Este nuevo marco legal supone un paso adelante para proteger la biodiversidad marina en aguas internacionales. Conocido como el Tratado de alta mar, coloca el 30% de los océanos del mundo en áreas protegidas, destina más dinero a la conservación marina y cubre el acceso y el uso de los recursos genéticos marinos, suponiendo un gran avance tras casi 20 años de negociaciones.
António Guterres, secretario general de la ONU, felicitó a los países miembros de las Naciones Unidas por haber terminado un texto que busca garantizar la conservación y el uso sostenible de la diversidad biológica marina de áreas fuera de la jurisdicción nacional.
Este acuerdo fue alcanzado recientemente en la sede de la ONU en Nueva York, donde tuvieron lugar las negociaciones finales sobre el borrador del tratado durante 2 semanas, considerándose una victoria para el multilateralismo y para los esfuerzos globales por contrarrestar las tendencias destructivas que enfrentan la salud de los océanos.
Este tratado refrendado por los delegados de la Conferencia Intergubernamental sobre Biodiversidad Marina de Áreas Fuera de la Jurisdicción Nacional es la culminación de una serie de conversaciones facilitadas por la ONU desde 2004.
Como ya hemos indicado, este hito supone ya un paso imprescindible que establece la forma en la que los países deberán presentar sus propuestas para la declaración de estas reservas marinas internacionales y sus planes de gestión.
Luego, los miembros que estén dentro del acuerdo y que se reunirán periódicamente, deberán aprobar esas propuestas de áreas protegidas. Además, el pacto también establece pautas para que las actividades que se desarrollen en alta mar cuenten con evaluaciones de su impacto ambiental.
De la misma manera, aborda el reparto de los beneficios de los recursos genéticos marinos futuros, uno de los puntos que ha resultado más difícil de acordar en los últimos años.
Cuando se habla de alta mar o de aguas internacionales se hace referencia a los espacios marinos que no están incluidos en las zonas económicas exclusivas de los países, es decir, los que van más allá de las 200 millas desde la costa que controlan los Estados.
Estos espacios ocupan un 64% de los océanos y aunque existen normas y entes sectoriales para regular algunos aspectos, como el tráfico marítimo o la pesca, no hay ningún instrumento internacional centrado en la protección de la biodiversidad marina.
Sin un tratado fuerte y ambicioso es prácticamente imposible cumplir el objetivo de proteger el 30% de los océanos y la tierra antes de 2030, conocido como objetivo 30×30 y que fue la meta histórica que los países acordaron el pasado diciembre en la Cumbre de la Biodiversidad en Montreal (Canadá)Así, este acuerdo creará un enfoque coordinado para establecer áreas marinas protegidas en alta mar que serán fundamentales para cumplir con nuestro objetivo compartido de conservar o proteger al menos el 30% del océano mundial para 2030.
Los mares y océanos no son ajenos a amenazas como el cambio climático, la sobrepesca, la incipiente minería en los fondos marinos y otros peligros medioambientales. De ahí, la necesidad de contar con un instrumento que permita proteger las aguas que no son de nadie porque son de todos.
Desde la ONU se sostiene que el Tratado del mar es crucial para abordar la triple crisis planetaria del cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación
Es relevante indicar que la decisión de Conferencia sobre Biodiversidad Marina se basa en el legado de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, y en su conjunto, el acuerdo final ha requerido ambición, flexibilidad y perseverancia por parte de todos los que han participado.
Para finalizar, es necesario resaltar que ha resultado imprescindible el apoyo para la consecución del Tratado de alta mar de las organizaciones no gubernamentales, la sociedad civil, las instituciones académicas y la comunidad científica.
Y, aunque este acuerdo es un importante paso adelante, es necesario seguir trabajando para asegurar un océano más saludable, resistente y productivo, que beneficie a las generaciones actuales y futuras.
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