La lucha por la preservación de la naturaleza promovida por Occidente choca con los derechos de millones de indígenas en todo el mundo, que reclamaron este jueves ser escuchados y participar en la conservación de la biodiversidad.
Un foro celebrado este jueves de forma telemática reunió a indígenas, activistas, representantes de la Comisión Europea (CE), eurodiputados y expertos para poner en común ideas y reflexionar sobre los desafíos y el impacto que tendrá para los autóctonos ser desplazados de sus bosques.
Protección del 30 % de la biodiversidad
La Comisión Europea (CE) se ha propuesto transformar de aquí al año 2030 al menos el 30% de las tierras y mares europeos en zonas protegidas, un objetivo que el Ejecutivo comunitario pretende que sea adoptado a nivel global en la cumbre del Convenio sobre Diversidad Biológica, que se celebrará el próximo año.
La expulsión de estos espacios protegidos, explicó, constituye una amenaza para estos pueblos, cuya subsistencia depende de la naturaleza, con la que su cultura y tradiciones guardan una “estrecha relación”.
Por tanto, Itongwa, fundador de la Red de Poblaciones Autóctonas y Locales por la Gestión Réseau des Populations Autochtones et Locales por la Gestión Duradera de los Ecosistemas Forestales de la República Democrática del Congo, defendió que se tengan en cuenta “los derechos y esfuerzos” de estos pueblos para el logro de los objetivos de preservación.
Una reclamación que también apoyó Hindou Oumarou, cofundadora de la asociación de mujeres de pueblos autóctonos del Chad, una participación “plena y eficaz” de los indígenas en la que ha incluido a las mujeres y discapacitados.
Guardianes de la biodiversidad
“Somos los guardianes de la biodiversidad”, afirmó Oumarou tras pedir a los representantes de las instituciones políticas a todos los niveles que reconozcan los conocimientos de los indígenas, ya que son los primeros en recibir el impacto de los problemas climáticos y la desertización.
“Los pueblos indígenas somos los ingenieros y médicos de la condición de la naturaleza”, señaló Oumarou, que viene de una comunidad nómada que se desplaza en busca de agua, pastos y medicinas tradicionales para subsistir.
Por su parte, el experto en conservación Mordecai Ogada, procedente de Kenia, aludió al llamado “reto del colonialismo verde”.
Ogada opinó que en la UE hay “reticencias” a la hora de hablar con ciudadanos de los países en los que se va a intervenir: “Si hablamos de la conservación o empleos en África, hablen con africanos”.
Respeto de los derechos humanos
La Jefa de la División de Derechos Humanos, Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE), Luise Rgaher, respondió que la UE sí habla con los representantes de la sociedad civil incluso antes que con el Gobierno: “Escuchamos las preocupaciones sobre el terreno para tener una idea adecuada y que todas las preocupaciones se examinen y planteen”.
La representación del SEAE reconoció que “ha habido casos” en los que no se han respetados los derechos humanos de los indígenas y otras poblaciones locales pero, aseguró, la UE “ha aprendido de estos errores”.
“Todas las instituciones políticas y el sector privado deben reforzar esfuerzos”, añadió, para garantizar que se cumplan los derechos fundamentales e impedir que los activistas sean asesinados por defenderlos. EFEverde
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