Desde que Edmund Hillary y Tenzing Norgay lograron la primeracumbre exitosa del Everest hace 65 años, toneladas de basura se han acumulado en la montaña más alta, y ahora también más sucia del mundo, como consecuencia del alpinismo comercial y la gran afluencia de turistas. Una estrepitosa actividad que ha convertido el enclave, literalmente, en un vertedero.
A fin de revertir la situación, China ha prohibido a los turistas, que no a los alpinistas e investigadores que hayan obtenido un permiso para ascender la montaña, acceder a su campamento base, que es donde se refugian quienes se atreven a desafiar el mal de altura alcanzando la cima del más prominente de los ochomiles.
A partir de ahora, el acceso desde China al Monte “Qomolongma” (Everest en tibetano), de 8.848 metros de altura, permanecerá cerrado. En concreto, el punto a partir del que los turistas no podrán subir más es el monasterio Rongpo, que se encuentra a más de 5.000 metros.
Alternativamente, según ha informado la agencia oficial Xinhua, se habilitará un nuevo espacio a solo dos quilómetros del campamento base chino desde el que los turistas podrán seguir amaneciendo admirando la espectacularidad del paisaje.
China busca con esta campaña ganar tiempo y espacio para limpiar los alrededores de su campamento base, cada vez más concurrido debido a que los alpinistas prefieren ahora ascender el Everest por el lado chino que hacerlo por el nepalí.
¿El motivo? La gran cantidad de basura que se ha acumulado en la parte que pertenece al Nepal, más accesible a pie. Asimismo, China se ha comprometido a retirar los cuerpos de los alpinistas fallecidos a más de 8.000 metros de altura y, a partir de ahora, solo permitirá el acceso al campamento base a 300 alpinistas.
Nepal, por su lado, no se ha mostrado, de momento, a favor de regular la afluencia de turistas y alpinistas al Everest, pues su entrada supone una importantísima fuente de divisas para el que es uno de los países más pobres del mundo. Y es que, pese a estar rodeado de dos grandes gigantes asiáticos, China y la India, su grado de desarrollo deja mucho que desear y gran parte de su población se encuentra por debajo del umbral de la pobreza, con lo que renunciar a una atracción turística como esta no les beneficia.
En general, lo que diferencia las rutas nepalesas de las chinas es el grado de dificultad, pues estas últimas son más frías y se consideran más desafiantes, lo que las hace, menos atractivas. Por ello, el número de cumbres exitosas desde Nepal llega a las 5.000, mientras que en el caso de China no supera las 3.000.
Además, para llegar al campamento base nepalí, que recibió 45.000 visitantes en 2017, se requiere una gran caminata a pie de varios días, mientras que al campamento base chino, con un número similar de visitas, se puede acceder tranquilamente en coche, lo que hace pertinente esta regulación.
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