenía cada género de manera innata. Por esto, ciertas rutinas solo las podían hacer las mujeres y otras solo los hombres. Así, por ejemplo, la costura era una actividad para las mujeres y la mecánica era un rubro, para hombres.
Sin embargo, esta división de actividades no era lo más lógico y así lo hizo ver María E. Ward, quien en 1896 publicó “Ciclismo para Mujeres”, un manifiesto que buscaba empoderar a las mujeres con los conocimientos teóricos y técnicos que necesitaban saber para dominar sus bicicletas.
El libro, disruptivo en su época, hoy es considerado un documento histórico que da cuenta de cuáles eran los temas más útiles para las mujeres que estaban comenzando a usar la bicicleta, tales como cuál era la ropa más adecuada, cómo arreglar y cómo funcionaba una bicicleta, hasta cuál era la posición más apropiada para tener un buen pedaleo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario