La plantación de árboles no necesariamente logra mitigar el cambio
climático, según ha demostrado un análisis sobre los cambios históricos
de la vegetación europea. Aunque los bosques del continente se han
extendido un 10 por ciento desde 1750, la extracción de madera y la
introducción de especies arbóreas de mayor valor comercial han dado
lugar a una liberación neta de carbono a la atmósfera, según un estudio
recién publicado en Science.
Tales cambios han tenido efectos locales: al promover la absorción y
retención de calor, han elevado 0,12 grados centígrados la temperatura
superficial.
«La idea que impera hoy es que toda la gestión forestal y todos los
bosques contribuyen a mitigar el cambio climático», comenta Kim Naudts,
ecólogo del Instituto Max Planck de Meteorología, en Hamburgo, y primer
autor del estudio. «No podemos afirmar que ello sea cierto, al menos en
Europa.»
De 1750 a 1850, en Europa se cortaron 190.000 kilómetros cuadrados
(km2) de bosques para obtener combustible o destinar las tierras
despejadas a la agricultura. Desde entonces, los bosques han recuperado
más del doble de esa superficie. Pero las coníferas de crecimiento
rápido han reemplazado a los árboles caducifolios en unos 633.000 km2 de
bosque, ya que resultan más ventajosos en cuanto a la extracción y
aprovechamiento de la madera. A pesar de que los bosques europeos siguen
absorbiendo carbono, el cambio en la composición forestal significa que
ahora retienen 3,1 millones de toneladas menos de lo que lo hacían en
1750.
El análisis consideró también el impacto local de los árboles en el
clima. Estos modifican la temperatura al liberar agua hacia la atmósfera
durante evapotranspiración, y al absorber o reflejar la luz solar. El
estudio plantea que la introducción de coníferas de hojas oscuras, que
absorben más luz solar y emiten menos agua, ha contribuido al
calentamiento local.
Varios datos no publicados apoyan la idea de que la sustitución de
las especies caducifolias por coníferas podría aumentar la temperatura
local, comenta Alessandro Cescatti, ecólogo del Centro Común de
Investigación de la Comisión Europea en Ispra, Italia. Pero la
conclusión de que los bosques europeos han provocado un calentamiento
neto resulta cuestionable, añade.
Cescatti es coautor de otro artículo publicado en el mismo número de Science.
En él concluye que los bosques de todos los climas enfrían la atmósfera
local, sobre todo durante los meses de verano, cuando el calor y el
fuego son motivo de preocupación. Su estudio utilizó los datos de
satélite para reconstruir los cambios en la temperatura del aire en
zonas donde se talaron los bosques entre 2003 y 2012.
Según Cescatti, ambos estudios indican que los políticos deberían
tener presentes los efectos de los bosques en el clima local, en lugar
de centrarse exclusivamente en los efectos globales del dióxido de
carbono.
«En las políticas climáticas deberían tenerse en cuenta la gestión
forestal, la transición de un tipo de bosque a otro y los tipos de
cubierta forestal, algo que de momento no se hace», apunta.
Más información en Science (1) y (2)
Fuente: Nature
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