La suma de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) de todos los países de la Unión Europea no alcanza ni de lejos las de Estados Unidos. El país norteamericano es el segundo mayor emisor del mundo, solo superado por China, que dobla las toneladas de CO2 emitidas a la atmósfera por EE UU.
En términos generales, EE UU ha ido reduciendo sus emisiones en los últimos años, aun con algunos repuntes en 2013 y 2014. China era el cuarto mayor emisor en 1980, llegó al tercer puesto en 1990 tras superar a Rusia, al segundo al sobrepasar a la UE a principios de siglo y finalmente desplazó a EE UU como principal emisor en 2005. El país asiático, con enormes aumentos año tras año en las emisiones, las ha reducido tímidamente en los últimos años.
En su mayor parte, las emisiones de Estados Unidos proceden de los combustibles fósiles, pero también de la fabricación de cemento y la combustión de gas. Las derivadas de la quema de combustibles líquidos, como la gasolina o el diésel, experimentaron un ligero ascenso de 2013 a 2014, tras años de descenso continuo. Los combustibles gaseosos (como el gas natural) han visto reducidas también sus emisiones. En cambio, la derivada de los sólidos (como el carbón) no ha dejado de subir en la última década. El CO2 producido por la producción de cemento y la combustión de gas se mantiene proporcionalmente más estable, aunque apenas supone un 1% del total.
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