La capa de ozono está en camino de recuperarse en los próximos 4 decenios y la eliminación progresiva a escala mundial de las sustancias químicas que agotan la capa de ozono ya contribuye a la mitigación del cambio climático.
Esta es la principal conclusión de un grupo de expertos respaldado por Naciones Unidas (ONU) ha presentado recientemente en la 103ª reunión anual de la Sociedad Meteorológica de Estados Unidos.
En el informe de evaluación cuadrienal del Grupo de Evaluación Científica del Protocolo de Montrealrelativo a las sustancias que agotan la capa de ozono, respaldado por Naciones Unidas, se confirma que la eliminación progresiva de cerca del 99% de las sustancias prohibidas que agotan la capa de ozono ha logrado proteger la capa de ozono y ha contribuido a que se recupere de forma notable en la estratosfera superior y a que disminuya la exposición de las personas a la radiación ultravioleta (UV) nociva del sol.
Recordemos que el Protocolo de Montreal es un acuerdo mundial destinado a proteger la capa de ozono de la Tierra mediante la eliminación progresiva de las sustancias químicas que la agotan.
Este acuerdo histórico entró en vigor en 1989 y es uno de los acuerdos mundiales en materia de medio ambiente que más resultados satisfactorios ha producido
Gracias a la colaboración de la inmensa mayoría de los países, la capa de ozono se está recuperando y se han conseguido muchos beneficios medioambientales y económicos.
Si se mantienen las políticas actuales, se espera que la capa de ozono recupere los valores de 1980 (antes de la conformación del agujero de ozono) aproximadamente en 2066 en la Antártida, en 2045 en el Ártico y en 2040 en el resto del mundo.
Las variaciones en el tamaño del agujero de ozono en la Antártida, sobre todo entre 2019 y 2021, se debieron principalmente a las condiciones meteorológicas, aunque cabe señalar que la superficie y la profundidad del agujero de ozono ha disminuido desde el año 2000.
En opinión de los expertos, nunca se destacará lo suficiente hasta qué punto el Protocolo de Montreal ha contribuido a la mitigación del cambio climático
En los últimos 35 años, el Protocolo de Montreal se ha convertido en un verdadero defensor del medio ambiente y las evaluaciones y los exámenes que realiza el Grupo de Evaluación Científica siguen siendo un componente esencial de la labor del Protocolo, que ayuda a informar a las instancias normativas y decisorias.
También hay que mencionar que la denominada Enmienda de Kigali al Protocolo de Montreal, acuerdo adicional alcanzado en 2016, exige la reducción progresiva de la producción y la utilización de algunos hidrofluorocarbonos (HFC).
Los HFC no agotan directamente el ozono, pero son potentes gases de efecto invernadero (GEI) y, según el Grupo de Evaluación Científica, esta enmienda debería contribuir a evitar entre 0,3 y 0,5°C de calentamiento global de aquí a 2100, no incluyéndose la contribución de las emisiones de HFC-23.
En este sentido, las medidas adoptadas en relación con el ozono sientan un precedente para la acción climática, ya que el éxito obtenido gracias a la eliminación progresiva de las sustancias químicas que destruyen la capa de ozono nos muestra el camino con carácter de urgencia para abandonar los combustibles fósiles, reducir las emisiones de GEI y limitar, por lo tanto, el aumento de las temperaturas.
Por primera vez, el Grupo de Evaluación Científica ha examinado posibles aplicaciones de geoingenieríaestudiando los posibles efectos sobre el ozono de la inyección de aerosoles en la estratosfera (SAI).
La SAI ha sido propuesta como posible método para reducir el calentamiento climático mediante el aumento de la reflexión de la luz solar. Sin embargo, este grupo de científicos advierte de las consecuencias imprevistas de la SAI, que también podrían afectar a las temperaturas, la circulación, y las tasas de producción y de destrucción del ozono en la estratosfera, así como al transporte.
Finalizar mencionando que este informe se basa en amplios estudios, investigaciones y datos recopilados por un gran grupo internacional de expertos, muchos de ellos de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA), la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio(NASA) y la Unión Europea (UE).
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