Nuestros mares se están ahogando en plástico. Cada año, la asombrosa cantidad de ocho millones de toneladas de este material va a parar a los océanos, y es esencial descubrir exactamente cómo acaba allí. Según un estudio reciente, más de una cuarta parte de todos esos residuos podrían estar llegando desde solo diez ríos, ocho de ellos en Asia.
«Los ríos transportan la basura a lo largo de grandes distancias y conectan casi todas las superficies terrestres con los océanos», por lo que constituyen uno de los principales campos de batalla en la lucha contra la contaminación del mar, explica Christian Schmidt, hidrogeólogo del Centro Helmholtz de Investigaciones Ambientales, en Leipzig.
Schmidt y sus colaboradores examinaron los datos publicados sobre la concentración de plástico en 57 ríos de diversos tamaños de todo el mundo. Estas mediciones incluían botellas y bolsas, así como fibras y partículas microscópicas. Los investigadores multiplicaron estas concentraciones por el caudal de agua de los ríos para calcular el peso total de plástico que vertían al mar. Luego introdujeron los datos en un modelo que los comparó con el peso estimado de los residuos plásticos generados por persona y día a lo largo de cada río.
Los resultados, publicados el pasado mes de noviembre en Environmental Science & Technology, demuestran que, en conjunto, los ríos examinados vierten entre 0,47 y 2,75 millones de toneladas de plástico al mar cada año, cifra que varía según los datos usados en los modelos. Los diez que transportan el 93 por ciento de esa basura son los ríos Yangtsé, Amarillo, Hai, de las Perlas, Amur, Mekong, Indo y delta del Ganges en Asia; y Níger y Nilo en África. Se calcula que solo el río Yangtsé vierte hasta 1,5 millones de toneladas de desechos plásticos en el mar Amarillo.
Una mejor recogida y gestión de los residuos en las regiones más contaminadas ayudaría a detener esta marea, según Schmidt, pero también es esencial concienciar a la gente.
Prachi Pratel
FUENTE: «EXPORT OF PLASTIC DEBRIS BY RIVERS INTO THE SEA», POR CHRISTIAN SCHMIDT ET AL. EN ENVIRONMENTAL SCIENCE & TECHNOLOGY, VOL. 51, N.O 21, 7 DE NOVIEMBRE DE 2017; AMANDA MONTAÑEZ (gráfico)
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