De continuar con el consumo actual de combustibles fósiles, en el año 2400 se podrían alcanzar niveles de CO2 en la atmósfera que no ha experimentado la Tierra en los últimos 420 millones de años
Un estudio publicado ayer en Nature Communications asegura que "si no se detiene el uso de combustibles fósiles [como el petróleo, el carbón y el gas natural] por parte de la humanidad, a mediados del siglo XXI se corre el riesgo de alcanzar valores de CO2 que no se habían producido desde comienzos del Eoceno, hace 50 millones de años". Y, de continuar con la tendencia creciente actual, no sólo se podrían agotar los combustibles fósiles, sino que en el año 2400 las concentraciones de CO2 en la atmósfera podrían alcanzar niveles que no ha experimentado la Tierra en los últimos 420 millones de años. Los firmantes del estudio son Gavin Foster, Dana Royer y Daniel Lunt.
La fuerza del Sol y la cantidad de radiación que emite han incrementado considerablemente a lo largo del tiempo, pero el clima del planeta ha permanecido relativamente estable, sosteniendo la vida durante millones de años. Los científicos asumen que los gases de efecto invernadero, los principales responsables del calentamiento global, se han reducido gradualmente a lo largo de la escala temporal geológica, coincidiendo con el aumento de la producción solar; sólo así se explicaría el equilibrio que ha preservado la vida en la Tierra. Los autores del estudio han llegado a esta conclusión tras compilar unas 1.500 estimaciones específicas de concentraciones de CO2 en la atmósfera, procedentes de 112 estudios publicados que cubren los últimos 420 millones de años. La estabilidad climática a lo largo de la historia fue debida, por tanto, a una disminución prolongada del dióxido de carbono en la atmósfera que prácticamente contrarrestó el incremento de la radiación solar.
Central eléctrica de carbón
Mehrum, situada en Alemania, es una central eléctrica de carbón. Alemania, el Reino Unido y Polonia encabezan una lista sobre las centrales eléctricas alimentadas con carbón más contaminantes de la Unión Europea.
Alec Fossman para National Geographic
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