Científicos australianos alertan de que un 93% de la Gran Barrera coralina de Australia está expuesta a un fenómeno de blanqueamiento sin precedentes. A consecuencia de éste, casi la mitad de los corales que componen la cadena podrían morir. “En la parte más septentrional de la Gran Barrera, es como si diez ciclones la hubieran golpeado a la vez”, asegura el profesor Terry Hugghes, director del Centro de Estudios de la Barrera de Coral.
El blanqueamiento es un proceso que sucede cuando el agua marina se calienta y obliga a los corales a deshacerse de las pequeñas algas que los recubren. Éstas les aportan oxígeno y protección, por lo que, al quedarse sin ellas, los corales se calcifican y se vuelven blancos. El proceso es reversible hasta cierto punto, para ello sería necesario que bajasen las temperaturas. Por eso, en medio de unos de los fenómenos del Niño más fuertes que se recuerdan en dos décadas, la previsión de los científicos no es muy optimista. “Nuestra estimación actual es que alrededor del 50% de los corales ya han muerto o están muriendo”, señala Hugghes, quien ha participado en observaciones aéreas de la barrera como miembro del Cuerpo Especial contra el Blanqueamiento de Coral. Con todo, los expertos creen que el Niño es solo un agravante de la causa principal: el calentamiento global.
La Gran Barrera, declarada Patrimonio de la Humanidad en 1981, es uno de los símbolos de Australia. Sus más de 2.300 kilómetros de longitud albergan más de 400 especies de coral y sustentan una enorme biodiversidad. Además, se estima que cada año aporta al país más de 3.000 millones de euros anuales en ingresos turísticos. Tras el comunicado de este organismo, en el que participan el Gobierno y varias instituciones científicas, el ministro de Medio Ambiente, Greg Hunt, ha declarado a los medios locales que el Ejecutivo está analizando seriamente la situación.
Hace casi un año, en mayo de 2015, la Unesco estuvo a punto de situar la Gran Barrera en su lista de lugares Patrimonio de la Humanidad que se encuentran amenazados. La declaración se frenó, pero desde hace años se suceden las críticas de grupos ecologistas a Australia por su política ambiental. El país es uno de los principales emisores de carbono per cápita, en parte a causa de sus plantas eléctricas, alimentadas por carbón. Pese a las promesas de recortar las emisiones, el Gobierno ha apoyado en los últimos años proyectos de explotación de carbón en Queensland, el Estado frente al que se sitúa la mayor parte de la barrera coralina.
Ecoportal.net
El País
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