Los científicos examinaron las observaciones llevadas a cabo durante la última década por el Instrumento de Monitorización del Ozono a bordo del satélite Aura de la NASA. Uno de los componentes mayoritarios que detectaron es el dióxido de nitrógeno (NO2). Este gas, emitido por los automóviles y las plantas de producción energética e industrial, puede transformarse en ozono troposférico, un contaminante presente en el esmog urbano que afecta a las vías respiratorias.
Duncan y su equipo analizaron la evolución de los niveles de NO2 a lo largo de los años y en todo el planeta. Además, compararon los registros por satélite con la información disponible sobre controles y regulación de emisiones, sobre crecimiento económico y sobre incremento de la población de cada ciudad estudiada. «Los cambios detectados en la calidad del aire no son aleatorios. El impacto derivado de las decisiones de los Gobiernos de realizar nuevas construcciones o de regular la emisión de ciertos contaminantes son visibles en estos datos», afirmó Duncan. «Gracias a ellos, que son más precisos que los anteriores, estamos en condiciones de focalizar nuestros estudios en los cambios de los niveles de contaminación de las ciudades e incluso de algunas zonas críticas, tales como las grandes centrales eléctricas».
Trabajos previos, que utilizaron imágenes de satélites de peor calidad, no lograron apreciar dichos cambios con mayor detalle espacial. En cambio, los nuevos datos, ofrecen información valiosa sobre la contaminación de las ciudades o de los países que no disponen de estaciones terrestres modernas para el control de la calidad del aire. Los mapas que se han obtenido a partir de observaciones con el satélite de la NASA cuentan una historia única para cada región.
Estados Unidos y Europa se encuentran entre los mayores emisores de dióxido de nitrógeno. Ambos también mostraron las reducciones más notables entre 2005 y 2014: las emisiones se redujeron del 20 a 50 por ciento en Estados Unidos y de hasta el 50 por ciento en Europa occidental. Según los investigadores, estos descensos se deben sobre todo a la puesta en marcha de normas de regulación ambiental que requieren de mejoras tecnológicas para disminuir la emisión de los contaminantes por parte de los automóviles y de las plantas de energía. En cambio, durante el período estudiado, China mostró un aumento del 20 al 50 por ciento en las emisiones de NO2, gran parte del cual se registró en la llanura del norte del país. Por otro lado, sus tres principales áreas metropolitanas (Pekín, Shanghái y el Delta del Río de las Perlas) redujeron sus emisiones en hasta un 40 por ciento.
Evolución
de las emisiones de dióxido de nitrógeno en Estados Unidos en la última
década. [Centro de Vuelos Espaciales Goddard de la NASA][Centro de
Vuelos Espaciales Goddard de la NASA]
Según la nueva investigación, el área metropolitana comprendida entre las dos ciudades sudafricanas registró en 2008 un descenso en las emisiones tras la implementación de mejores controles en los nuevos coches. Sin embargo, la zona industrializada y localizada en el este de la región mostró tanto aumentos como disminuciones. Estas últimas podrían estar asociadas a emisiones menores de ocho grandes plantas de energía, puesto que la reducción se produjo en correspondencia de sus ubicaciones. Por otro lado, los ascensos se produjeron a causa de otras actividades, como la minera y la industrial, localizadas en el sur y más al este de ambas ciudades.
Finalmente, en Oriente Medio, los niveles de dióxido de nitrógeno aumentaron en Irak, Kuwait e Irán, probablemente a causa de su crecimiento económico. Asimismo, desde 2011, las emisiones de Siria disminuyeron como consecuencia de la guerra civil, que ha interrumpido la actividad económica y ha desplazado a millones de personas.
Los mapas de calidad del aire en alta resolución obtenidos por Duncan y su equipo están disponibles en el siguiente enlace: http://svs.gsfc.nasa.gov/12094
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