Las primeras señales de muerte inminente son que el crecimiento del árbol se atrofia y las hojas se tornan de color amarillo pálido o rojizo. Suele iniciarse en una sola rama. Cuando ocurre, el agricultor sabe que en pocas semanas vendrá el colapso. Es un fenómeno conocido como rápido declive de la manzana (RAD, por sus siglas en inglés) y está causando auténtica preocupación entre los productores, sobre todo en el noreste de Estados Unidos.
No afecta a un árbol aislado. Cuando uno enferma, los manzanos vecinos de la misma huerta enseguida empiezan a mostrar los mismos síntomas. Los científicos venían observando desde hace tiempo fenómenos similares, sobre todo desde la década de 1980, pero el brote más grave de esta infección, si es que puede llamarse así, se dio en 2013.
Fue entonces cuando la patóloga Kari Peter de la Universidad Estatal de Pennsylvania encontró una muerte masiva e inexplicable de manzanos jóvenes en uno de sus huertos de investigación. A pesar de que los científicos utilizaron una variedad de productos químicos para impedir que se propagase, nada funcionó. Los síntomas no coincidieron con ningún patógeno de los que habitualmente afectan a los árboles.
Caen como castillos de naipes
Poco después hubo otros casos similares en huertos de Pennsylvania y, desde entonces, el fenómeno RAD ha irrumpido en varias áreas productoras de manzanas en las partes central, noreste y noroeste de los Estados Unidos, y también en Canadá. En Carolina del Norte hasta un 80% de las plantaciones muestran síntomas de esta enfermedad letal. Filas y filas de árboles se derrumban como castillos de naipes, según Peter.
El desconcierto es mayor porque no hay ningún factor claro que pueda estar detrás y el comportamiento de los propios árboles es bastante confuso. Unas veces se propaga a sus vecinos y otras no; unas veces el manzano tiene mal aspecto, pero resulta estar bien. No se sabe si un mal endémico o está causado por otros factores estresantes. El patólogo de plantas Awais Khan, de la Universidad de Cornell, analizó durante cinco años la nutrición del suelo y las condiciones climáticas de terrenos afectados por RAD con el fin de determinar qué virus, hongos o comunidades bacterianas podrían estar provocando este trastorno.
En sus conclusiones, publicadas en un documento en PLOS One, Khan no puede más que sugerir que el estrés climático y el acceso limitado al agua podrían hacer que los manzanos sean más vulnerables a algo aún incierto. “No encontramos diferencias estadísticamente significativas en los perfiles de suelo y clima de los árboles de apariencia saludable y en disminución”, dice el estudio. Tampoco se vinculó con hongos o virus.
El agente causal está sin resolver. Se han propuesto como posibles causas la incompatibilidad entre el cultivo y el rizoma, las condiciones climáticas extremas, los insectos que perforan la madera y la infección por patógenos. Los árboles que presentan injertos incompatibles muestran roturas o malformaciones en la unión del injerto, clorosis de la hoja, defoliación temprana, marchitez de la planta y muerte prematura.
También se ha sugerido que las condiciones climáticas desfavorables estén involucradas en RAD. Por ejemplo, las heladas pueden causar daño directo al tejido de la planta, haciéndolos vulnerables a estrés abiótico o biótico secundario. Del mismo modo, la sequía o la inundación pueden causar un retraso en el crecimiento de los brotes y las hojas, la clorosis y la defoliación de las hojas, la necrosis de las raíces, el marchitamiento y, finalmente, la senescencia de las plantas.
Algo más que un insecto
Los insectos que perforan la madera también pueden causar daños graves o la muerte de los manzanos. Los árboles infestados de insectos generalmente tienen una apariencia enfermiza, un follaje escaso y de color pálido, y pueden morir con un cultivo frutal pesado durante la etapa de maduración de la fruta. La participación de los patógenos de plantas en RAD es todavía una cuestión de especulación.
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