Un grup d’estudiants de Formació Professional de l’Institut Bonanova dissenya una campanya comunicativa per a conscienciar sobre la contaminació atmosfèrica i de residus. Aquesta iniciativa forma part d’un projecte d’Aprenentatge Servei amb l’ONG Metges del Món.
Petits gestos i decisions del nostre dia a dia poden acabar tenint un gran impacte positiu si tots i totes hi posem esforç. Els estudiants de l'Institut Bonanova han decidit que volen actuar i sensibilitzar la ciutadania sobre la problemàtica de la contaminació i com afecta la salut. A continuació ens expliquen per quin motiu van escollir aquesta temàtica i com han desenvolupat la seva campanya “Less contamination”:
Som un grup d’estudiants del cicle formatiu de Tècnic en Cures Auxiliars d’Infermeria de l’Institut Bonanova de Formació Professional Sanitària, que seguint la metodologia docent de l’Aprenentatge Servei, hem col·laborat en el projecte "Vivir Bien" de l’ONG Metges del Món. Dins aquest projecte ens hem centrat en la part de medi ambient, fent incidència a l'impacte que té la contaminació de l'aire en la nostra salut. Hem elaborat un estudi sobre els coneixements de la població amb relació a la contaminació de l'aire. A partir d'aquí hem treballat la sensibilització, la conscienciació i les bones pràctiques des de quatre àmbits diferents:
Informar a la població de la importància de les plantes a les cases per afavorir la descontaminació
Incidir amb la necessitat de disminuir la utilització de transports contaminants
Disminuir el consum de plàstic
Potenciar el correcte reciclatge dels residus
Com que aquest projecte s'ha fet en època de confinament, per a treballar-ho hem creat un perfil d’Instagram: @lesscontamination. Actualment aquest compte té prop de 90 seguidors i es publiquen vídeos o altres materials de manera freqüent. Per altra banda, també es busca la interacció amb les persones que ens segueixen, per exemple, fa uns mesos vam demanar que es compartissin fotografies amb idees de com reutilitzar i reciclar material i exemples d’ús de mobilitat sostenible, entre d’altres. Volem que Less Contamination sigui una comunitat activa. Creiem que aquest és un tema molt important, i és per aquest motiu que ens agradaria que Less Contamination es convertís en un projecte durador al nostre centre, amb l'objectiu de sensibilitzar la societat i potenciar les bones pràctiques per tal d'afavorir la cura del medi ambient, alhora que millorem la nostra salut. Us animem a seguir-nos al nostre Instagram per visualitzar els nostres continguts i a participar en les activitats proposades per part de l’alumnat! Entre tots i totes, amb petits gestos, aconseguirem reduir la contaminació!
El imparable crecimiento de habitantes en el planeta, con una previsión de 9700 millones de personas para el año 2050, afectará a la humanidad en muchos factores, pero uno de ellos tendrá una especial relevancia para nuestra subsistencia: la producción de alimentos.
Para cumplir con unos elevados volúmenes de producción alimentaria, los expertos en la materia opinan que los océanos pueden convertirse en un aliado inesperado para abordar a este desafío.
La acuicultura, o el cultivo de especies acuáticas tanto animales como vegetales, es uno de los sectores de producción de alimentos de más rápido crecimiento en el mundo.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), en 2018 la acuicultura alcanzó un récord productivo histórico de 114,5 millones de toneladas.
Así, los países asiáticos lideran la gran mayoría de la producción de pescado en piscifactorías con un 90% durante los dos últimos decenios. Además, la acuicultura se ha convertido en la principal fuente de pescado disponible para el consumo humano desde el año 2016.
La FAO advirtió en su informe mundial 2020 sobre pesca y acuicultura que el deterioro de las reservas pesqueras y la captura excesiva de peces en su hábitat natural se ha convertido en un problema permanente. Un 30% de especies no se encuentra dentro de unos niveles biológicamente sostenibles y alrededor del 60% están cerca de alcanzar un nivel similar.
Por ello, el organismo de la ONU prevé que durante los próximos años la acuicultura seguirá dominando el mercado de los alimentos de origen marino y que, mediante una gestión sostenible, podría tener un efecto transformador en la forma en que alimentamos a la población mundial.
Unsplash/Alex Antoniadis
Vista aérea de las piscifactorías de Saronikos, en Grecia.
Persisten los problemas medioambientales y la mala reputación
Wenche Grønbrekk es la presidenta de la red local del Pacto Mundial de las Naciones Unidas para Noruega, un grupo de empresas privadas que han acordado trabajar para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.
Grønbrekk también es ejecutiva de la empresa de cultivo de salmón Cermaq, con sedes en Noruega, Chile y Canadá y destaca que la cantidad de alimentos de origen marino que se cultivan actualmente podría, de hecho, sextuplicarse de manera sostenible, si se dan las condiciones adecuadas.
Pese a esta optimista afirmación, reconoce que persisten los problemas medioambientales. Entre los efectos perjudiciales de la acuicultura se incluyen la destrucción de los hábitats marinos, el uso de productos químicos y medicamentos veterinarios perjudiciales y la generación de residuos.
“La producción de pescado de piscifactoría es todavía relativamente joven y, pese a su mala reputación, se ha convertido en una industria muy avanzada. Actualmente se basa en la sostenibilidad y, por ejemplo, la cría de salmón representa la modalidad de acuicultura más avanzada tecnológicamente”, afirmó.
Añadió que le alienta “ver que existe una verdadera voluntad de elevar los estándares de la industria y comprender que, trabajando juntos en cuestiones de desarrollo sostenible, todos saldremos beneficiados".
Banco de imágenes de arrecifes de coral/Tracey Jen
Un banco de jureles en las Islas Salomón.
La industria evoluciona en la dirección correcta
Cermaq es miembro fundador del grupo industrial, Seafood Business for Ocean Stewardship (SeaBOS), que apoya la Plataforma de Acción Empresarial Oceánica Sostenible del Pacto Mundial de las Naciones Unidas, que promueve el papel central que deben desempeñar los alimentos de origen marino en la alimentación de la creciente población mundial.
El director general de SeaBOS, Martin Exel, reconoce que el propio sector de la acuicultura tiene la culpa de su mala reputación. "Hemos contado con malos representantes, que cometieron errores y, honestamente, rompieron las reglas", afirma.
No obstante, está convencido de que la industria evoluciona en la dirección correcta.
"SeaBOS reúne a varías de las mayores empresas de esta industria, y mantenemos conversaciones sinceras sobre los desafíos a los que nos enfrentamos. Entre ellos los efectos del cambio climático, la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada, la esclavitud, la eliminación de los plásticos oceánicos y la forma de reducir el uso de antibióticos en la acuicultura, especialmente los que son fundamentales para la salud humana".
Exel explica que las empresas del grupo SeaBOS comprenden tanto la importancia de la sostenibilidad ambiental como la económica, que incluye cuidar de las personas que trabajan en la empresa y ganarse la confianza y el respeto de la comunidad y los consumidores.
Según su opinión, la acuicultura representa la mejor forma de ayudar a alimentar a unos 10.000 millones de personas durante los próximos años.
"Se puede ampliar de forma saludable y sostenible, motivo por el cual nuestros miembros trabajan en estrecha colaboración con los científicos para impulsar la tecnología que garantizará que podamos resolver eficazmente los desafíos de la producción de alimentos a los que nos enfrentamos", destacó.
PNUD/Freya Morales
El enviado especial del Secretario General de las Naciones Unidas para los océanos, Peter Thomson.
Una economía azul que sirva para alimentar a todo el mundo
El enviado especial del Secretario General de las Naciones Unidas para los Océanos, Peter Thomson, confía que, de lograrse la gestión adecuada, los mares desempeñarán un papel importante en la erradicación del hambre en todo el mundo.
"El potencial de la economía azul sostenible (el desarrollo de las actividades económicas oceánicas de forma integrada y sostenible) para alimentar al mundo es inmenso. No hay que olvidar que el océano cubre el 70% de la superficie del planeta y que mucho más del 90% del espacio habitable del planeta está bajo la superficie del Océano", resaltó.
Al mismo tiempo, Thomson indicó que los océanos nos proporcionarán una gran parte de los alimentos nutritivos que necesitamos mediante “el desarrollo de nuevas formas de acuicultura sostenible con especies y piensos adecuados, la maricultura (el cultivo de las plantas y animales marinos), el cultivo de mariscos y prestando una mayor atención a las macroalgas para la alimentación humana y animal".
PNUD/Dhiraj Singh
Una mujer carga pescado desde la orilla de una playa en Maharashtra, India.
La acuicultura y su relación con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU
La Plataforma de Acción Empresarial Oceánica Sostenible del Pacto Mundial de las Naciones Unidas promueve el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 2, que busca acabar con el hambre en el mundo, mediante el fomento de la producción de alimentos marinos sostenibles.
También trabaja para lograr las metas asociadas al Objetivo número 14, que busca el uso sostenible de mares, océanos y recursos marinos, fomentando la gestión eficaz de los océanos y las normas para reducir la pesca excesiva, la contaminación marítima y la acidificación de los océanos.
Dado que los productos marítimos generan una huella de carbono relativamente baja en comparación con la agricultura terrestre, la acuicultura desempeña un papel positivo en el cumplimiento del Objetivo número 13 que conlleva la adopción de medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus repercusiones.
El Pacto Mundial de las Naciones Unidas, que celebra su 20º aniversario, busca que las empresas se adhieran a los principios universales en materia de derechos humanos, trabajo, medio ambiente y lucha contra la corrupción, y que adopten medidas que promuevan los objetivos sociales.
La mesa redonda de directores generales de la industria de productos marítimos de 2020, convocada por el organismo, subrayó el papel central que los productos del mar deben desempeñar en la alimentación de una población mundial en aumento, y pidió que la acuicultura y la pesca formen parte de un futuro sistema alimentario sostenible.
El Gobierno se ha comprometido a tomar medidas para frenar “el alarmante declive de poblaciones de insectos”, según ha informado el diputado de Unidas Podemos Juantxo López de Uralde, que se había interesado por el “ritmo de desaparición” de estos invertebrados.
El compromiso se ha hecho patente a través de una respuesta del Gobierno a la iniciativa que Unidas Podemos presentó el pasado mes de octubre en la que este grupo expresaba su preocupación por el “elevado ritmo de desaparición de especies de insectos” que, recordaban, “son imprescindibles para el mantenimiento de los ecosistemas y para la vida misma”.
López de Uralde reclamaba en la petición medidas para “frenar las principales amenazas que sufren los insectos, especialmente evitar la destrucción de su hábitat”.
Fomentar la investigación de los insectos
También hacían hincapié en la necesidad de impulsar “planes para fomentar la investigación sobre los insectos en España” y proponían la creación de “proyectos actualizados de seguimiento y evaluación para poder conocer su estado de conservación real, facilitando su adecuada protección y frenar su extinción”.
En su respuesta el Gobierno recuerda que la Estrategia Nacional de Conservación de los Polinizadores, recientemente aprobada por la Conferencia Sectorial de Medio Ambiente, contempla “identificar y conservar las poblaciones más amenazadas”.
En este sentido, señala que dicha Estrategia promueve la inclusión de las especies identificadas como más amenazadas en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial o en el Catálogo Español de Especies Amenazadas, tal y como había solicitado en su iniciativa el presidente de la Comisión de Transición Ecológica en el Congreso.
Sensibilización hacia los polinizadores
Además el Gobierno contempla llevar a cabo estrategias para la “promoción del conocimiento e investigación necesarios en relación con el estado de conservación y causas del declive de los polinizadores”, así como “desarrollar iniciativas de información y sensibilización sobre los polinizadores”, según ha indicado el diputado de Unidas Podemos.
Para López de Uralde, es “una buena noticia” que el Gobierno “trabaje para garantizar la conservación de la biodiversidad” ya que, ha asegurado, la degradación de los ecosistemas puede hacer que aumente el riesgo de aparición de enfermedades infecciosas transmisibles al ser humano. EFEverde
El presidente de la Comisión Catalana de Ayuda al Refugiado, Miguel Pajares, afirma en entrevista con Efe a raíz de su último libro, “Refugiados climáticos” (Rayo Verde), que “la capacidad devastadora de la covid-19 es inferior a la del cambio climático” porque “su amenaza no es existencial, pero la del cambio climático sí”.
Pajares ha vuelto al ensayo, después de un período en el que publicó cuatro novelas, para tratar el efecto que tendrá el calentamiento global en las migraciones mundiales a lo largo de este siglo.
“Para el cambio climático no hay anticuerpos que valgan; si no lo revertimos, sus efectos serán imparables”, escribe Pajares en alusión a la pandemia de la covid-19, dos fenómenos que, como él reivindica, “son muy graves y están ocurriendo ahora mismo”.
Entre 2 y 4 grados de media más a final de siglo
El calentamiento global, provocado principalmente por las emisiones de CO2, podría causar un aumento de entre 2 y 4 grados centígrados de media mundial a finales de este siglo y, en el mejor de estos casos, Pajares ya cataloga la situación de “desastrosa”.
Por este motivo ha dedicado los últimos cuatro años a informarse sobre este fenómeno y así lo certifica la bibliografía de “Refugiados Climáticos”, demasiado extensa para incluirse en el libro a petición de la editorial, aunque sí se puede consultar en Internet.
La principal cuestión del libro, como expone Pajares, es que “las consecuencias del cambio climático ocurren despacio, algo que hace que a quienes se ven forzados a emigrar por la desertificación, la subida del nivel del mar o la escasez de agua potable, no se les considere refugiados”.
Para el autor está claro, la culpa de estos procesos reside en las grandes corporaciones, que a menudo acumulan un elevado porcentaje de las emisiones de gases de efecto invernadero debido a la falta de restricciones estatales e internacionales.
Reducir los combustibles fósiles
La acción contra el cambio climático pasa por reducir el consumo de los combustibles fósiles, incluso sin tener que llegar a agotarlos y, de hecho, Pajares alerta de que “dos terceras partes de las reservas de combustibles fósiles deberían quedarse bajo tierra para no disparar el calentamiento global”.
Si esto se cumple y se encara la cuestión climática, la escasez energética sería otro de los grandes retos de la humanidad para la mitad de este siglo, aunque Pajares ya apunta en una dirección concreta: “Va a haber una revalorización del trabajo muscular”.
Como explica el autor, la transición hacia la energía solar y la eólica, las únicas realmente viables a gran escala, va a estar limitada por una escasez de metales necesarios para su obtención.
“Vamos a tener que escoger entre las energías renovables o la robótica”, plantea Pajares, ya que si se dejan de quemar los combustibles fósiles, no cree que vaya a haber metales suficientes o energía para tomar ambos caminos.
La vuelta al campo
Como consecuencia de esta escasez, Pajares augura una reversión del éxodo rural: “Es posible que haya una vuelta al campo, un lugar donde se consume menos energía eléctrica y donde tiene más valor el trabajo humano”.
A Pajares no le tiembla el pulso a la hora de poner sobre la mesa los dilemas éticos que pueden decidir el futuro de este siglo y, entre ellos, también está lo que él llama “la otra opción”, la de matar deliberadamente a los refugiados climáticos.
“Dejar morir a las personas en el Mediterráneo forma parte de la política de los estados europeos, no es un accidente”, denuncia Pajares, algo que para él es la evidencia de una tendencia ya existente hacia aquella “otra opción” que tanto escandaliza.
“Pero la lucha contra el cambio climático es una lucha por la democracia”, advierte Pajares, quien cree que “las consecuencias desiguales del calentamiento global nos acercarán a sociedades autoritarias y militarizadas”.
La capacidad de imponer medidas para revertir el calentamiento global está en manos de los gobiernos, pero Pajares recuerda que también existe una “acción individual” y que esta debe ser “política”, ya que, en las sociedades democráticas, son los votos los que eligen a los gobiernos. EFEverde
La lucha por la preservación de la naturaleza promovida por Occidente choca con los derechos de millones de indígenas en todo el mundo, que reclamaron este jueves ser escuchados y participar en la conservación de la biodiversidad.
Un foro celebrado este jueves de forma telemática reunió a indígenas, activistas, representantes de la Comisión Europea (CE), eurodiputados y expertos para poner en común ideas y reflexionar sobre los desafíos y el impacto que tendrá para los autóctonos ser desplazados de sus bosques.
Protección del 30 % de la biodiversidad
La Comisión Europea (CE) se ha propuesto transformar de aquí al año 2030 al menos el 30% de las tierras y mares europeos en zonas protegidas, un objetivo que el Ejecutivo comunitario pretende que sea adoptado a nivel global en la cumbre del Convenio sobre Diversidad Biológica, que se celebrará el próximo año.
“El acceso a los recursos de las zonas protegidas está completamente prohibido a los pueblos indígenas y comunidades locales, estamos marginados respecto a la gobernanza y gestión de esos espacios”, lamentó Joseph Itongwa, nativo walikale de la provincia de Kivu del Norte, en el este de la República Democrática del Congo.
La expulsión de estos espacios protegidos, explicó, constituye una amenaza para estos pueblos, cuya subsistencia depende de la naturaleza, con la que su cultura y tradiciones guardan una “estrecha relación”.
Por tanto, Itongwa, fundador de la Red de Poblaciones Autóctonas y Locales por la Gestión Réseau des Populations Autochtones et Locales por la Gestión Duradera de los Ecosistemas Forestales de la República Democrática del Congo, defendió que se tengan en cuenta “los derechos y esfuerzos” de estos pueblos para el logro de los objetivos de preservación.
Una reclamación que también apoyó Hindou Oumarou, cofundadora de la asociación de mujeres de pueblos autóctonos del Chad, una participación “plena y eficaz” de los indígenas en la que ha incluido a las mujeres y discapacitados.
Guardianes de la biodiversidad
“Somos los guardianes de la biodiversidad”, afirmó Oumarou tras pedir a los representantes de las instituciones políticas a todos los niveles que reconozcan los conocimientos de los indígenas, ya que son los primeros en recibir el impacto de los problemas climáticos y la desertización.
Por ello, la activista pide a la Unión Europea que sus políticas medioambientales integren los conocimientos de los pueblos indígenas adquiridos “desde hace milenios” como una solución que permitirá garantizar sus derechos.
“Los pueblos indígenas somos los ingenieros y médicos de la condición de la naturaleza”, señaló Oumarou, que viene de una comunidad nómada que se desplaza en busca de agua, pastos y medicinas tradicionales para subsistir.
Por su parte, el experto en conservación Mordecai Ogada, procedente de Kenia, aludió al llamado “reto del colonialismo verde”.
“Cuando se habla de aumentar las áreas o poblar la cantidad de territorios protegidos sabemos que se dirigen a África. No se trata de incrementar esto en Londres, en Boston o Nueva York, ni mucho menos”, criticó.
Ogada opinó que en la UE hay “reticencias” a la hora de hablar con ciudadanos de los países en los que se va a intervenir: “Si hablamos de la conservación o empleos en África, hablen con africanos”.
Respeto de los derechos humanos
La eurodiputada española María Soraya Rodríguez. EFE/JJ Guillén/ARCHIVO
La Jefa de la División de Derechos Humanos, Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE), Luise Rgaher, respondió que la UE sí habla con los representantes de la sociedad civil incluso antes que con el Gobierno: “Escuchamos las preocupaciones sobre el terreno para tener una idea adecuada y que todas las preocupaciones se examinen y planteen”.
La representación del SEAE reconoció que “ha habido casos” en los que no se han respetados los derechos humanos de los indígenas y otras poblaciones locales pero, aseguró, la UE “ha aprendido de estos errores”.
La eurodiputada española María Soraya Rodríguez, moderadora de uno de los paneles, puso de manifiesto que los derechos de los indígenas “se vulneran”, a pesar de estar recogidos en tratados internacionales.
“Todas las instituciones políticas y el sector privado deben reforzar esfuerzos”, añadió, para garantizar que se cumplan los derechos fundamentales e impedir que los activistas sean asesinados por defenderlos. EFEverde
Es algo que nos preguntamos con frecuencia.Los datos que sustentan la realidad de la crisis climática así como sus causas antropogénicas están ahí, a disposición de todos.
Cada día son más numerosos y aplastantes los hechos relacionados con la degradación del Planeta y, sin embargo, afloran los críticos y los negacionistas. Criticar y debatir puede ser bueno, pero negar lo evidente y constatado puede suponer desperdiciar unas energías que sin duda vamos a necesitar.
Lo cierto es que esto ocurre incluso entre personas a las que se les supone cierto nivel cultural y que tienen a su alcance la información necesaria para no frivolizar en relación a la emergencia climática que nos amenaza.
Buscando respuesta a la cuestión que nos ocupa quizás la política y la psicología nos puedan ayudar.
Si nos fijamos en una cuestión como es la tan necesaria transición energética para adoptar un estilo de vida sostenible, nos encontramos con el choque frontal de una industria de combustibles fósilesdominante en el panorama económico mundial desde hace más de un siglo.
Estos conglomerados empresariales gastan sus ingentes recursos en combatir mediante desinformación el avance inexorable de tecnologías sostenibles y disruptivas destinadas a mejorar nuestras vidas.
Estas empresas, que hace decenas de años fueron innovadoras, son las que ejercen su hegemonía más allá del ámbito económico y adentrándose en la esfera política de decisiones. ¡Y esto es algo que nosotros como ciudadanos, consumidores y votantes podemos cambiar!
Al lobby energético, en sus múltiples formas, se le suman otros, como puede ser el automovilístico
Si esto no fuera suficiente, el ser humano es muy malo planificando un mañana que no se puede imaginar. Según la psicóloga de Princeton (EEUU)Elke Weber, estamos evolutivamente conectados para pensar en el aquí y en el ahora y no se nos da bien tomando decisiones que requieren planificar el futuro.
Aunque muchos de nosotros podamos ver que nuestro Planeta tiene unos límites y que los estamos sobrepasando ampliamente, nos cuesta dar los pasos necesarios que requiere ese estilo de vida sostenible que comentábamos.
Parece, por tanto, que es una incapacidad marcada por las características (primitivas) de nuestro cerebro que hace que seamos ciegos al cambio climático.
Como hemos dicho, al cerebro humano no le importa aquello que percibimos como algo lejano en el tiempo o en el espacio. De hecho, podéis constatar que solo nos preocupa la cuestión climática cuando sufrimos de cerca eventos climáticos extremos.
La herramienta distintiva del homo-sapiens, el cerebro, no convive bien con la incertidumbre y, además, no entiende como peligroso algo que no es personal, ni abrupto, ni inmoral.
A esto se le suma otro proceso que nos caracteriza, el de la socialización, que nos lleva a que si nuestros compañeros no hacen nada, nosotros tampoco. Y esto nos puede llevar a un escenario futuro bastante trágico.
Nuestro cerebro se blinda ante la incertidumbre pensando que todo irá bien y que el futuro no será muy distinto del pasado, o que alguien (o algo) nos sacará del atolladero.
Este modo de funcionar de nuestro cerebro, identificado durante años por científicos de distintas disciplinas, no es la mejor ayuda para la crisis que se nos viene encima
También es cierto que la terminología empleada para divulgar las cuestiones relacionadas con el cambio climático tampoco ha sido la más adecuada.
Hemos hablado durante mucho tiempo de calentamiento global, siendo un término que se quedaba corto y que no definía todas las causas y consecuencias del problema climático.
Ahora estamos hablamos de emergencia climática, lo que puede generar problemas ya que llamamos emergencia a algo que no sentimos como tal.
En las circunstancias actuales de la crisis sanitaria y económica causada por el coronavirus Covid-19quizás podamos aprender algo práctico de cómo funciona nuestro cerebro ante estos escenarios extremos y aplicarlo para combatir la crisis climática.
Precisamente, como sabemos que nos cuesta tomar decisiones previsoras, deben ser nuestros gobernantes y los científicos los que establezcan leyes, políticas y herramientas contra el cambio climático que nos permitan adelantarnos a sus efectos.
Recientemente, Antonio Guterres, Secretario General de la ONU, presentó el último informe publicado por la Organización Meteorológica Mundial(OMM), donde se recogen las consecuencias que el calentamiento global tuvo durante el 2019 sobre la salud de las personas, la vida marina y una gran cantidad de ecosistemas del Planeta.
En este sentido, Guterres destacó que a pesar de que en este momento existe una preocupación mundial por el coronavirus, los esfuerzos en la lucha contra el cambio climático no pueden caer en el olvido.
El coronavirus es una enfermedad que esperamos que sea temporal, con impactos duros pero temporales, pero el cambio climático está presente entre nosotros desde hace años y se mantendrá por mucho tiempo, por lo que requiere de una acción continua.
Así, vivimos un momento crucial en el que lo más urgente es detener la pandemia que avanza en muchos países del mundo. Pero después, tendremos que mirar en retrospectiva, ver lo que nos jugamos y poner remedio al tiempo precioso que estamos perdiendo para atajar esta emergencia climática que sigue ahí.
Para finalizar, y relacionado con lo comentado inicialmente, está en nuestra mano divulgar la realidad de la crisis climática, desarmar a los críticos con hechos y argumentos, y combatir a esos (pocos y ruidosos) negacionistas.
Y es que, la equidistancia informativamal entendida ha enfrentado en numerosas ocasiones a los negacionistas y a los científicos como si fueran iguales.
Esto incrementa nuestra incertidumbre, y ya sabemos que nuestro cerebro lidia mal con ella.