Sabemos que el diseño industrial y el desarrollo de nuevos productos son estrategias fundamentales para la mejora de la competitividad de cualquier industria, y muy especialmente, para las pequeñas y medianas empresas (Pymes) que en muchos países forman gran parte del tejido productivo, como es el caso de España.
El diseño industrial proporciona a las empresas un conjunto de recursos, herramientas y metodologías de trabajo encaminados a dotar al producto de las características que le hagan cumplir con las expectativas del mercado y del cliente al que se dirige.
Es aquí donde cobra sentido lo que conocemos como ecodiseño, metodología que integra criterios ambientales en el diseño de los productos. Principalmente se persigue:
- Reducir los impactos ambientales negativos que se pueden producir a lo largo del ciclo de vida del producto.
- Mejorar en la medida de lo posible las restantes características del producto, de acuerdo con las demandas del cliente objetivo.
A lo largo del proceso de fabricación y hasta la distribución comercial, así como durante toda su vida útil, los productos fabricados:
- Demandan consumos de energía y de materias primas
- Generan emisiones y deshechos durante su proceso de fabricación
- Producen residuos al finalizar su vida útil
La necesidad de un desarrollo sostenible exige de forma creciente la aplicación de metodologías que identifiquen con claridad estos impactos ambientales a lo largo de todo el ciclo de vida del producto, con el fin de minimizar los impactos ambientales antes de que se produzcan.
Junto con el ecodiseño es necesario analizar todas las etapas del ciclo de vida para identificar los cambios y mejoras a implementar. De esto se ocupa el Análisis del Ciclo de Vida (ACV).
Por ciclo de vida del producto se entiende el conjunto de etapas desde la obtención y procesado de las materias primas y componentes necesarios para su fabricación, hasta la eliminación del producto una vez que es desechado por el consumidor final.
La consideración del ciclo de vida de los productos ayuda a:
- La identificación de la entradas y salidas del proceso que suponen un impacto ambiental
- La reducción de la cantidad y toxicidad de las entradas y las salidas en cada fase del ciclo de vida
- La obtención de un balance adecuado para minimizar el impacto global del producto en todo su ciclo de vida
Aunque ya hablamos de los beneficios que puede aportar esta metodología cuando tratamos el ecodiseño como norma, a continuación desarrollamos un poco más lo que podemos obtener con su incorporación a la estrategia de negocio:
- Costes: Reducción de los costes de fabricación y distribución de los productos, identificando y mejorando los procesos ineficientes
- Producto: Incremento del valor añadido y la calidad de los productos en relación a aspectos como: adecuación a las tendencias de la demanda, precio, funcionalidad y durabilidad, y seguridad y fiabilidad.
- Imagen de marca: Puesta en valor de la marca reforzando su liderazgo y manifestando su compromiso con los modelos de producción sostenibles propios de empresas ecointeligentes.
- Nuevos mercados: Acceso a nuevos segmentos de clientes que integran requisitos sostenibles en sus compras. Es la denominada compra verde.
- Normativa ambiental: Cumplimiento en mayor grado de la legislación en materia de protección ambiental que facilita el acceso a los sistemas de ecoetiquetado y la penetración del producto en los mercados exteriores.
- Innovación: Potenciación del pensamiento innovador en la empresa, impulsando tanto nuevas ideas como la creación de soluciones innovadoras y la satisfacción de nuevas necesidades.
Como vemos el ecodiseño es mucho más que una moda ó una nueva palabra para nombrar los procesos de siempre.
A la hora de la compra ¿le darías prioridad a un producto con ecodiseño?
No hay comentarios:
Publicar un comentario