La contaminación es un grave problema que cada vez hace más estragos en nuestro planeta. La constante emisión de gases y sustancias tóxicas para el medio ambiente proveniente de la actividad industrial constituyen un peligro para la Tierra y por ende para toda la especie humana. Por esta razón, profesionales preocupados por esta situación, han desarrollado un sistema denominado fitorremediación que en cierta forma contribuye a revertir los daños generados por la contaminación.
¿Qué es la fitorremediación?
Esta palabra surge entre la combinación del vocablo griegos “Phyto” que significa planta y del latín “Remedium” que hace referencia a recuperar el equilibrio. Puede definirse entonces a la fitorremediación como un sistema tecnológico basado en la capacidad bioquímica de algunos tipos de plantas para absorber y sustraer sustancias contaminantes del medio ambiente (agua, suelos, aire) y recuperarlo.
Incluso esta técnica puede estabilizar y descomponer los contaminantes presentes en sedimentos como metales, materiales radiactivos, explosivos, plaguicidas, hidrocarburos, y compuestos derivados del petróleo.
La fitorremediación se basa en la capacidad de algunas plantas para absorber y degradar metales pesados y microorganismos contaminantes producidos por procesos industriales y dispersos en la tierra o en el agua.
Cómo nos puede ayudar la fitorremediación.
El principio de la fitorremediación es el siguiente: Las plantas absorben la sustancia contaminante para metabolizarla, reduciendo en gran medida o incluso evitando su liberación a otras zonas, a través de su degradación (en el caso de los compuestos orgánicos) y su estabilización o extracción (en el caso de los compuestos inorgánicos).
Arsénico, mercurio, níquel, cobre, hidrocarburos alifáticos, clorados: estos son sólo algunos ejemplos de las muchas sustancias tóxicas que podemos encontrar en los suelos contaminados a lo largo de los años. Cada día, estos residuos entran en contacto con el suelo y las aguas subterráneas.
En la mayoría de los casos, la recuperación de los sitios afectados por este tipo de contaminantes se confía a métodos antiguos, que consisten en la recogida de los suelos contaminados y la extracción de sustancias tóxicas. Estas sustancias son sometidas a tratamientos químicos y térmicos que limitan su peligrosidad al degradarlas.
Se trata de un proceso complejo con gran impacto ambiental, que requiere el uso de una cantidad significativa de recursos energéticos, el uso de vehículos pesados y el transporte de la tierra a los centros de recuperación.
Por esto, desde hace años, investigadores y estudiosos de todo el mundo trabajan en el desarrollo de técnicas alternativas de bajo impacto ambiental capaces de responder a este tipo de problemas.
Y la respuesta vino de la naturaleza, en particular de una selección de plantas que absorben los contaminantes dispersos en el suelo, eliminando o reduciendo la toxicidad. Se trata de una verdadera fitorremediación aplicada a zonas contaminadas por la presencia de metales pesados e hidrocarburos, que aprovechan la capacidad de algunas plantas para absorber estas sustancias, favoreciendo un proceso de remediación natural del suelo.
Esto es lo que los expertos llaman “fitobonificación“, y en lo que muchos centros de investigación han estado trabajando durante varias décadas para perfeccionar las técnicas y ampliar su aplicabilidad a gran escala.
Entre las principales características de estas plantas están su resistencia, rápido crecimiento; plantas resistentes y fáciles de arraigar y mantener; una alta capacidad de evapotranspiración (evaporación del agua a través de hojas) y la capacidad de transformar los contaminantes en productos no tóxicos o menos tóxicos.
La fitorremediación resulta una alternativa más ventajosa respecto otras técnicas fisicoquímicas que se han empleado contra los problemas de contaminación en el planeta, puesto que es una tecnología sustentable, de bajo costo, no requiere consumo de energía, permite reciclar recursos, no es necesario contar con personal especializado para su empleo y es mucho menos perjudicial para el medio ambiente que otros métodos.
Esta técnica se está aplicando ya en varios países del mundo, donde ha tenido una buena acogida por ser un procedimiento agradable estéticamente, no destructivo y efectivo para diferentes tipos de contaminantes al mismo tiempo con una elevada velocidad de respuesta.
Es importante destacar que la finalidad de la fitorremediación además de reducir o eliminar las sustancias contaminantes, es recuperar la capacidad y salud de la superficie en la que se aplica y sus propiedades físicas y químicos de manera sostenible.
Para que se pueda llevar a cabo una fitorremediación antes es necesario precisar las características físicas y químicas del medio ambiente en el cual se va a aplicar e igualmente el tipo de contaminante, para luego determinar la especie de planta a utilizar según dichas condiciones.
Sin duda, esta tecnología representa actualmente una de las mejores opciones de la actualidad para la recuperación de superficies contaminadas en el mundo, presentándose como un proceso mucho más natural, ecológico y amigable con el medio ambiente en el que se desarrolla, que otros métodos que se utilizaban hasta ahora con el mismo fin.
Técnicas sostenibles para la limpieza de suelos contaminados.
La idea básica es plantar en la tierra a recuperar ciertas especies de plantas que se alimentan de estos compuestos, extraerlos del suelo y acumularlos en las hojas y raíces, sanando efectivamente el suelo.
Hay muchas plantas ya conocidas por los expertos que pueden ser usadas en la recuperación de tierras. Cada uno de ellas se alimenta de una clase particular de contaminantes y utiliza una técnica de extracción específica, lo que la hace más o menos adecuada para los diferentes contaminantes.
Entre las especies más conocidas destacan el vetiver y el cáñamo, conocidos por su capacidad de absorción de metales pesados en general. Luego está el girasol silvestre, que absorbe el níquel y el cromo. La mostaza de la india es perfecta para reducir los niveles de plomo, cesio, cadmio, níquel, zinc y selenio dispersos en los acuíferos.
Algunas especies de árboles han demostrado ser útiles para la recuperación de suelos contaminados. Es el caso del álamo, un árbol capaz de absorber cantidades considerables de metales y de seguir acumulándolos a lo largo de su ciclo de vida.
Pero los recursos naturales y la biodiversidad al servicio de la ciencia no terminan ahí. Hay muchas otras especies que pueden crecer y vivir en suelos altamente contaminados y acumular contaminantes a través de la técnica de “fitoextracción”, la alternativa económica y sostenible a los tratamientos químicos. Además de las ya mencionadas, de hecho, las especies más prometedoras son la brassica, el nabo, la col, el sauce, el altramuz blanco y el maíz.
Las pruebas de laboratorio han demostrado que todas estas plantas son capaces de absorber sustancias tóxicas con eficiencias que oscilan entre el 35% y el 40%. Esto significa que dentro de 4-5 ciclos estacionales es posible lograr una fitoextracción del 100% de las sustancias metálicas y de los microorganismos presentes en el suelo.
Fitorremediación asistida: qué es y qué beneficios aporta.
Con el fin de maximizar la capacidad de las plantas seleccionadas para recuperar de forma natural los suelos y aguas contaminadas, los biólogos y bioquímicos trabajan en un método basado en el uso de plantas y bacterias.
Es la llamada fitorremediación asistida que aprovecha la acción combinada de plantas y microorganismos rizosféricos, en particular las bacterias promotoras del crecimiento localizadas alrededor de las raíces. Esta técnica, promueve la fitohidradación, es decir, la biodegradación de contaminantes orgánicos en otras sustancias más simples y menos tóxicas que entran en la cadena alimentaria de los organismos presentes en el suelo.
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